Capítulo 1

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Salieron del cine, ambas amigas estaban calladas repasando lo que sintieron al ver la tan esperada película.

―Margot ¿De verdad es esto lo que desean las mujeres? ―preguntó Elena.

―La película no le hace justicia al libro. No entiendo por qué no has querido leerlos.

―Porque no me atrae la trama de millonario traumatizado y sádico.

―Hablas sin conocimiento de causa ―afirmó Margot.

―¿En serio? ―La miró con sorpresa―. Me vas a decir que voy a encontrar algo más profundo en el libro de lo que he visto.

―Ésta es una discusión de besugos. Pensé que al ver la película cambiarás de opinión y le darías una oportunidad al libro.

―Somos amigas, pero en esto nunca estaremos de acuerdo.

―El romanticismo antiguo está sobrevalorado, Elena.

―Eso lo dirás tú, que cambias de tío cada mes. ―Sonrió divertida.

―La vida es corta y me gusta el sexo ―enfatizó Margot.

―Y no te cuestiono, a mí también me gusta..., solo que yo deseo llegar a conocer a mí hombre ideal.

―Elena, el vivieron felices y comieron perdices es aburrido y más mentira que la historia que acabamos de ver.

―Sabes que no soy tan clásica. No necesito casarme, pero; aparte de pasión, quiero más.

―La prota de la peli también quería más ―dijo Margot con una sonrisa irónica.

―Eres tonta ―afirmó riendo Elena.

Ambas continuaron con sus críticas a la película y se fueron a su restaurante italiano favorito. Siempre hacían lo mismo una vez al mes, cine y cena. En ese restaurante era donde preparaban la pasta más deliciosa de la ciudad. Entraron y se sintieron como en casa, el camarero las saludó nada más tomar asiento en su mesa de siempre.


*****


―Darío, ¿has visitado a tu Madre?

―Marcel, déjalo.

―Sí quieres avanzar debes hacerlo.

―Lo sé, pero..., joder, no es fácil.

―Nadie dijo que lo fuera ―afirmó Marcel―. Es un paso importante para que empieces a salir de la oscuridad que te envuelve.

―Sí..., me lo dices en cada sesión.

―Es que es importante, siento que estamos estancados.

―Dame un respiro, por favor.

―Vale..., dejaremos las sesiones durante un mes. Pero antes de regresar debes ir a verla. Con pagar el centro donde la cuidan no es suficiente.

―No me presiones, mierda. ―Se levantó del cómodo sillón de piel y empezó a pasear de un lado a otro―. Sabes que no es fácil para mí enfrentarla..., ella me recuerda mi pasado; la mierda de niñez que tuve...

―Es que debes enfrentar esos fantasmas para poder avanzar.

―¡Ya lo sé! ―gritó y se fue de la consulta dando un portazo.

―Lo hago por tu bien Darío, debes vivir y no solo existir ―habló en voz alta el doctor.

Mientras bajaba en el ascensor, Darío seguía escuchando las palabras de Marcel en su cabeza; sabía que todo era verdad, que estaba estancado..., llevaba años estancado y su vida era vacía y sin sentido. Solo el trabajo lo satisfacía, sus logros eran lo único que le importaba.

TODO PUEDE SUCEDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora