Pienso nuevamente en la estrategia, en SiCheng, Oriana y Madok. Recuerdo la primera vez que Oriana vino con nosotros. Lo rápidamente que Oak nació y cómo no tuvimos permitido verlo por meses porque era muy enfermizo. Sobre cómo ella siempre ha sido protectora con él alrededor de nosotros, pero tal vez eso era por una razón, cuando había asumido otra.

Justo como había asumido que el niño que Liriope quiso que su amiga tomara era Kun. Pero, ¿y si el bebé que ella había estado llevando no murió con ella?

Siento como si me hubieran robado el aliento, como si lograr soltar las palabras fuese una lucha contra el mismo aire en mis pulmones. No puedo creer lo que voy a decir, a pesar de que es la conclusión que tiene sentido.

—Oak no es hijo de Madok, ¿verdad? O, al menos, no más de lo que yo lo soy.

Si el niño nace, el Príncipe SiCheng nunca será rey.

Oriana se tapa la boca con la mano. Su piel huele como el aire tras una nevada.

—No digas eso—Habla cerca de mi rostro, con voz temblorosa— No vuelvas a decir eso jamás. Si alguna vez amaste a Oak, no digas esas palabras.

Aparto su mano.

—El Príncipe SiCheng era su padre y Liriope su madre. Oak es la razón por la que Madok apoyó a Taeil, la razón por la que deseaba a SiCheng muerto. Y ahora tiene la llave hacia la corona.

Sus ojos se agrandan y toma mi mano helada en la de ella. Ella nunca me ha parecido otra cosa que extraña, como una criatura de un cuento de hadas, pálida como un fantasma.

—¿Cómo pudiste saberlo? ¿Cómo pudiste saber algo de todo esto, niño humano?

Había pensado que el Príncipe Yoon Oh era el individuo más invaluable de toda la Tierra de las Hadas. No tenía idea.

Rápidamente, cierro la puerta y cierro su balcón. Me observa y no protesta.

—¿Dónde está ahora? —le pregunto.

—¿Oak? Con su niñera —susurra, llevándome hacia el pequeño diván en un rincón, estampado con brocado de serpiente y cubierto en una piel—Habla rápido.

—Primero, dime qué sucedió hace siete años. Oriana respira hondo.

—Puedes pensar que habría estado celosa de Liriope siendo otra de las consortes de Eldred, pero no lo estaba. La amaba. Siempre estaba riendo, era imposible no amarla, incluso aunque su hijo se ha metido entre tú y Wonyoung, no puedo evitar amarlo un poco, por el bien de ella.

Me pregunto lo que fue para Kun tener a su madre siendo la amante del Rey Supremo. Estoy dividido entre la simpatía y el deseo de que su vida haya sido tan miserable como sea posible.

—Éramos confidentes —dice Oriana— Me contó cuando comenzó su amorío con el Príncipe SiCheng. No parecía tomarse nada en serio. Había amado mucho al padre de Kun, creo. SiCheng y Eldred eran entretenimientos, distracciones. Nuestra raza no se preocupa mucho por los hijos, como sabes. La sangre de hadas es débil. No creo que se le ocurriera que podría tener un segundo hijo, una simple década después de nacido Kun. Algunos de nosotros tienen siglos entre sus hijos. Algunos de nosotros nunca tienen uno.

Asiento. Es por eso que los hombres y mujeres humanos son la necesidad no reconocida que son. Sin su fortalecimiento en la línea de sangre, la Tierra de las Hadas moriría, a pesar del interminable alcance de sus vidas.

—Hongos lepiota es una forma horrible de morir —dice Oriana, con una mano en la garganta— Comienzas a sentirte lento, tus extremidades tiemblan hasta que ya no puedes moverte más. Pero sigues estando consciente hasta que todo dentro de ti se detiene, como un reloj que se congela. Imagina el horror, imagina la esperanza de que puedas volver a moverte, imagina luchar por moverte. Para cuando ella me trajo el mensaje, estaba muerta. Saqué... —Su voz se apaga. Sé cuál debe ser el resto de la frase. Debe haber sacado al bebé del estómago de Liriope. No puedo imaginar a la dulce Oriana haciendo algo tan brutal y valiente, presionando la punta de su daga en la piel, encontrando el punto adecuado para perforar. Arrancar un niño del útero, sostener su cuerpo húmedo contra ella. Pero, ¿quién más hubiera sido capaz?

🦋 JaeYongTempat di mana cerita hidup. Terokai sekarang