Capítulo 15: Cena De Familia

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Hoy es el cumpleaños de Daira así que este capítulo es mi forma de celebrarlo. Feliz cumpleaños, despistada.

No soy capaz de articular ninguna palabra, es como si mis cuerdas vocales hubieran desaparecido de la nada. Aike me mira esperando mi respuesta, sus ojos azules están fijos en los míos, y yo no puedo apartar la vista de él. Tengo claro qué quiero contestar, y por eso me jode más que de mis labios no pueda salir ninguna palabra.

El silencio se sigue abriendo paso entre nosotros, llenando el ambiente de tensión. Cada segundo que pasa puedo notar como las manos de Aike se van tensando sobre mis mejillas hasta que llegados a tal punto se obliga a apartarlas y las deja caer a ambos lados de su cuerpo.

—Aike, yo... yo quiero… —musito, no sé porque me cuesta tanto decirlo, sobre todo cuando lo tengo tan claro.

—¿Tú qué quieres? —pregunta mirándome con cariño, haciendo que mi corazón se derrita un poco más.

No puedo resistir más tiempo, me acerco y junto nuestros labios en un beso cargado de sentimientos y palabras no dichas, en un beso cargado de amor y de deseo. Es el beso más real que me han dado nunca.

No sé si han pasado segundos o minutos cuando nos separamos, tampoco es que me apetezca saberlo. Clavo mi mirada en los ojos de Aike, que ahora brillan más que de costumbre.

—Yo quiero ser tu novia y estar contigo, Aike —le aseguro con confianza, nunca me había sentido tan bien.

La sonrisa de Aike es tal que no le cabe ni en la cara, y yo no puedo hacer más que copiarla. Parecemos dos adolescentes enamorados, sin embargo, no puede importarme menos, ya que en este momento lo único que siento es felicidad.

—Entonces eres oficialmente mi despistada —comenta feliz.

—Soy tu despistada —aseguro —pero tú eres todo mío.

—Estoy a tus pies, preciosa.

Nos volvemos a besar, aunque nos separamos antes que la última vez. Dejo caer la cabeza en su pecho, Aike me rodea con los brazos y deja un beso en mi pelo. La habitación está en silencio, y lo único que oigo son los latidos del corazón de Aike bajo mi oído. Me quedaría en este momento toda la vida.

—Daira, quiero que me prometas algo —dice Aike, rompiendo así el silencio.

—¿El qué? —murmuro bajito.

Suelta un pequeño suspiro.

—Que nunca te vas a ir.

Levantó la cabeza para mirarlo, ya no queda rastro de la sonrisa de antes. Es obvio que este tema es importante para él, lo que me hace preguntarme qué fue lo que le pasó en el pasado para que ahora este así. Le miro con cariño y le sujeto la cara con las manos.

—Nunca me voy a ir, te lo prometo.

Aike apoya su frente en la mía, nuestros labios están a centímetros de tocarse, pero ninguno de los dos hace amago de juntarlos, tampoco es que ahora mismo sienta la necesidad de hacerlo. Enredo mi mano en su pelo y juego con algunos mechones.

—¿Vas a hacer algo en Navidad? —pregunta Aike de la nada. Yo me separo para mirarlo a los ojos. De repente me acuerdo de que iba a ir a casa por Navidad. Lo había olvidado por completo. Todo rastro de sonrisa o felicidad se borra de mi expresión.

—Voy a ir a cenar con mis padres —contestó con desgana.

—Algo me dice que no te hace mucha ilusión —comenta mientras me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja, el simple roce de sus dedos hace que mi corazón de un salto.

El atardecer que nunca vimos (Borrador)  (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora