Su voz...

Me llamo Shadow, no lo olvides de nuevo, Morgan.

Jadeo un poco, porque la presión en mi cabeza se está liberando.

Yo también te amo y por eso quiero que seas feliz. —Es su murmullo mientras pone su puño sobre su pecho—. Tanri tya ferpe.

«Ahora y siempre».

Alzo la mirada y me encuentro a Ethos de pie al otro lado de las rejas. No estoy acostumbrada a la frialdad de su expresión, porque, aunque él no fue la persona más expresiva en su otra vida, tampoco fue alguien frío. Él parece notar la confusión en mi rostro porque habla:

—Es mi energía.

—¿Qué?

—Mi energía disuelve cualquier bloqueo mental.

Otra punzada.

—Haría lo que fuera por ti, hoy y siempre.

—¿Puedes soportar el dolor?

Mi respiración se vuelve pesada mientras intento asimilar las emociones que me envuelven.

—¿Qué me estás haciendo?

Ethos sacude la cabeza.

—No soy yo, alguien bloqueo algo en tu mente y mi energía lo está liberando.

—¿Liberando? ¿De qué—Ah! —Mi pecho duele y cierro los ojos, intentando resistir, cuando los abro, todo mi alrededor se ha vuelto borroso. La voz de Shadow me rodea, hace eco en mi mente como si una puerta de recuerdos se abriera, destrozando todo a su paso.

Él entierra el rostro en mi pecho, como si estuviera muy agotado.

—Fente... Jaie hatem.

«Finalmente estoy en casa».

Me sostengo la cara, limpio mis ojos, intentando ver mejor.

—¡Para! ¡Para! —Le grito a Ethos porque la agonía está invadiendo mi pecho, he empezado a sentir un vacío que no sentía antes de esto.

—Jaie draerisk, Morgan —Te amo, Morgan—. Tanri tya ferpe.

Los recuerdos me abruman y agrietan partes de mi corazón que creí sanas, partes que no dolían y que ahora se están rompiendo, avivando un montón de heridas.

Necesito que me olvides.

—¿Dónde está el Rey Insurgente, Morgan? —La pregunta de Ethos suena lejana—. Respóndeme.

No te estoy dando una opción: vas a olvidarme, es lo último que puedo hacer por ti.

Y mi mente va de vuelta a las Tierras malditas, recordando, viviendo y pasando por todo otra vez como si fuera un teatro doloroso. Puedo verlo ahí de pie, al borde del agujero donde descansa ahora, vivo su despedida, sus besos, sus lágrimas sangrientas.

Mi Shadow... mi Purasangre.... mi Purificador... mi Rey insurgente... ¿qué hiciste? ¿Es que tenías que sacrificar todo hasta el final? Me hiciste olvidar este amor tan profundo, ¿crees que es lo justo? Nuestro amor merece ser recordado, así duela y arda y lágrimas rueden por mis mejillas al saber que estás ahí inconsciente, al sentir la impotencia recorriendo cada fibra de mi ser. Lo que vivimos merece ser recordado, Shadow. Tú lo mereces. No eres solo un Rey o un Purificador, eres mi alma gemela, un buen padre y el ser menos egoísta que he conocido. Siempre dándolo todo por los demás.

¿Cómo pudiste hacerme olvidar?

Mis ojos se humedecen, porque finalmente puedo sentir la tristeza y el dolor que su ausencia me causa. Y ahora entiendo tantas cosas: Estos diecisiete años, he logrado vivir en paz, pero no he sido feliz, porque cada momento de alegría se sentía extraño, una parte de mí se sentía vacía y no entendía por que o de donde venía esa sensación... provenía de esto... de los recuerdos que yacían bloqueados en mi memoria.

Almas Perdidas III (La guerra)Where stories live. Discover now