Capítulo n°28: "Huida complicada".

Начните с самого начала
                                    

Las antorchas encendidas la iluminan en la noche oscura de la ciudad que está ansiosa por conocer a los futuros reyes de Loto.

La reina Luna aborrecía todo el alboroto por sus nietas, sin embargo, se contenía de incendiar todo solamente porque todo el día y noche era vigilada por un soldado que cumplía ordenes de su hijo.

Se encontraba en sus aposentos yendo de un lado a otro pensando cómo hacer para huir del palacio. Una nube negra se materializo dejándola petrificada al ver a su hijo con otro hombre que desconocía.

- ¡Hijo ¿eres tú?! – cuestiono dudosa - ¿Quién es este señor?

El hombre de manto marrón, cabeza calva y con dibujos en su cara que daba miedo revisaba todo. Cerrando las cortinas fueron alumbrados por una vela que pronto se terminaría de consumir como su venganza.

- ¡Madre! – exclamo entre el calor de sus brazos - ¿Alguna novedad?

-No, hijo. Neptuno me dejo a fuera del concejo y tengo vigilancia permanente ya que teme que su propia madre. Protege a Marte como si fuera su propia vida. – su tono desesperado y triste ablandaron el corazón del príncipe, pero no el suficiente para impedir una tragedia.

-Yo también lo haría estando en su lugar, madre – beso su frente mientras esta fruncía su entrecejo confundida – Necesito de tu ayuda para dar el siguiente paso ¿está dispuesta a traicionar al rey Neptuno?

Dubitativa pensó por un instante, pero el rencor movía montañas y ella estaba convencida que arrebatarle su trono lo dejaría indefenso. Así podría a expulsar a Marte sin sus hijas. Le arrancaría lo que más quería como lo hicieron con su hijo.

- ¿Cuál es tu respuesta, madre? – volvió a insistir. Sabia cuando diera un "si" no habría vuelta atrás.

-Siempre te apoyare, hijo – Mejía sonreía abrazándola.

-Él es Adén, un brujo que nos guiara en nuestra venganza – con su callado en su mano los transporto a otro lugar – Tranquila, sabe lo que hace.

A la reina Luna no le daba buena espina el brujo Adén, sin embargo, no podía decírselo tan abiertamente porque no los dejaba de mirar con esos orbes negros profundos.

-En unos días reuniremos el suficiente ejército para combatir – Adén los llevo a su cueva a una altura aproximada de 20 metros, una parcela de hielo los congelaba y el viento helado se colaba entre sus prendas, la reina se abrazaba a si misma mirando de reojo el precipicio – Cuando todo sea un caos, tú te encargaras de arrebatarle la piedra rosa a Marte y Neptuno.

- ¿Cómo hare para encontrarlas? – inquirió insegura de las palabras de su hijo.

-Ellos la portan en sus dedos en un anillo de bronce – explica – pero son cuatro partes. Marte tiene una y Neptuno otra, sin embargo, en algún lado debe tener las otras dos que faltan.

- ¿Dónde? – interrogo ansiosa ya que el misterio no le gustaba. Su hijo se movía de espaldas hacia ella con las manos entrelazadas – Príncipe Mejías déjate de misterio y habla ya. No tenemos tiempo o sospecharan que me he escapado.

-Esa parte no la sé – la observo por sobre su hombro – Es un secreto a voces que están destinadas a sus hijos, pero no estoy seguro.

-Intentare averiguarlo porque sin saberlo no podemos ir.

La charla no se extendió más. Luna dudaba si había hecho lo correcto, pero retroceder ya no era una opción. Encontrar esa piedra implicaba arrebatarle la vida a su primogénito y a su esposa.

RojoМесто, где живут истории. Откройте их для себя