—Bien… ¿A dónde vamos?

—¿Cómo qué a dónde vamos? —rió el sujeto, era castaño y de ojos azules —. Aquí mismo, primor. Vamos, hincate… e inicia —el Omega guardó su cigarro en el bolsillo de su pantalón y comenzó a hincarse en el pavimento. Lo que tenía que hacer para mantener sus malos hábitos.

—Yo tengo uno, y te lo regalo —habló Leónidas que era testigo de la escena, Apolo de verdad lo agradeció,  ya que de verdad no le gustaría ser arrestado por la policía por ser atrapado por segunda vez practicando de este tipo de cosas en la vía pública.

—¡Oye! —alegó el sujeto —. ¡Vete de aquí y busca a tu propia prostituta barata! ¡Y tú! —vió a Apolo —. No te levantes… —Apolo suspiró con pesadez.

—Lo lamento cariño, él me dió una mejor oferta —sonrió el Omega al levantarse del pavimento y acercarse al sujeto de grandes brazos. El tipo gruñó al ver cómo su prostituta se iba de su lado.

Leónidas vió fijamente al tipo ese que se quería aprovechar de un inofensivo Omega, el alfa de grandes brazos lo vió tan amenazante que hizo que ese sujeto se fuera muy enojado. Leónidas sacó el encendedor de su bolsillo y se lo entregó al Omega.

—Creí que habías dicho que no tenías un encendedor… —añadió Apolo después de encender su cigarro y darle una calada. El Omega guardó el encendedor en el bolsillo  de su pantalón.

—Digamos que no me gusta ver a las personas fumando —habló, aunque a decir verdad lo había hecho por otro motivo, Sentía un olor raro en ese Omega, un olor demasiado dulce para su gusto —. ¿Y tú? Deja de hacer mamadas por encendedores, es asqueroso… ¿No te da vergüenza? Cielos, si fueras mi hijo estaría demasiado avergonzado —alegó, a decir verdad, el Omega se veía demasiado joven cómo para estar haciendo eso. Apolo rió burlón, ese sujeto era demasiado divertido.

—Si fueras mi padre también estaría avergonzado—lo vió fijamente y con una sonrisa en el rostro —. Soy una prostituta, a eso me dedico, SEÑOR —habló para después dar otra calada. Leónidas suspiró con pesadez ¿Por qué no se extrañaba en lo absoluto? A lo mejor ese Omega no tenía familia y por ello debía dedicarse a eso para sobrevivir —. ¿Y qué? ¿Te interesaría de mis servicios, querido? —incitó. Leónidas negó —. Oh, vamos. Soy más joven que tú, tengo buen físico y mi rostro es hermoso… sin mencionar que, cobro barato.

—No me importa si cobras barato ¿Qué edad tienes? ¿15? —a decir verdad se veía tan joven como un estudiante de secundaria.

—17. Pero gracias, me sentí halagado… —le sonrió, a decir verdad, le gustaban los clientes difíciles, eran muy interesantes (y eso le excitaba) —. De verdad… —colocó una mano en una de sus  mejillas y lo acarició, este sujeto se veía bastante fortachón para ser un viejo cuarentón —. ¿Y si lo hacemos gratis? —se apegó más a él.

—¿Y si te llevo a la cárcel? —lo vió de manera seria, Apolo rió, él sujeto bromeaba de una manera muy divertida. Leónidas bufó para después sacar su placa de policía, ahí fue cuando el rostro de Apolo se puso más pálido de lo usual —. Soy policía, se supone que debo controlar a las prostitutas que entran y salen de aquí y luego llevarlas a la comisaría, cariño… así que, tú dime… ¿Quieres que te lleve a prisión? —aunque a decir verdad, tal vez solo llamarían a los padres del Omega para decirles lo que su querido hijo estuvo haciendo todo este tiempo. Apolo tragó en seco, no quería ir a la cárcel, no quería que su madre se enterase de lo que trabajaba —. Lo repetiré una vez más ¿Quieres ir a la cárcel para que tu mami y papi se enteren de lo que haces en las noches? —Apolo con una expresión de angustia negó varias veces —. Eso pensé, ahora vete a casa, cariño, antes de que cambie de parecer y te lleve a la cárcel —el Omega ni lo terminó de escuchar, rápidamente se volteó y comenzó a caminar.

—Es un idiota… —habló Apolo sentado en la orilla de su cama, su cama estaba tan cerca de la ventana. Su familia vivía en un pequeño departamento.

—¿Quién? ¿Quién es un idiota? —habló Artemisa al entrar por la ventana, el edificio tenía escaleras de incendio, por las cuales ella entraba y salía cuando se le diera la gana. Apolo suspiró con pesadez—. No me digas, un idiota que no te pagó… ya te lo he dicho, debes cobrar antes de darles el servicio —ella sabía muy bien a qué se dedicaba su hermano menor —. Bien, traje papas fritas, no me alcanzó para la hamburguesa… —añadió ella al enseñarle una bolsa plástica de color blanco. Apolo sonrió al tomarla, bueno, no era lo que quería, pero era lo que había.

—No, me topé con un policía… por segunda vez, lo peor de todo es que… no sabía que era un policía, me puse de coqueto con él y le ofrecí mis servicios… —Artemisa se carcajeó después de escuchar aquello ¿Apolo hablaba en serio? Eso solo podía pasarle a él —. No es gracioso, Artemisa…

—No… jajaja… no lo es —habló la alfa. A decir verdad, ellos eran muy unidos, tan unidos que compartían habitación —. Pero bueno, vamos a comer y luego a la cama, mañana debo ir a la universidad y tú a la preparatoria… —abrió la bolsa plástica y sacó una bolsa de papel marrón de ahí —. Sus papitas,  su majestad…

—No se hubiera molestado, su excelencia —rió —. Bien, sólo espero que no estén frías…

—No te prometo —sacó su bolsa de papel de la bolsa plástica. La alfa tomó una papa y se la llevó a la boca —. Exquisito… —añadió la ojos verdes de cabello negro. El Omega suspiró con pesadez al sacar una papa y sentir que estaba fría. Apolo dejó su bolsa de papel marrón en el suelo, a decir verdad, no le gustaban las papas frías —. ¿No te las vas a comer?

—A decir verdad, no tengo hambre. Sin mencionar que, estoy a dieta…

—Si, ya veo. Por eso no desayunaste, ni almorzaste —habló la chica —. De verdad me preocupas… —mencionó. Apolo suspiró con pesadez y se acostó en su cama, dándole la espalda a su hermana mayor. Artemisa bufó, levantó la bolsa de papel del suelo y se levantó de la cama de su hermano menor, si Apolo no las quería, tal vez su madre sí.

Ahg… —quejió mientras sentía algo en su interior, Ares como siempre estaba encima suyo mordiendo y chupando sus pezones, Aunque detestaba a ese sujeto, a decir verdad su cuerpo ya se había acostumbrado a su tacto, se sentía tan bien ser acariciado de esa manera, mientras sentía algo tan grande en su interior —. Eso… a decir verdad… se siente bien…

—¿Y cuando no se ha sentido bien? —habló Ares mientras comenzaba a intensificar sus embestidas —. A ti te encanta que te traten así… que te la metan de esa forma, que te sometan y te acaricien… ¿Sabes por qué? ¡Por qué eres una maldita puta! —rió, haciendo al Omega suspirar con pesadez, y tan bien que se la estaban pasando.

El alfa dejó ir su fluido desbordante y desagradable en su interior  para después acomedirse a salir del interior del Omega. Ares se sentó en la orilla de la cama, se agachó y recogió su pantalón del suelo para después sacar unos cuantos billetes del bolsillo de su pantalón.

—Lo de siempre… —y diciendo esto, arrojó los billetes a la cama, el Omega pestañó y los recogió, no era mucho, pero era lo que valía su cuerpo (según sus clientes) —. Bien, ahora vístete y te vas… —el Omega con nada más que la sábana de la cama cubriéndolo, se levantó de la cama, recogió su ropa, se volvió a sentar en la orilla de la cama y comenzó a vestirse.

—Así qué… tú de nuevo… —habló Leónidas al toparse con ese hermoso Omega de largos cabellos en la entrada de ese hotel barato —. Te debe encantar este lugar como para venir dos noches seguidas… —sonrió, Apolo bufó ¿En serio? ¿El policía otra vez? —. ¿Qué dicen tus padres de esto?

—No lo sé… tal vez que no les importa —habló el Omega —. ¿Qué? ¿Ahora si me vas a llevar a la cárcel, Policía de pacotilla?

Hago Spam. Xd.

¿Te gusta el Kintoki x Sigurd? ¡Esta historia es para tí!

Incroyable.Where stories live. Discover now