¿Qué es lo que me pasa?

¿Por qué me siento tan triste y tan sola?

— Hey, María José, ya está todo listo abajo –alzo mi mirada de la laptop frente a mí para observar a Luis, un maravilloso amigo que también es mi socio.

Por un instante regreso la vista al escrito, a la hoja que empecé a escribir y me fijo que en menos de cuatro minutos dije más cosas de las que últimamente he dicho con mi psicóloga en las últimas sesiones.

— ¿Ya llegó mi familia? –pregunto volviéndolo a mirar, él tiene puesta su atención en el celular en su mano, por lo que sin mirarme responde:

— Ah, ehm... si, si –noto la ausencia de interés en su voz, yo solo respiro hondo y cierro mi laptop guardando el reciente documento en mi nube.

— Dame unos minutos y bajo –relamo mis labios mientras que él solo asiente, sigue sin mirarme.

— Ok.

Cierra la puerta dejándome a solas.

Sé que quizás debe estar con mil cosas al pendiente por la exposición de hoy. Es por eso que no pierdo tiempo reclamándole que me mirara, además, tampoco podría... eso también me lo quitó el TAD: la seguridad que antes poseía.

Lleno de aire mis pulmones y me levanto de la silla detrás de mi escritorio para después caminar hasta un espejo que se encuentra en una de las paredes de la oficina. Miro el reflejo que enseguida hay en él y me quedo así...observándolo por un par de minutos más.

Mi rostro luce demacrado, las ojeras por el mal dormir son evidentes, además, he ganado peso porque el único placer que siento es cuando como. Mi cabello está como mi alma: sin vida. Luce opaco y algo sucio.

— ¿Y así saldré en las fotografías? –me pregunto.

Que diferencia tan grande las fotografías actuales con las de antes.

Sabiendo que no hay más por hacer, solo sacudo un poco mi cabeza y acomodo mi ropa, el blazer azul marino que cubre la camisa manga larga blanca en mi torso, ahora mismo me está provocando un escozor tenaz.

Camino hacia mi reproductor y lo apago. Resiento un poco eso, pues la melodía de fondo era: Autumm Leaf de Fred Ivory.

Salgo de la oficina y camino por todo el pasillo de la segunda planta hasta llegar a las escaleras. Cuando me dispongo a bajar el primer escalón me sorprendo al ver subir a mi hermana.

— Ya venía a buscarte –dice observándome —juraba que no bajarías.

— Estuve a nada de decidir eso –reconozco, ella niega con la cabeza y enseguida se pone a mi lado y guinda su brazo alrededor del mío para comenzar a bajar.

— Qué bueno que decidiste bajar, aunque de igual forma te hubiese hecho bajar –apenas sonrío con su tentativa de amenaza.

— Sé que lo harías.

— Qué bueno que lo sabes.

— ¿Cómo ha estado tu reunión? ¿Aprobaron la propuesta de tu equipo? –indago de manera sincera.

Ella suelta un suspiro.

— No –enseguida su voz se apaga y yo trato de hacerle saber que estoy allí al apretar su mano —dijeron que nuestro proyecto era muy ambicioso y que carecía de una buena base, ¡hágame el favor!

— ¿Es por lo que te mencioné de...?

— Poché, por favor... -me interrumpe antes de terminar —sé que si era ambicioso –reconoce y yo solo muevo mi cabeza y cierro mis ojos apenas para luego medio sonreír —pero, ¿qué es la vida sin la ambición? Hay que ser ambiciosos por todo, hay que querer ser innovadores y ser los primeros... ¿Qué hay de malo en ser los primeros en algo? –yo suspiro, mi hermana me recuerda tanto al espíritu que antes yo solía poseer.

TAD TRASTORNO ANSIOSO-DEPRESIVO | FANFIC CACHÉWhere stories live. Discover now