Capítulo 9.- Una Princesa Perfecta

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Elia se tomó su tiempo para responder, su mirada perdida en la nada, las lágrimas corriendo por su rostro.

—Es solo una bebé... —se quejó Elia.

—Lo es, —la voz de su tía se suavizó por un momento—. Pero este no es el momento para que te quiebres, demasiadas personas dependen de ti, y aún más importante, tu hija depende de ti. Tienes que ser fuerte, por Rhaenys. Tienes que probarle a ese maldito loco que se equivocó.

—¿Probarle que se equivocó? ¿a quién? ¿a Rhaegar? —Elia la miró directo a los ojos con el ceño fruncido.

Su tía titubeó por un momento, su pregunta la tomó por sorpresa. Se levantó, arrojó lo que le quedaba de agua de su copa y en su lugar se sirvió un poco de vino dorniense.

—Elia... Sí sabes las circunstancias que rodearon tu compromiso con Rhaegar, ¿verdad? —preguntó temiendo oír la respuesta.

—Mi madre me dijo que escribió a la reina Rhaella para proponer el compromiso y ella aceptó —Elia respondió—. Tengo entendido que fueron cercanas, mi madre sirvió durante años como su dama de compañía.

—¿Eso fue todo lo que tu madre te contó? —su tía la cuestionó y Elia asintió.

—¿Acaso me mintió? —Elia preguntó, el temor se oía detrás de sus palabras.

—No, lo que te dijo tu madre es verdad, o por lo menos una parte lo es —dijo reacomodándose en los cojines. Se aclaró la garganta antes de proseguir—. Es cierto que fue Loreza la que escribió primero, pero esa carta no iba dirigida a la reina, sino al propio rey. Tu madre siempre ha sido la mejor para leer a las personas, Aerys no es la excepción, Loreza sabía exactamente qué era lo que él quería oír. —Se detuvo para dar un sorbo a la copa de vino—. Supongo que al igual que todos, has escuchado los rumores en torno al rey, dicen que desde que fue tomado prisionero en Valle Oscuro su paranoia se descontroló. Está convencido de que Rhaegar se rebelará y lo matará para quedarse con el trono...

—Pero, no entiendo, ¿qué tiene que ver todo eso conmigo? —preguntó Elia, su voz era tan solo un susurro.

—Elia, comienzas a preocuparme, por tu bien y el de tu hija debes ser capaz de ver el panorama completo —se acercó a ella poniendo sus labios a tan solo centímetros de su oído, de manera que nadie más pudiese oírlas—. Aerys tiene tanto miedo de que Rhaegar lo asesine para quedarse con el trono, que decidió limitar el apoyo que pudiera recibir, y ello significaba alejarlo del alcance de Tywin. Si Rhaegar se casaba con Cersei, tendría la riqueza, el poder y el ejército de los Lannister, y te aseguro que la mera idea es suficiente para hacerlo temblar. Así que tu madre se aprovechó de su miedo. Dorne no es el reino más rico ni el más poderoso, nuestros ejércitos palidecen con los números que otras grandes casas son capaces de reunir, y, por si fuera poco, no tenemos muchos Aerys te escogió para casarte con Rhaegar porque está convencido de que serías un estorbo en su pretensión de reclamar el trono.

Se separó de ella.

—¿Tan grande fue la ofensa de Tywin Lannister para que mi madre hiciera todo esto? —Elia se preguntó en voz alta.

—Loreza Martell nunca ha sido el tipo de mujer que se toma las ofensas, por más mínimas que sean, a la ligera —concordó su tía—. Tu madre había acordado y sellado el compromiso con Joanna Lannister, pero Tywin lo rompió ni bien tu madre lo mencionó, quizás si lo hubiera hecho con tacto, quizás si utilizaba la diferencia de edad como excusa... Si no hubiera tratado de humillarte diciendo que el mejor compromiso para ti sería su hijo enano, quizá tu madre lo hubiera dejado pasar... —su tía suspiró—. Pero es inútil preguntarnos que podría haber pasado, la realidad es que Tywin ofendió a la adorada princesa de Dorne, y como pago por ello tu madre se encargó de arrebatarle lo que tanto ansiaba: la corona.

Los Últimos DragonesWhere stories live. Discover now