Aviso Entre Sueños 1: ¿Dónde Estoy?

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¿Dónde estoy? ¿qué hago aquí? me duele todo el cuerpo, todo está oscuro, no puedo ver casi nada.


–¡Sofia despierta! –escucho a lo lejos –¡Sofia despierta!


¿Quién me llama?... esa voz... la reconozco de algún lado, pero no puedo recordar de dónde.


–Sofia, ¿puedes oírme? –pregunta aquella voz desconocida a lo lejos.

–¿Diego eres tú? –pregunto despertando poco a poco


No puedo casi hablar, me duele todo, no puedo abrir los ojos, me pesan los párpados, intento levantar mi cabeza, pero no puedo.


–Sofia, despierta hay que salir de acá –dice alarmado ayudándome a levantarme del suelo- rápido antes de que nos encuentren


¿encontrarnos?, ¿salir?, ¿pero de qué demonios está hablando?


–No se dé que demonios estáis hablando –digo levantándome algo mareada y confundida.

–¿acaso no recuerdas lo que paso? –pregunta mirando a todos lados vigilando que no hubiera nadie cerca.

–No logro recordar nada el día de hoy –respondo tratando de ubicarme para luego sentir como Diego me cargaba entre sus brazos, me sentía realmente aturdida, intentaba recordar algo, así fuera algún mínimo detalle, pero nada.

–¿Diego que es lo que está pasando? ¿dónde estamos? –pregunto cada vez más confundida

–Estamos en el palacio gyeongbokgung –responde caminando lo más sigiloso posible mientras continuaba cargándome– vinimos porque tú querías saber cómo era este lugar de noche; eran las doce de la madrugada cuando llegamos, después de una hora caminando te golpearon en la cabeza y cuando quise voltear a verte me golpearon; lo último que recuerdo fue que cuando desperté estábamos en una habitación oscura

–¿quiénes eran los que estabas mencionando?

–Los que nos encerraron

–Ya puedes bajarme

–¿segura? –pregunta no tan seguro

–sí, ya puedo caminar por mi cuenta

–Entiendo –dice soltando un suave suspiro para luego bajarme


Intentamos salir del palacio, pero ya sentía que había pasado más de una hora y no encontrábamos la salida, era como si estuviéramos caminando en círculos, o como había escuchado en una vieja serie animada de las que le gustan a Diego, era como si estuviéramos corriendo en la palma de Buda.


–ya ha pasado una hora y aún no logramos encontrar la salida. ¿podemos descansar un rato? –digo bastante cansada, sentía que estábamos en el mismo punto donde habíamos partido.

–ok. pero solo cinco minutos


Nos sentamos a descansar. Todo estaba en un absoluto silencio que hasta me empezaba a fastidiar; trataba de pensar en algún plan para salir de aquí, pero nada; de un momento a otro se empezaron a escuchar voces.


¿Espera esas son voces? ¿pero de donde provienen? si no hay puertas a nuestro alrededor

Entre la tierra y el infiernoWhere stories live. Discover now