34 ⌇ THE MEMORIES.

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Ladeó su cabeza ligeramente, agregándole movimiento al beso al mismo tiempo que acariciaba su cintura con delicadeza y la apegaba más a él, Fiorella colocó sus manos sobre las del hombro del sevillano, pasando una por el cabello de él y despeinandolo lentamente. Pablo se separó un segundo de sus labios para dejar besitos sobre su mejilla derecha y parte de su mandíbula, para acto seguido quitar las manos de su cintura y acunar el rostro de ella entre sus manos.

—Como me gustas, de verdad.

Y sin dejarla responder, la volvió a besar, esta vez subiendo la intensidad del tierno beso que ambos estaban compartiendo, Fiorella retrocedió con nerviosismo chocando con la isla de la cocina pero aún, sin separarse de Pablo.

Los dos se habían extrañado mucho los días que estuvieron sin hablarse y eso era más que evidente, Pablo se separó un par de centímetros, su respiración era agitada, su cabello estaba bastante despeinado, Fiorella estaba bastante sonrojada debido a la intensidad del beso que los dos estaban compartiendo, miró a Pablo, las pupilas del de ojos miel estaban dilatadas y sus ojos brillaban, sus mejillas estaban ligeramente rosadas, y sus labios entreabiertos.

—¿Q–qué?

La manera en la que estaba mirándola provocó que Fiorella sintiese un montón de cosquillas recorrer su estómago y que en efectiva, se pusiera más nerviosa de lo que ya estaba.

—¿Qué de qué? —preguntó, inclinándose más hacia ella pero para rozar sus labios a modo de juego y sonreírle de manera coqueta a centímetros de sus labios, alterando el sistema hormonal de Fiorella.

—¿Por qué me ves así...? —quiso saber, tragando grueso.

Y por más que estaba nerviosa, le encantaba tener esas cercanías con Pablo, no estaba aguantando el no unir sus labios, pero sabía que Pablo la estaba provocando.

—¿Así cómo, princesa?

El sevillano despegó la mirada de los labios de Fiorella, no sin antes relamer sus labios lentamente para acto seguido, verla a ella. Las piernas de Fiorella temblaron, sonrió cabizbaja pensando en que, estaba perdidamente enamorada de Pablo Gavi.

—Ya sabes a qué me refiero Pablo.

—No sé a qué te refieres la verdad —fingió.

—Sí, ajá, no sabes a qué me refiero... Cuando me miras así... Dios, me estás poniendo nerviosa —le dijo con la voz temblorosa, Pablo pasó la yema de su dedo pulgar por el labio inferior de la castaña para acto seguido rozar sus mejillas y acercarse a su oreja.

—¿Te pongo nerviosa? —sentir el aliento de Pablo Gavi chocar contra su piel fue demasiado.

Pero el detonante fue cuando el castaño dejó un beso en el lóbulo de su oreja, alejándose otra vez para mirarla fijamente. El remolino de sensaciones que Fiorella sentía en ese momento era tremendo, la corriente eléctrica recorriendo su columna vertebral, la piel de gallina en todo su cuerpo, sus piernas temblando al igual que sus manos a causa del nerviosismo, la sangre agolpada en sus mejillas causando que estuviese apunto de hacer competencia con un tomate, y el revoltijo tremendo en su estómago que incrementaba más con cada palabra que Pablo le decía.

Los dos se vieron fijamente, y Fiorella lo jaló de la camisa, acercándolo a ella y uniendo sus labios en un beso que lo tomó por sorpresa. Y efectivamente dándose cuenta de que había perdido el no aguantar que los dos se besaran, pero poco le importaba.

Pablo sonrió en medio del beso, pasando las manos por la espalda de la castaña al mismo tiempo que las subía y las bajaba, acariciándola delicadamente. El beso estaba tomando bastante tensión, más de la que los dos tenían, los dos comenzaron a salir de la cocina entre besos y riéndose entre sí, sin siquiera darse cuenta de que Pedri había vuelto.

𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗗𝗜𝗦𝗧𝗔  |  pablo gavi.On viuen les histories. Descobreix ara