•|CAPÍTULO 14: UN TE QUIERO EN MÓNACO.

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—Cierra la boca, muñeca—bromea llegando hacia mí.

Enarco una ceja y hago un sonido con la lengua llena de diversión.

—Te estoy criticando, Marcus.

Él me sonríe mientras asiente y sigue cada uno de mis movimientos, desde como me bajo de la pequeña barda teniendo la enorme finca tras mis espaldas. Lo único que me dijo antes de emprender el vuelo fue que empacamos para unos días teniendo el jet listo para cuando tenga que regresar a la academia y Scarlett al colegio donde fue inscrita.

—Te ves muy hermosa, muñeca.

Algo se retuerce en mi interior al oírlo. Sus palabras suenan genuinas y no llenas de sarcasmo como cada que nos hablamos.

—¿Por qué mayormente usas colores oscuros o relacionados?—Inquiere con demasiada curiosidad.

—Mi madre me enseño que los colores oscuros ocultan mis caderas anchas.

Marc suspiro al oírme. No hemos cruzado palabras respecto a la visita no grata que me hizo mamá hacía días.

—En la academia hay ciertas medidas que debes de cumplir para poder entrar. ¿Sabes? Debes de ser delgada y con una cintura pequeña. Hace apenas un año dejé de usar fajas.

No debí decir aquello al ver como Marc tenso la mandíbula más de lo normal ya que el músculo del rostro era muy evidente.

—¿Por cuánto tiempo, Adelaine?

—Desde los diez—confesé con cierta vergüenza.

Mi madre moldeo mi cuerpo y voluntad desde que puedo recordar. El comer pero no comer mucho porque te ves gorda, el ser sonriente y educada pero no tanto porque te puedes ver estirada al igual que presumida.

Reaccione tarde pues cuando me di cuenta, su cálido aliento rozó mi mejilla para después dejar un suave beso.

—Primero estás tú antes de complacer a los demás—musito solo para mi fuerte y claro.

—Es difícil. Más cuando siento que estoy perdida sin saber que hacer, siempre he seguido reglas y órdenes.

Marcus asintió con suavidad como si estuviera sopesando mis palabras, analizando que tiene una esposa trofeo como mi madre me lo hizo saber. Que no se tomar decisiones porque tengo miedo ya que nunca tuve palabra de elección y me aterra la palabra: falle.

—¿Lista?—Quiso saber mientras extendió la mano para mi.

Baje la vista para verla sintiendo algo cálido en mi pecho, tras elevar la vista sus ojos aguamarina destellaban con algo que no pude descifrar.

—¿A dónde me llevas, Marcus?—Contraataque al momento que su mano tomó la mía con suavidad.

Me guardé las palabras mientras mire como sonrió abiertamente mientras entrelazo sus dedos con los míos.

Como si fuéramos esposos de años y esto fuera común en ambos, que en realidad casi vamos a cumplir un mes. ¿Pero quién lleva la cuenta, verdad?

Comenzamos a avanzar colina arriba en silencio. Este lugar es demasiado hermoso, casi como si no fuera real. Es increíble, al llegar tuve que guardarme el asombro ya que Scarlett estaba pegada a la ventana del jet diciéndome que tenían su propio helipuerto.

—Haré que me quieras un poquito, muñeca.—Comenta girando el rostro para verme mientras esboza media sonrisa, la cual desgraciadamente me contagia.

¿Quererlo?

—¿Así?—Solté con diversión.

Mi ceño se frunció al ver como un gran número de hombres vistiendo trajes pulcros aumentan su número conforme seguimos caminando. ¿Qué es esto?

ANACRONÍA. | 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 «𝗕𝗢𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗦𝗜𝗡 𝗘𝗗𝗜𝗧𝗔𝗥»Where stories live. Discover now