Capítulo n°35: "Enemigos en todas partes".

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Polen sabe que Sadius desconfía de Adén y aunque no lo diga conoce a su hechicero que no tardara en darle sus recomendaciones. Lo que menos necesitan es una pelea entre ellos.

Falta poco para el golpe final. Todos tienen algo que aportar en una alianza repleta de odio. Plagada de rencores porque no soportan que la paz de miles sea sometida a un régimen de reglas, a los que ellos fueron excluidos por sus nefastas acciones.

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Presente.

En la oscuridad de la noche en el planeta Marte, el rey Zodian ofreció un banquete a sus invitados, aunque Rojo y sus acompañantes se encontraban cansados precisaban comer o morirían de inanición.

- ¿Quieres que te traiga algo en especial? - preguntó el chico del reino perdido a su amiga sentada en unas escaleras del gran comedor Leñador.

No tan solo la cena es para la chica de fuego y sus amigos también podían tomar una ración cada habitante que pasara por allí. Muchos tenían dudas del motivo de la celebración, pero pronto lo sabrían con detalles.

-Lo mismo que tu quiera comer, Pluto - dijo Rojo algo desanimada con la situación.

Después de descansar un poco debían retomar el viaje. Observaba con detenimiento el traslador y al abrir el pergamino con coordenadas hallo las páginas en blanco. Cada cosa que sucedía la desconcertaba más, necesitaba respuesta, sin embargo, su intuición le decía que no era bueno confiar en la primera persona que viera.

-A ti te sucede algo ¿cierto? - Miurse se sentó a su lado mordiendo una deliciosa manzana, el jugo le caía por las comisuras de sus labios y lejos de importarle que lo miraran como un pordiosero, se lamia como perro - ¡¿Qué?! Las miradas de asco ya ni me interesa. Dime lo que ocurre hay que resolverlo antes de partir.

-Mis dudas nadie las puede resolver - espeta molesta, triste - Odio no tener certezas de nada, lo que dijeron de mi madre genera aun... - soltó un suspiro de resignación - más controversia. Yo no tengo idea de cómo era tampoco sé lo que paso.

-Todo a su debido tiempo, chica - el lobo hablaba tan seguro de sus palabras - Antes de lo que te imaginas conocerás la verdad, lo puedo apostar, no desesperes porque eso te llevara a cometer erros y no te gustara saber lo que muchos esconden.

Miurse en algo tenía razón: desesperar se volvería un punto débil para ella y cualquiera lo aprovecharía. Seria frustrante perder las riendas de su objetivo solo por querer conocer la verdadera historia.

Pluto traía entre sus manos una gran cantidad de comida. Lucia bastante hambriento y cansado, pero si debía cuidar a su amiga toda la noche no opondría negación alguna.

La cena se desarrollaba con tranquilidad. La música una mezcla de tambores, flauta improvisadas de madera y círculos tallados con tres cuerdas invitaban a bailar. Una hermosa voz sonaba de fondo dándole la alegría que le faltaba a la melodía.

-Todos a danzar - invito el rey que tomaba de la mano a su esposa yendo al centro de la pista.

El gran banquete acomodado en una enorme mesa lo hicieron a un lado para darle espacio a los bailarines.

-Bienvenidos al universo de la alegría, bienvenidos a la paz - entonaba una mujer de cabello largo, un coro apostado a su izquierda se movía lentamente al ritmo del golpe en los tambores - Danzando las penas se van olvidando. Disfruta de la serenidad de la noche que se marcha y no vuelve.

Bienvenidos al universo del planeta Marte,

Bienvenidos a compartir costumbre y tradiciones...

Mientras disfrutaban de la música, otros se preparaban para la danza del fuego. Tradición del planeta y para la cual se transmitía de generación en generación.

Miurse noto entre la cantidad copiosa de Fueguinos una mirada penetrante que no dejaba de observarlos a una prudente distancia. Nadie se percataba de lo que veía, pero algo presentía.

El baile estaba siendo una distracción bien planeada por alguien que, claramente, no los quería ahí o iba a capturarlos. Poniéndose de pie fue a inspeccionar, aunque esa curiosa mirada se había esfumado.

Al ver al rey Zodian tan entretenido salió siguiendo su olfato. El nauseabundo olor se perdía en cercanías de una colina. Al ir retrocediendo se topó con algo en su camino.

-Vaya, mira ¿a quién tenemos aquí? - su rostro cubierto por una máscara negra no le permitía identificarlo, pero su ronca y distorsionada voz creía reconocerla.

-Para ser tan valiente y venir hasta acá no deberías ocultar tu identidad.

Miurse mantenía la tranquilidad en su voz y cuerpo, lo que le dificultaba su trabajo. El enmascarado llevaba sus manos cubiertas, una capa del mismo color que la noche y una marca reconocida por el lobo, una serpiente.

-No fue tan difícil encontrarlos, ya que, el traslador deja rastro - caminaba en círculos acechando pretendiendo infundir miedo - pero me sorprende que este planeta haya dejado afuera de las decisiones a sus habitantes sobre el peligro inminente que impone el quitar la esfera de su sitio.

-El rey Zodian es el que tiene la última palabra, además es una causa justa. Ustedes, los oscuros destruyen todo para obtener lo que quieren, nosotros evitamos una masacre.

Sus horrendas carcajadas causarían escalofríos si lo oyeran. Sin embargo, Miurse estaba lejos de ser miedoso. Cuando vio tres siluetas gritando su nombre y acercándose disparo un polvo rojo en los ojos del oscuro dejándolo tirado en el suelo siendo su oportunidad para huir.

- ¡Miurse! - gritaban Rojo, Pluto y el rey Zodian.

-Debemos irnos... - balbuceo materializándose como humano - alguien nos persigue ya no podemos estar acá. Rey debe proteger a su pueblo o será un caos del que no podrá escapar.

-Estoy seguro que entenderán mis razones por la que entregue la esfera. Gracias por ayudar.

Rojo más que asustada intentaba hallar los números en el pergamino. Pluto se hizo cargo, ya que, sus manos temblaban y perdía el control de sus emociones aún no se recuperaba de descubrir su nuevo poder, que ahora tenían que huir por el bien del planeta.

Porque no estaban en condiciones de hacer frente a una batalla con la oscuridad, pero eso no terminaría ahí. El enmascarado los seguiría, quizás solamente vigilaba sus movimientos para luego arrebatarles las esferas cuando ya la tuvieran en sus manos.

La maldad nunca descansa. El rey Criptón demostraba tener expía en todos lados y sus cartas ya las revelo. Confiar en la persona incorrecta le costaría la vida y la paz del universo.

-Deseen prisa - metía presión Miurse - El enmascarado, que es probable que sea un oscuro, dijo que el translador deja rastro. ¿Saben algo?

-Sakí no lo comento o se le olvido.

-Pues hay que averiguarlo. ¿Ya marcaron los números indicados?

-Sí.

-Aquí es buen sitio para huir - el lobo no lo pensó dos veces y tomo de las manos a sus amigos.

El aparato mágico comenzaba a hacer su trabajo. Se elevaban a una velocidad de un huracán rodeados de hojas, tierra y cualquier basura dispuesta a irse con ellos.

RojoWhere stories live. Discover now