-Por supuesto- sonríe y le sigo por los pasillos, me indica primero la de Ariel y la mía está un par de puertas más alejada de la suya, mejor, así no podrá escucharme cuando hable con Úrsula por medio del colgante y después me lleva a donde están preparando a la pelirroja que justo sale con torpeza, se le ve bien con ese vestido celeste oscuro, llega otra chica y le dice algo a la que me ha estado guiando- de acuerdo, gracias- la chica se va y nos mira- sus majestades les están esperando para conoceros, venid conmigo por favor- ayudo a la muda a moverse mejor a pesar de los zapatos con tacón que le han puesto y veo que le incomodan bastante, me da un poco de pena a decir verdad, nos lleva a lo que parece ser una terraza que da vistas al mar, a un lado hay tres figuras, dos hombres y una mujer, uno de los hombres es el que nos recibió y el otro es el príncipe el cual se queda mirando a la que está a mi lado hasta que la que está a su lado lo saca de su ensoñación

-Majestad, gracias por habernos acogido en vuestro castillo- hago una reverencia que Ariel intenta con torpeza imitar y casi se cae de no ser por que la sostengo

-No ha sido nada, tuvisteis que haber pasado por mucho, ¿cómo os llamáis?- la mujer de piel negra nos mira sonriendo

-Yo me llamo Luzbel, majestad y me temo que desconozco el nombre de ella, no puede hablar y la encontré a tiempo para salvarnos ambas- explico la falsa situación

-Entiendo, por cierto, él es mi hijo, Eric- el joven hace una reverencia que yo imito- seguro que deben estar agotadas, será mejor que descanséis las dos, más tarde se os avisará para la hora de comer- nos sonríe y asiento con la cabeza

-Gracias majestad- vienen unas sirvientas y nos acompañan a nuestros aposentos y en cuanto dejo a Ariel frente a su cuarto yo voy al mío y una vez dentro cierro la puerta tras agradecer a la muchacha que me ha acompañado, observo todo el cuarto y la verdad es que es bastante sencillo pero a su vez acogedor, tiene hasta incluso un pequeño balcón con vistas al mar, me aseguro que ni el pajarraco ni el cangrejo guardián estén cerca y cierro las puertas que dan al balcón tras encender un par de velas para poder ver mejor, me quito el colgante similar al de mi amada y lo dejo sobre una pequeña mesa, con mi magia consigo conectarlo a la bola de cristal y se ve la imagen de Úrsula en él

-Luz, menos mal que has podido contactar conmigo, ya me estaba empezando a preocupar, ¿cómo has llegado?, ¿estás bien?- comienza a preguntar sin dejarme contestar, cosa que me hace sonreír

-Tranquila, estoy bien, un pequeño barco pesquero nos encontró y el marinero nos trajo directamente al castillo, nos han aseado y vestido muy bien y nos han dejado cuartos bastante cómodos y sí estoy bien, sólo un poco cansada después de nadar tanto y tener que cargar con la pececita y tener que estar soportando a su cangrejito guardián, pero no es nada que no pueda soportar, ahora ella está en su cuarto descansando- le informo de todo lo ocurrido hasta ahora- ¿tú cómo estás?- ahora es mi turno de preguntarle

-Bien, aburrida ya que tú no estás al igual que sola, pero sé que no será por mucho tiempo y que esto valdrá la pena, y también aburrida por tener que estar vigilando de vez en cuando a mi hermanito para saber cómo actuar según él haga, nada del otro mundo- dice aburrida y no puedo evitar reírme por su actitud y parece inspeccionarme con la mirada- ¿qué llevas puesto?- pregunta curiosa

-Un vestido, es cómodo pero prefiero vestirme más con un pantalón y una camisa, mucho más cómodo y no tengo que preocuparme de que no se me vea nada o si hace mucho viento se me levante la parte baja, pero me han dicho que van a ver si me pueden hacer algunos para mayor comodidad- me pongo en pie para que pueda verlo al completo

-Te sienta bien, es raro verte sin tu cola y tan cubierta por esas telas- hace una mueca 

-Tranquila, los hay más cortos, más largos, que muestran más piel o menos, todo depende del gusto de quien lo lleve y de si entra dentro de la vestimenta propia del lugar- me río un poco por su actitud, me cubro la boca al escapárseme un bostezo- perdona, supongo que me está pasando factura-

-No pasa nada, es normal, será mejor que descanses, mañana vas a tener que estar persiguiendo a una princesita hambrienta por saber más cosas y seguramente no se va a estar quieta- se burla y yo como niña pequeña le enseño la lengua haciéndole reír- venga, ve a descansar, ya hablamos en otro momento-

-Está bien,ojalá estuvieras aquí-

-Ya falta poco querida, un par de días y se acabó, ahora a la cama

-Está bien, te quiero- tomo el valor de confesar estas palabras y parece sorprendida pero luego sonríe

-Yo también te quiero, mocosa- nada más decir esto quito la conección y me cambio a un camisón para dormir y me acuesto en la cómoda cama, me cubro con las sábanas y casi de inmediato me quedo dormida

Amor bajo el marWhere stories live. Discover now