Fiorella tenso su mandíbula.

—¿Qué? —lo interrumpió— ¿Le dijiste a Pablo que nos besamos?

—Sí, es que yo—

—Entonces era verdad...

Pablo intervino.

Fiorella se giró con rapidez, viendo a Pablo con una cara de completa decepción, hizo a Pedri a un lado, acercándose a él, Pablo se cruzó de brazos.

—Era verdad que te habías besado con Pedri...—el sevillano continuó, la decepción se notaba en su mirada, en sus facciones y en su hablar, Fiorella quiso tomarlo de la mano, Pablo se zafó de su agarre.

—No Pablo, hay una explicación, no es lo que crees.

—¿No es lo que creo? —se rió con ironía— ¿Entonces no se besaron?

—O sea —ella pasó ambas manos por su cara— si nos besamos, pero no es lo que crees, es decir, yo no—

—¿No querías besarlo? Claro, me imagino ¿No? Me imagino que entonces Pedri se tropezó y cayó sobre tus labios de manera accidental, ya que no es lo que yo creo —posicionó la punta de su lengua sobre el interior de su mejilla, para acto seguido soltar un resoplido y aguantarse las ganas que tenía de llorar en ese momento.

—Es que no quería besarlo, estás escuchando todo fuera de contexto...

—¿No pensabas decírmelo, verdad? Ya sé que tú no tienes que darme explicaciones, porque después de todo, tú y yo no somos nada —se acercó a ella— pero por un segundo pensé que te estabas tomando en serio lo que estábamos comenzando a tener, y veo que soy un idiota, porque me equivoqué.

Se dió la vuelta para salir del parqueadero, Fiorella comenzó a llorar, si le pagaran por llorar ya se hubiese hecho millonaria en un día, trotó hasta donde Pablo, tomándole del brazo.

—Pablo, espera por favor, déjame explicarte...

—¿¡Explicarme qué!? ¿¡Qué mientras te besabas conmigo también te besabas con Pedri?! ¿¡Que me mentiste en la cara cuando te pregunté si te pasaban cosas con él y me dijiste que no?! ¡Pues no, gracias! ¡No quiero escuchar esas explicaciones!

—Pablo...—la castaña sollozó, sin soltar el agarre de la muñeca del sevillano, las lágrimas caían por sus mejillas como unas cataratas— déjame explicarte por favor, no quiero perderte, yo...

—Debiste haber pensado eso antes de haberme mentido.

—¡Pero es que yo no te mentí! ¡Sólo quiero que me escuches!

—No quiero volver a verte —se soltó de su agarre sin ser brusco, y salió del parqueadero en busca del auto de sus padres, Fiorella lo miró irse, con la vista nublada de lágrimas, pasó ambas manos por su cara, comenzando a llorar con más fuerza.

Se dió la vuelta, caminando de manera agresiva hacia Pedri y dándole un empujón.

—¡Todo lo tienes que arruinar! ¡Todo!

Había llorado tanto que ya no sentía tantas fuerzas, lo único que quería era irse a casa, pero a casa en Tenerife, a que su madre le diera de sus sabios consejos, mientras que comía galletas con malteada de chocolate, Pedri la tomó de la mano, atrayéndola a él y dándome un abrazo.

—Lo siento Fiore, yo no—

—¿¡Qué?! ¿¡Tampoco era tu intención arruinarme las cosas con Pablo?! ¡Porque no te creo nada!

Se alejó de él, intentando abrir la puerta del auto, miró a la lejanía como la familia de Pedri se acercaba con Ferrán, Eric e Isabella hablando animados, lo que le faltaba, se subió al coche, limpiándose la cara con rapidez antes de que se diesen cuenta de que había estado llorando, pero las lágrimas salían por si solas, por más que ella intentaba contenerlas.

𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗗𝗜𝗦𝗧𝗔  |  pablo gavi.Where stories live. Discover now