Prólogo

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Así se siente ser Lionel Messi, de ahora en adelante:

El primer amanecer de luz en su nuevo universo le trae dolor.

La luz te quema. Siempre te quemará. Una parte de ti siempre yacerá sobre arena de cristal negro junto a un lago de fuego mientras las llamas mastican tu carne. Puedes oírte respirar. Viene fuerte y áspero, y raspa los nervios que ya están en carne viva, pero no puedes detenerlo.

Nunca podrás detenerlo. Ni siquiera puedes reducir la velocidad.

Ya ni siquiera tienes pulmones.

Los mecanismos cableados en tu pecho respiran por ti. Ellos bombean oxígeno a tu torrente sanguíneo para siempre.

—Lord Vader, ¿puedes oírme?

No puedes, no por lo menos en la forma en que lo hiciste una vez. Los sensores en el caparazón que aprisiona tu cabeza filtran el significado directamente a tu cerebro.

Abres tus ojos pálidos como chamuscados; Los sensores ópticos integran luces y sombras en un horrible simulación del mundo que te rodea. O tal vez el simulacro es perfecto, y es el mundo el que es horrible.

"¿Guille? ¿Estás aquí? ¿Estás bien?" tratas de decir, pero otra voz habla por ti, fuera del vocabulador que te sirve para labios, lengua y garganta quemados.

—¿Guille? ¿Estás aquí? ¿Estás bien?

—Lo siento mucho, Lord Vader. Me temo que murió. Parece que en tu ira, lo mataste.

Esto arde más que la lava.

—¡No... no, no es posible!

Le amabas. Siempre la amarás. Nunca podrías desear su muerte.

Nunca.

Pero recuerdas...

Lo recuerdas todo.

Recuerdas al dragón que sacaste de tu corazón para matar a Vader. Recuerdas el frío veneno en la sangre de Vader. Recuerdas el infierno de la furia de Vader, y el odio negro de apoderarse de su garganta para silenciar su boca mentirosa...

Y hay un momento deslumbrante en el que finalmente comprendes que no había dragón.

Que no había Vader. Que solo estabas tú. Solamente Lionel Messi.

Que eras todo tú. Eres tu.

Sólo tú.

Tú lo hiciste.

Tú lo mataste.

Lo mataste porque, finalmente, cuando podías haberlo salvado, cuando podías haberte ido con él, cuando podías haber estado pensando en él, estabas pensando en ti... 

Es en este momento ardiente que finalmente comprendes la trampa del lado oscuro, la crueldad final de los Sith.

Porque ahora tu yo es todo lo que tendrás.

Y  eso te enfurece y te hace gritar. 

Usas la Fuerza para aplastar a la sombra que te ha destruido, pero ahora eres mucho menos de lo que eras, eres más que la mitad de una máquina, eres como un pintor que se ha quedado ciego, un compositor que se ha quedado sordo; puedes recordar dónde estaba el poder, pero el poder que puedes tocar es solo un recuerdo, y así, con toda tu furia destructora del mundo, solo los droides a tu alrededor implosionan, y el equipo, y la mesa en la que estabas atado se hace añicos, y al final, no puedes tocar la sombra.

Al final, ni siquiera quieres hacerlo.

Al final, la sombra es todo lo que te queda.

Porque la sombra te comprende, la sombra te perdona, la sombra te reúne en sí misma, y dentro de tu corazón que arde como el sol, te quemas en tu propia llama.

Así se siente ser Lionel Messi,

Para siempre.


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Nota:

Buenasssssss, antes de que se asusten, Memito sigue vivo. Solo quería utilizar esta parte de la novelización de la venganza de los sith como prólogo. 

Messi aun no sabe que su Guille se encuentra con vida, y tal vez, hubiera sido mejor que así se quedará...

Across the Stars - Meochoa AUWhere stories live. Discover now