Las preocupaciones llegaron a mi vida, todo empezó a doler, al ver la transformación de Edwin, trataba de entablar una conversación con él, a veces él las evitaba, otras tenía miedo que se enojara, deje que aquello me carcomiera por dentro, no quería hacerlo enojar, ya era suficiente con lo que tenia. Sus ojeras empezaron a aparecer, su piel pálida, ya casi no comía, o eso me había dicho Daliza.

—No se lo he notado muy raro —comente preocupada.

—Entiendo Keyla.

—¿Así es él Daliza?

—No lo se Keyla, no se que pasa, intento preguntarle, aunque siempre se da la vuelta, y se va —contesta tomando un sorbo de su gaseosa.

—Tengo miedo —confieso angustiada.

—Tranquila a veces suele pasarle eso, es mejor que le des su espacio.

—Lo hago.

—Se que es difícil para ti, pero a veces hay que vivir pruebas solos.

—Tienes razón.

—¿Han peleado?

—No —contestó negando con la cabezas.

—Comprendo.

Asiento.

—Bien tengo que irme, si pasa algo dímelo, cuentas conmigo —dijo poniéndose de pie.

—Gracias Daliza.

Me da un beso en la mejilla, sale de la cafetería.

Vuelvo a casa a duras penas, cenó, después subo a mi habitación, me doy una ducha, me arreglo ya que hoy habrá una fiesta con algunos amigos del Josh, él me invito a ir, así que mas da, han sido buenos conmigo, seria horrible rechazar una invitación de ellos, bajo a la cocina por un vaso de agua, entonces mi móvil suena.

Josh: Ya estoy afuera de tu casa.

Termino el vaso de agua, salgo de casa, veo su coche es un B 800 ZED, color negro, me monto en el.

—Hola Keyla —saluda con esa sonrisa que suele regalarle a todo el mundo.

—Hola Josh —saludo mientras me colocó el cinturón de seguridad.

—Pensé que no vendrías —dice poniendo el coche en marcha adentrándose a la carretera.

—Pues ya estoy aquí.

—Si ya te vi.

—¿Y Charles? —preguntó mirando los asientos de atrás.

—Pasaremos por él no te preocupes.

—Okey no lo hago.

La ruta hacia la casa de Charles fue tan corta, así que prácticamente hemos llegado, Josh le escribe un mensaje y antes de enviarlo, Charles ya esta dentro el coche.

—Hola, ya llego por quien lloraban.

—¿Llorar por ti? —pregunto Josh con sarcasmo.

—Si de mi.

—Si tu lo dices —contesta Josh poniendo los ojos en blanco, arranca el coche, reiniciando el viajé.

—¿Y Edwin? —preguntó Charles.

—No lo se —dije encogiéndome de hombros.

—Tranquilo Charles seguramente estará durmiendo —responde Josh de mal humor.

—Eso esperó —dijo Charles mirando su móvil.

En cambio yo voy en silencio escuchando la conversación de ambos.

Cuando todo termineKde žijí příběhy. Začni objevovat