꒰ bite meㅤ ͡ ͡ jjk o.s ׁ ׅ

꒰ Pacificarlo ꒱

Todo lo contrario del carácter de Geto-senpai.

Pero lo importante es que resolvió esa situación con los más altos, fue él quien los persuadió mientras Geto iba a buscar a Itadori. Así que no más planes secretos de asesinato.

Luego conoció a Ieiri-san, la mejor amiga de Geto y Gojo y la tercer mejor alumna de esta escuela. Era una chica de pelo castaño con ojeras y un amor por los cigarrillos. Ella era tranquila y reservada, pero parecía agradable y Yuji la respetaba por su inteligencia.

La gente no respondió bien a la noticia de que Itadori estaba vivo, pero una vez que supieron que fue Geto quien lo salvó, su odio disminuyó un poco. Ellos vieron a su ídolo siendo amable y amable con la vasija de Sukuna y no podían entenderlo, pero inconscientemente los hizo más favorables hacia Yuji y después de algún tiempo, dejaron de prestar al chico tanta atención.

Finalmente, más o menos, podía mezclarse.

Algunas de las personas de ese día, por ejemplo Miwa, Toge y Maki también le hicieron saber que en realidad no estaban planeando escuchar la orden, sólo estaban fingiendo porque tenían que hacerlo. Así que no era tan odiado como pensaba.

Fue asombroso lo rápido que las cosas cambiaron. Yuji sintió que el destino finalmente le sonrió.

Pero había un problema que le estaba comiendo.

La regla general era que los alfas se vinculaban con los omegas, eran los que pertenecían juntos. Esto se debía al hecho de que los omegas podían quedar embarazados y producir descendencia más fuerte que betas, a quien era más difícil impregnar y cuando se trataba de betas macho era imposible. Además, sólo los alfas y los omegas estaban atados por el destino. Eso significaba que Geto senpai ya tenía un omega del destino, simplemente no la ha conocido todavía.

“Te envidio” Suspiró, pensando en aquella misteriosa persona que estaba destinada a ser objeto de su afecto.

Porque Yuji era un beta. Si fuera un omega podría utilizar su olor para atraer a Geto, tener relaciones sexuales con él, y luego… el hombre le mordía la nuca, lo marcaría, soñaba consigo mismo mientras tocaba la nuca y sólo sentía la piel suave debajo, en lugar de la marca que tanto desea.

La tristeza se apoderó de él involuntariamente. “Ojalá fuera un omega…” Se dijo a sí mismo, apenas audible.

Pero hubo alguien que lo oyó tan claro como el día.

“¿Quieres ser una omega?” Oyó su propia frase repetida.

“… ¡Gojo-san!” Casi le hizo parar el corazón. No debería haber habido nadie en el pasillo en este momento. Simplemente se metió en problemas innecesarios. ¿Qué pasa si él difunde el rumor?

“¿Por qué quieres ser omega?” Los ojos de Gojo estaban completamente fijos en él.

“No tiene nada que ver contigo, senpai” Dijo Itadori, poco característico y grosero, pues se sentía abatido y no quería que nadie se inmiscuyera en su ya miserable vida amorosa.

“¿Es porque Suguru es un alfa?”

Esa singular frase le perforó un agujero en el estómago. La ansiedad se acumuló en él inmediatamente. ¿Cómo lo supo? Se esforzó tanto por no mostrarlo.