QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》

Capítulo veintiséis: Inconcluso

La aturdida (Tn) mantenía ambas manos cubriéndole la boca mientras que Ace, con semblante atribulado le daba una breve explicación del porqué su edad no coincidía con el tiempo de Roger.

Le confesó que según las palabras del viejo marine Monkey D. Garp —quien lo había criado junto a Dadán y los bandidos en monte Corvo—, su madre lo mantuvo en su vientre de manera antinatural por todo el tiempo que pudo y que consideró necesario para postergar su nacimiento. Así podría protegerlo de la cacería del gobierno en busca del hijo de Roger.

«De todas las personas en el mundo...» Pensó (Tn).

Si bien era cierto, la iluminación del sitio donde Ace y (Tn) se encontraban no era mucha, pero aún así lograba atisbar el dolor y la angustia en los ojos que la veían como si le pidieran perdón.

Por esto, (Tn) determinó que Ace se sentía tan indigno de vivir justo como le sucedía a ella. No le fue difícil identificar esa pena, con la cuál también había cargado durante los pocos años que constituían su desdichada existencia.

¿Y si él supiera esto?

Se respondió que Ace la menospreciaría. Si el sentimiento era familiar para consigo mismo por lo que él representaba, ¿cómo no habría de ser tal cual para con ella?

Pero, ¿qué tal si no era así? Porque no necesitaba escudriñar en su interior para saber que no era su caso.

Tampoco esperaba enamorarse del hijo del rey de los piratas, pero no lo desvalorizaba por esto.

Sin importar su reflexión, el temor por el rechazo de Ace no disminuía ni un poco.

—Por favor... —murmuró, cogiéndola de las muñecas para que ella se descubriera la boca. Le parecía que no estaba respirando. Sentía consternación por ese semblante abatido y por el hecho de notar la fuerza con que ésta se mordía ambos labios entre los dientes—. Por favor di algo.

(Tn) no veía a Ace debido a todo el líquido cristalino que le nublaba la vista. No respiraba, y no porque no quisiera sino porque no podía.

Obligó a su cuerpo a responder y se puso de pie abruptamente dejando a Ace en la posición en que se encontraba.

«Esto no está pasando...» Se repitió una y otra vez en su interior, ignorando la voz de Ace mientras se alejaba de él.

Necesitaba estar sola y pensar, aunque rápidamente se preguntaba: «Pensar ¿qué?»

Sentía que el inesperado descubrimiento sobre Ace, y la verdad con que ella había cargado a cuestas hasta ese día, se mezclaban como una sola llegando a hundirla a cada paso que daba.

Se apresuró a subir a la plataforma de madera del angosto porche de la habitación para coger la toalla y así envolverse con rapidez.

—Por favor escúchame, (Tn)... —suplicó Ace cogiéndola de la muñeca para hacerla girar.