Capítulo catorce: Más que un gustar

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—¡Observa! —exclamó Ace que saltó desde lo alto de un árbol aterrizando sentado sobre la espalda de un jabalí, al que no tardó en coger por el cuello para comenzar a asfixiarlo pese a que éste intentaba huir mientras se sacudía con brusquedad trat...

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—¡Observa! —exclamó Ace que saltó desde lo alto de un árbol aterrizando sentado sobre la espalda de un jabalí, al que no tardó en coger por el cuello para comenzar a asfixiarlo pese a que éste intentaba huir mientras se sacudía con brusquedad tratando de deshacerse de él—. ¡Esto es sencillo!

—Yo... no lo creo —murmuró (Tn), observando cómo el animal se alejaba con Ace en la espalda. Sentía que una enorme gota de sudor le bajaba por detrás de la cabeza.

(Tn) se cubrió la boca con ambas manos cuando escuchó los chillidos del gigantesco jabalí. Los ojos se le llenaron de lágrimas por la inconmensurable lástima que invadió su pequeño pecho.

Se dio la media vuelta y huyó de la escena corriendo, llorando, suplicándole a Ace que dejara vivir al pobre animal.

Mas tarde, cuando el hambre llegó a pesar de la sensibilidad gobernando el corazón de la mujer que veía a Ace devorando una enorme pierna de carne frente a ella sin preocupación de nada, la tentación y la imperiosa necesidad de satisfacer su estómago ganó terreno dejando a (Tn) a punto de renunciar a un luto que nunca quiso.

Ah, pobre cangrejo gigante, ¿cuántas crías huérfanas habría dejado? Y ese jabalí, ¿era un padre, o una madre?

—Ya no llores y come, tonta —le dijo Ace, extendiéndole una pierna de jabalí.

—Es que... Ace... —murmuró llorando, antes de sorberse los mocos—. Lo mataste.

—¿De dónde crees que viene toda la carne que has consumido en la vida sino de animales que han matado y cortado en pedazos para después condimentar y cocer?

—¡No lo digas así! —le pidió pensando en el cangrejo y el pobre jabalí.

—De acuerdo, ¿te volverás vegetariana entonces?

—¿Vegetariana? —hizo un mohín.

—Sí —respondió Ace rodando los ojos—. No hay manera de que yo me niegue a la carne, pero tal vez tu tengas una voluntad más firme y fuerte que la mía, porque en cuanto a comida... ¡lo siento!, mi estómago es primero.

—Pero...

(Tn) dejó la frase en el aire, puesto que un borborigmo que la hizo abrazarse el abdomen fue más fuerte que otra cosa. Su faz enrojeció por la vergüenza debido a su «predicar sin practicar». Deseaba lo que veía pero padecía por lo atestiguado.

—Anda, come...

—Es que nunca había visto que matasen a un animal.

—(Tn)... ya, come.

Las tripas que parecían luchar unas con otras volvieron a hacerse notar en el hambriento estómago de la indecisa mujer cuya voluntad pendía de un hilo.

—¡Pero que conste que lo hago porque tengo hambre! —exclamó más roja que la sangre, mientras cogía la pierna que Ace llevaba rato ofreciéndole.

QUÉDATE CONMIGO ━━ [FINALIZADA] 《24》Onde histórias criam vida. Descubra agora