Capítulo 1:

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: El Encuentro en la Cafetería

Era una soleada tarde de primavera en 1937 cuando Kim Taehyung, un escritor enérgico y soñador, ingresó en su lugar favorito de inspiración: una pequeña cafetería en el corazón de Seúl. Con su cuaderno y de siempre, sus ojos se toparon con un detalle peculiar: un lienzo impresionante que adornaba una de las paredes de la cafetería. Las pinceladas magistrales y los colores vibrantes del cuadro capturaron su atención de inmediato.

Intrigado, Taehyung se acercó al lienzo y leyó el pequeño cartel que lo acompañaba. El nombre del pintor era Jeon Jungkook, un joven talentoso en busca de expresión a través de su arte. Cada trazo de pincel parecía contener una historia profunda y Taehyung quedó cautivado por la capacidad de Jungkook para transmitir tantas emociones en un solo lienzo.

Ese mismo día, tras haber pasado horas admirando los cuadros de Jungkook, Taehyung decidió acercarse al asustado artista. Con su mirada cálida y el corazón lleno de palabras por escribir, Taehyung esperaba poder entablar una conversación con Jungkook y desvelar los secretos que yacían en sus lienzos.

Cuando sus miradas se encontraron, Taehyung supo que había encontrado algo único en aquel joven artista. Los ojos de Jungkook reflejaban una profunda sensibilidad y pasión que Taehyung reconocía de inmediato. Ese instante mágico marcó el comienzo de una conexión inquebrantable.

En las semanas siguientes, Taehyung y Jungkook se encontraban a menudo en esa misma cafetería, compartiendo conversaciones profundas y descubriendo los matices de sus almas a través de sus palabras y obras de arte. Poco a poco, su amistad se convirtió en algo más, un amor profundo e incontrolable.

Sin embargo, mientras Taehyung y Jungkook se perdían en el encanto de su amor recién descubierto, el mundo exterior se deslizaba cada vez más hacia la oscuridad de la guerra. Corea del Sur y Japón, sus respectivos países, estaban sumidos en tensiones políticas y militares que alimentaban el odio y la violencia entre ambos pueblos.

La guerra se convirtió en un abismo que amenazaba con separar a Taehyung y Jungkook, forzándolos a elegir bandos opuestos y a enfrentarse el uno al otro. A pesar de las adversidades y de las diferencias que los separaban, ambos jóvenes prometieron aferrarse a su amor con esperanzas inquebrantables.

A lo largo de los años que siguieron, Taehyung y Jungkook encontraron consuelo y fuerza en cada carta que se enviaban. A través de sus palabras, compartieron sus miedos, anhelos y esperanzas, encontrando una conexión espiritual que trascendía cualquier barrera física o política impuesta por la guerra.

Pero a medida que la guerra se intensificaba, las circunstancias obligaron a Taehyung y Jungkook a tomar decisiones que pondrían a prueba su amor y lealtades. Taehyung se unió a la resistencia contra la invasión japonesa, arriesgando su propia vida por la libertad de su país. Mientras tanto, Jungkook, atrapado entre la lealtad hacia su nación y su amor por Taehyung, se vio forzado a enrolarse en el ejército imperial japonés.

Sus caminos se alejaron aún más cuando fueron arrastrados a campos de batalla opuestos, enfrentándose entre sí sin elección. La guerra dejó cicatrices profundas en ambos, transformándolos irreversiblemente y cambiando la forma en que percibían el amor y la vida misma.

A pesar de todo, nunca se olvidaron el uno del otro. A través de los momentos de angustia y desesperación, Taehyung y Jungkook encontraron consuelo en el hecho de saber que su amor seguía vivo en lo más profundo de sus almas. Su esperanza inquebrantable les dio fuerza para seguir adelante, incluso cuando las circunstancias parecían imposibles de superar.

Y así, mientras el mundo se sumía en la oscuridad de la guerra, Taehyung y Jungkook continuaron luchando, cada uno a su manera. Aunque físicamente separados, sus almas permanecían conectadas a través de un amor indomable que resistía el paso del tiempo y la hostilidad que los rodeaba.

Años después, el día en que la guerra finalmente llegó a su fin, Taehyung y Jungkook se encontraron en medio de las ruinas de una ciudad devastada. Sus miradas se encontraron una vez más, y en ese preciso instante, sintieron el vínculo indestructible de su amor. A pesar de las transformaciones físicas y emocionales que habían atravesado, sabían que su conexión seguía siendo eterna y poderosa.

Todavía anhelaban estar juntos, pero entendieron que el tiempo y las circunstancias habían dejado sus marcas. Aun así, encontraron consuelo en saber que su amor seguía vivo en lo más profundo de sus almas. Reconocieron que, aunque no pudieron tener el final que deseaban, su amor y su conexión seguían siendo eternos y valiosos.

Así, destinados a vivir separados físicamente pero unidos por un amor inquebrantable, Kim Taehyung y Jeon Jungkook encontraron la paz en la certeza de que, en algún lugar y en algún momento, sus destinos volverían a entrelazarse. El futuro era incierto, pero su amor siempre sería su refugio y su fuerza en medio del caos.

El destino tejido en seda Where stories live. Discover now