I

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Era una linda tarde de verano, Mahidevran estaba en sus aposentos sentada en el sillón bordando un poco.

Estaba tranquila, Gülsah entró con una sonrisa e hizo reverencia hacia ella.

-Sultana.

-¿Qué quieres, Gülsah?- preguntó sin mirarla.

-Su majetad quiere verla.

Mahidevran la miró sorprendida -¿En serio?- preguntó.

-Sí, sultana.

Mahidevran dejó el bordado de lado y se levantó, salió de los aposentos dirigiéndose a los aposentos privados.

Al llegar, los guardias la dejaron pasar, ella entró e hizo reverencia hacia Süleyman.

-Su majestad.

-Bienvenida, Mahidevran- dijo él levantándose del escritorio para acercarse a ella.

-Te llamé porque te quería preguntar algo.

-Sí, su majestad. Dígame.

-¿Tú harías todo los posible para volver a estar conmigo?- le preguntó mirándola serio.

Mahidevran no lo pensó -Sí... yo haría todo para que usted quiera estar conmigo de nuevo- dijo y sonrió un poco.

-Está bien, siendo así... quiero que hagas algo por mí.

-¿Qué cosa?

-Quiero que hagas que Hürrem se enamore de ti.

A Mahidevran se le borró la sonrisa y lo miró confundida.

-Su majestad... yo... como sabe, eso va en contra de las leyes del palacio y de la dinastía... No puedo hacer eso.

-Tranquila. Como sabes, desde que llegó Isabella, Hürrem a estado triste y llorando todo el tiempo por mí. Yo ya no la quiero como la quería antes, la he dejado de amar y quiero expulsarla del palacio, pero no podía hacer eso sin un motivo. Por eso se me ocurrió eso y, si lo haces, vas a poder estar conmigo- dijo.

Mahidevran se quedó pensando un poco en lo que le acababa de decir -Pero, su majestad, yo...

-Si quieres volver a estar conmigo, tienes que hacerlo. Sino olvídate de que algún día vuelva a dirigirte la palabra- dijo serio.

Mahidevran bajó la mirada -Está bien, su majestad, lo haré.

-Bien dicho, puedes irte. Cuando tengas algo que decirme, ven.

Mahidevran asintió e hizo reverencia para salir de los aposentos.

Salió de allí más confundida de lo que ya estaba. ¿Cómo se supone que haga eso? Tanto pensaba en eso que no se dio cuenta que había llegado a sus aposentos.

Entró y allí estaba Mustafá esperándola junto a Gülsah.

-Madre- dijo acercándose a ella.

-Mi león, ¿cómo te fue en tus clases?- preguntó sonriendo.

-Muy bien, madre. Estaba con la princesa Isabella y me estaba enseñando italiano, me gustó mucho el idioma.

-Que bueno, hijo.

-¿Quiéres ir conmigo a ver a la madre sultana?- preguntó.

-Ve tú, mi amor. Ahora tengo que hacer algunas cosas, después iré yo.

-Está bien- dijo y salió de los aposentos.

Mahidevran miró a su criada -Gülsah... ¿puedo contarte algo?- dijo algo seria.

Giros de la vida.Where stories live. Discover now