14. BARCELONA

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11:45 AM; 16 de mayo de 2022; Barcelona, España

OLIVER

Arreglaba el cuello de mi camisa playera, miraba el reloj, me despeinaba el pelo y me balanceaba sobre mis pies tres veces. Después, revertía la secuencia. Descontracturaba el cuello de mi ropa, volvía a chequear el reloj, me acomodaba el pelo porque no me convencía, y rebotaba mi pie derecho contra el suelo.

¿Debería decirle que estoy abajo? Todavía faltan diez minutos para la hora que habíamos acordado que la pasé a buscar...

En lo que me cuestionaba si mandarle un mensaje o no, su hermano se me adelantó y decidió llamarme él. Breathe in, breathe out.

—Hello?—pregunté atendiendo el teléfono, confundido por el motivo concreto de su llamada.

—Oliver, deja de romperte las bolas, hacete hombre y mandale un mensaje a mi hermana de que ya estás acá. Da pena verte así hermano—dijo de tal forma que me costó entenderlo.

¿Qué dijo?

Uhm, I didn't understand a single thing you just said, could you maybe repeat it?—mi pregunta era genuina, los nervios hacían que mi capacidad de comprensión sea pésima.

Man up, decile que ya viniste a buscarla—me apuró. Ahora todo tiene sentido.

Carajo, ¿acaso me estaba viendo desde su habitación de hotel? Y yo aquí haciendo el ridículo, genial Oliver.

Levanté la mirada sin saber ni el piso en el que se hospedaban, pero mis ojos no tardaron en encontras el pelo despeinado de Franco.

I swear I was just about to!—insistí—. Now, would you please stop stalking me from above? It's kinda creepy.

—No hasta que escuche a Maitena decir que ya estás abajo y que se va—espetó totalmente serio—. Si hay algo que se la re baja a Maitena es que la gente sea impuntual, te voy avisando.

Thanks for the warning—mascullé incómodo—. Now, if you don't mind, I have to hang up so I can use my phone to call your sister and tell her I am already here.

—Se libre, pero que sea rápido. Sino te vuelvo a llamar inglesito—finalizó Franco para cortarme él mismo.

Mierda, supongo que no me quedará otra opción que decirle a Maitena que ya llegué.

Llegué al chat con Maitena y apreté el pequeño teléfono de la esquina para que empiece a llamar. Cuatro tonos pasaron antes de que la argentina conteste, y con cada uno de ellos se me aceleraba un poco más el corazón de los nervios.

—Holis—exclama de forma entusiasta Maitena del otro lado de la llamada—. ¿Qué paso?

Hi Maite, I'm at the hotel's entrance—traté de sonar lo menos nervioso y más amistoso posible, aunque creo que fallé terriblemente.

—Ah dale, genial, ya bajo—respondió de forma casi indiferente para después agregar—. Bancame no más un cachitín que me calzo y estoy.

Ok, ella fue la que quiso que salgamos hoy. Además esta salida surgió porque se largó del paddock en Imola. Mujeres, quien las entiende.

Also, ¿qué es un cachitín? Le voy a tener que preguntar a Franco cuando lo vea.

Mi tren de pensamientos frenó abruptamente apenas vi a la argentina salir de las puertas del hotel. No se que tenía, pero siempre que la veía mis ojos no podían escapar de ella y las comisuras de mis labios perdían toda noción de la gravedad. Su outfit era sencillo, pero ella lo hacía destacar de tal forma que parecía de lo más espectacular entre lo espectacular.

read your mind; ARTHUR LECLERCWhere stories live. Discover now