Resplandor Nebular: La Cuarentena de Medellín

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8 de Septiembre, una fría y nublada noche me quedé hasta tarde avanzando en mi ardua investigación sobre las bacterias en el agua en el laboratorio de la Universidad de Antioquia, ubicado en pleno corazón de Medellín. Cerca de las 12 de la noche, salgo del edificio de Ciencias Exactas y Naturales, el frío se metió entre mis huesos mientras el vaho de mi aliento se perdía en el aire. Miro hacia el nublado cielo y noto algo fuera de lo normal sobre el icónico Cerro Nutibara.

Un destello de luz verde, tan brillante como fugaz, cruza el firmamento nocturno dejando una estela luminosa que se desvanece poco a poco sobre el Parque de los Deseos. Parpadeo perplejo, preguntándome si mi fatiga visual me está jugando una mala pasada. Pero entonces, justo cuando pienso que tal vez fue mi imaginación, un susurro de murmullos empieza a esparcirse por las calles desiertas del Poblado.

La gente, con sus abrigos apretados y sus alientos congelados, sale de sus casas en el barrio Laureles en masa, señalando hacia el cielo y compartiendo asombro en la Avenida 70. La luminosidad verdosa se expande en el firmamento, iluminando las luces de El Poblado y las calles de Envigado, como si la ciudad entera estuviera bañada en una aurora boreal única sobre el Parque Lleras.

Las redes sociales se llenan de fotos y videos de la extraordinaria exhibición celestial sobre Medellín, y el alboroto solo aumenta cuando el reloj marca la medianoche. De repente, un zumbido tenue pero constante se hace audible, como si el Espacio de Parques del Río estuviera emitiendo un suspiro colectivo. La gente se reúne en el Jardín Botánico, mirando al cielo en anticipación, tratando de descifrar el misterio detrás de este espectáculo sin precedentes.

Sin embargo, a medida que las horas pasan, la luz verde comienza a cambiar de tonalidad, volviéndose más oscura y opresiva. El zumbido se intensifica, resonando en los oídos de todos como un latido ominoso. Pánico y confusión llenan las calles mientras la gente corre desde la Plaza de Botero hasta el Teatro Pablo Tobón Uribe en busca de respuestas.

Al amanecer, la ciudad se despierta sumida en una extraña quietud en el Parque Berrío. La luminosidad verde ha desaparecido, pero en su lugar hay una espesa niebla que envuelve todo, desde la Catedral Basílica Metropolitana hasta el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe. El aire se vuelve cargado y difícil de respirar sobre el Museo de Antioquia. Los análisis iniciales muestran que la calidad del aire ha empeorado drásticamente durante la noche sobre el Parque de las Luces. Los científicos, incluido yo mismo, nos apresuramos a recopilar datos en la Universidad EAFIT y buscar una explicación a lo que está ocurriendo.

A medida que profundizamos en nuestras investigaciones en el Jardín Circunvalar, se revela que las bacterias en el agua del Río Medellín, las cuales eran el enfoque de mi investigación, desempeñaron un papel clave en esta extraña transformación. Una combinación única de factores provocó una reacción química inusual en él, dando lugar a la luminosidad y la niebla tóxica. Trabajamos en la búsqueda de un antídoto, una forma de revertir esta situación y devolver a Medellín su antiguo esplendor.

La historia de la ciudad atrapada en cuarentena por contaminación y envuelta en misterio se convierte en un relato que trasciende las fronterasde Medellín. La solidaridad se extiende a nivel nacional e internacional desde el Aeropuerto Internacional José María Córdova, con científicos y expertos de todo el mundo uniendo fuerzas para ayudar a encontrar una solución en el Jardín Botánico de Medellín.

Y así, mientras las investigaciones continúan y la ciudad espera su liberación de la opresiva niebla. Medellín se convierte en un símbolo de la capacidad humana para enfrentar lo desconocido y encontrar esperanza incluso en las circunstancias más oscuras en el Jardín Botánico.

Resplandor Nebular: La Cuarentena de MedellínOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz