Capítulo n°34: "Inexplicable suceso ."

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Pluto abría la boca y sus ojos desorbitados eran una clara sorpresa ante semejante espectáculo. Su amiga convertida en un fénix aleteaba en el firmamento iluminando todo a su alrededor.

- ¡Wow! – fue lo único que salió de sus labios.

Al tocar suelo sus alas fueron apagándose quedándose inmóviles, pero sus luces parpadeantes son como faroles en la medianoche. En sus mejillas rojas y sus ojos hinchados de tanto soltar agua brillaban al igual que su cabello, lucia como verdaderas brasas sacadas del laberinto.

Obtuvo lo que quería. Tener la esfera aliviaba su desconcierto, pero ¿ahora que pasara cuando pierda el control de sus poderes? Rojo no está convencida de que pueda manejarlos si siguen apareciendo.

-Adquiriste la forma de tu madre – afirmo el rey Zodian absorto en su belleza – Marte tambien era un ave, pero nunca la vi convertida en lo que era, un fénix.

Detrás de ellos el laberinto se había convertido en cenizas, sin embargo, el asombro de un acontecimiento único frente a sus ojos dejaba mudos a todos los presentes.

- ¿Cómo es que...nacieron alas en tu espalda...? – preguntó Pluto titubeante.

-Lo heredo de su madre – saco de dudas a Rojo el rey – Lo lleva en la sangre, aunque el color de su madre difería en volumen, es lo que dicen por ahí.

La chica no respondía nada tampoco hacia preguntas. Sus pies se anclaron a la tierra cubierta de piedras carbón sintiendo tristeza en su corazón. Por primera vez sentía mucha necesidad de tener a su madre para que le explicara lo que le pasaba y para abrazarla tan fuerte hasta que se duerma.

Poco a poco iba reaccionando creyendo que vivía una pesadilla o un sueño, pero al elevar su cabeza vio la contemplación de Pluto dándole regocijo a su órgano pequeño que latía desesperado por sentirse de nuevo en casa.

Y al verlo a él, su duda de llegar a convertirse en un monstruo se disipaba bloqueando esos pensamientos tan malos, que se instalaron luego de la comparación que hizo Arrebol con la chica oscura.

-Chica serás alguien más poderosa que Marte y sabes el camino correcto que tomar – aconsejó el lobo Miurse asombrado por su apariencia.

Las plumas de un color naranja prendían y apagaban como brasas que se convertirán en instante carboncillo disminuían su luz, pero no llegaban a terminarse de consumirse por completo o eso parecía.

-La esfera... – murmuro el joven Pluto cuando la chica rebusco en sus bolsillos por la bola – y el laberinto de brasas se convirtió en cenizas. Deben darse prisa o no podrá renacer de sus cenizas sino no está a tiempo en el portal – agrego el lobo dirigiendo su mirada a lo que quedaba de sus muros.

-Miurse tiene razón – el rey debía dar una excusa a su pueblo una vez que supieran lo sucedido, por lo menos nadie vendrá a destruir el planeta – Bonito el espectáculo, aunque solo tienen la primera de las restante esferas.

Rojo seguía sin pronunciar una palabra. El rey estaba en lo cierto, pero su cuerpo empezó a sentir un cansancio de tanta energía drenada en dejar salir sus alas que ya no podía mantenerse de pie.

Se desplomo en una roca quedando de espalda hacia sus amigos. Respirar le costaba horrores, Pluto le alcanzo una cantimplora con agua para que bebiera y reponga fuerzas. Debían continuar el viaje ya que el tiempo para alzarse con el premio mayor tenía sus limitaciones.

El tiempo se va y no regresa, no puedes retroceder, aunque si hay magia todo es posible. En las manos incorrectas puede surgir la destrucción de lo que creen, es lo correcto.

Pluto miraba con admiración a su compañera de aventura. Nunca sentiría miedo al ver quién es. Ellos son incondicionales el uno para el otro y jamás se atrevería abandonarla porque Rojo es más que su amiga.

Él también siente que su corazón se oprime al saber que corre peligro y no poder hacer nada, ese sentimiento que no tiene explicación solamente lo tendrá cuando le corresponda a la persona que quiere. Pero no debe forzarla. Todo ocurrirá en el momento indicado.

-Pensé que te asustaría al verme en esa forma ¿Por qué no lo estás?

-Al conocerte en la escuela muchos hablaban de la chica de fuego – la comisura de sus labios se curvo en una bonita sonrisa mientras la miraba fijamente – te veía caminar sola por los pasillos llorando ya que nadie quería hablar contigo o ser tu amigo – de pronto ese recuerdo llego como estrella fugaz – No debes renegar de tu condición, debes aceptarte tal cual sos y nunca permitas que los pensamientos de otros te afecten porque ven rarezas en ti. Todos somos diferentes, pero frente a nuestros ojos hay que considerarnos hermosos seamos o no.

-Por primera vez admito que tengo miedo – respondió con una mueca de tristeza – Si me pierdo en el intento por controlar lo que es incontrolable ¿Qué hare?

-Entonces, no lo trates de controlarte deja que fluya y tu corazón te dirá cuando parar.

No necesitaba nada más para convencerse de que podía ser las dos cosas al mismo tiempo, pero sin olvidarse de que ella luchaba por salvar vidas inocentes y lo lograría. Sus únicos aliados son sus amigos, Pluto y Miurse.

Poniéndose de pie con ayuda de su amigo emprendieron el camino de retorno. El lobo seguía intrigado por saber cómo logro hallar la esfera.

- ¿Quién fue tu guía en el interior del laberinto? – indago sin rodeos – Cuando Pluto quiso ir por ti para alcanzarte el laberinto cerró sus puertas.

-El libro fue esa persona – Miurse lo deducía, pero no creía que fuera posible – Sé que Horón dijo que no era posible, sin embargo, sus páginas se abrieron dándome indicaciones y volvió a su lugar al estar frente Arrebol.

-El libro suele engañar con facilidad y tiene un propósito, nunca confíen demasiado en él – aporto el rey adelantándose con sus guardias.

-Quiere decir...

-Que el libro también quiere las esferas, pero no sabemos sus intenciones para con ellas – Rojo interrumpió a Pluto, trago en seco al darse cuenta que podrían estar siendo utilizados.

Alguien superior a ellos estaba manipulando el libro a su favor y debían averiguarlo antes de llegar al portal.

Llegando al palacio precisaban descansar antes de partir. El próximo destino los esperaba ansioso porque ya se corría el rumor de que alguien los salvaría, pero eso no debía llegar a oídos del rey Criptón.

Dormir quitaría esa incomodidad en toda sus extremidades y el agotamiento para poder continuar.

RojoWhere stories live. Discover now