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Ser el chico perfecto requiere de mucho trabajo, por ello, como todas las mañanas, después de asearse y vestirse se observa al espejo, soltando halagos para sí mismo y asegurándose en voz alta que se ve increíble, como un verdadero triunfador. Se guiña un ojo a sí mismo luego de arreglar su sedoso y brillante cabello que ha ayudado a forjar su reputación como el alfa más guapo de la secundaria. Arregla su chaqueta y sale del baño luego de haber estado allí dentro los últimos treinta minutos.

Baja las escaleras corriendo y escucha a sus padres discutir de la misma manera que lo han hecho desde que él posee memoria-por alguna estupidez seguramente-en el living, ahora sabe por qué al despertar su nariz se inundó de un aroma a ira y desesperación, es asqueroso cómo las feromonas ácidas cargadas de ira de su padre se entre mezclan con las de su madre que intentar ser calmantes pero que por el contrario todo lo que suelta es un amargo aroma a miedo y depresión, ambos son nauseabundos.

Torna los ojos, ignorando a los dos, tal cual ha hecho durante los últimos años, porque honestamente, intervenir nunca ha terminado bien, no cuando a pesar de todo su estúpida madre defiende al maldito bastardo de su padre.

Se dirige a la cocina y abre el refrigerador, sus ojos analizan cada rincón buscando algo que pueda considerarse un desayuno adecuado, porque aunque los aromas y el ruido le hayan revuelto el estómago quitándole el apetito, no ha comido nada desde el almuerzo de ayer en la preparatoria, y desmayarse por falta de alimento no es una opción. Entonces su mirada se posa en una caja de leche de almendras ¿Qué mierda se supone que es eso? chasquea la lengua y toma la caja con recelo, la agita un poco inspeccionando el exterior de la misma, repasando sus ojos por la lectura de la etiqueta sin verdadero interés en nada más que en la fecha de caducidad antes de abrirla y beber el contenido directamente de ahí, sin molestarse en usar un vaso como una persona normal y sin ganas de tener que enjuagarlo luego de usarlo; da largos tragos hasta que siente que ha bebido la cantidad equivalente a una taza, ni siquiera se detiene a sentir si el sabor es agradable o no, porque comida es comida. Guarda la caja de vuelta en la nevera y sus ojos se desvían al otro lado de la cocina para recorrer la encimera, deteniéndose en la frutera; Dios...esa manzana se ve deliciosa. La toma entre sus dedos, la dirige contra sus labios y la humedece con su aliento, la frota contra su ropa como para limpiarla y sacarle brillo.

Apresuradamente va hacia la salida tomando las llaves de su auto y dando una mascada a la fruta roja, sale de la gran casa sin molestarse en interrumpir la pelea de sus padres para despedirse, porque no es como si a ellos les importara que él vaya o no a la escuela, más bien, están bien con que pase el año y los maestros no los citen porque tiene bajas calificaciones o un mal comportamiento, cumpliendo con ello, Steve es libre de hacer cualquier mierda que se le ocurra, y sus acciones no tendrán consecuencias mientras ellos estén de humor. No es que le moleste tampoco, es decir, al principio sí porque se sentía abandonado por sus padres, pero ahora hasta lo prefiere y cree que si ellos comenzaran a preocuparse luego de no hacerlo por toda una vida, sería jodidamente molesto.

Mientras saborea la dulce y jugosa manzana, conduce directo hacia la casa de los Wheeler para recoger a Nancy, la omega que es algo así como su mejor amiga. Al llegar, inmediatamente hace sonar la bocina del auto, unos diez o quince segundos después aparece la castaña por la puerta, despidiéndose de sus padres a la distancia. Se saludan como todas las mañanas, recorren el camino en silencio por las mismas calles de todos los días. Hasta que Steve recuerda que la chica ha mencionado hablar más de alguna vez con el freak de Munson, aprieta ligeramente el volante entre sus dedos e inspira una cantidad de oxígeno mayor a la normal para tomar la iniciativa de preguntar y que no parezca sospechoso.

–Nance, tú conoces a Munson, no?

La chica lo mira con una ceja alzada, completamente extrañada de que Steve esté mostrando el mínimo interés en una persona como lo es ese chico, a sabiendas de todo lo que se dice de él–¿Eddie Munson?–Steve asiente sin mirarla, concentrado en el camino, porque puede ser un idiota pero siempre conduce con la debida responsabilidad civil–Sí, es amigo de Robin ¿Por qué?

Bullshit | SteddieWhere stories live. Discover now