Y allí estaba, no cabía duda. El diccionario bien lo expresaba la palabra húngara para vampiro: vámpír. Aunque pareciera evidente con la lectura superficial, era ahora una confirmación segura. Hubiera querido otro significado para esa frase: "los Vampiros existen". Sí, en las películas, en la literatura de terror, en las revistas, en caricaturas. Allí es donde existían y adonde debían pertenecer. Quizás el abuelo estaba loco de atar. Era lo que siempre le dijo su padre, el abuelo estaba chiflado y no era una locura normal, él la consideraba peligrosa. A parte de alguna que otra comunicación cada dos o tres años su padre cortó todo vínculo con el abuelo. Puso una barrera de cuatro países de por medio. Entendía, en parte, ahora ese constante huir hacia el sur, aunque todavía le parecía exagerado. Quizá se pudiera haber resuelto o mitigado al menos, con tratamiento psiquiátrico o alguna otra solución. Sentía que había un secreto, algo que nunca le contaron, algo íntimamente relacionado con él y que llevó a sus padres a esa drástica decisión de, no solo abandonar el país, sino también realizar esa constante mudanza. No había ciudad, pueblo, lago, fortaleza o montaña, que fuese segura de forma suficiente; era como si Herodes les persiguiera y ni en Alejandría se sintieran protegidos.

Marcos Julio, resignado y ya picada su curiosidad decidió continuar con la lectura. Pasó a las siguientes páginas:

"Debo comenzar comentando un hecho: la notoriedad de estos personajes en la cultura popular actual es su mejor baza. Qué mejor forma de esconderse sino bajo sus propias narices. Al extenderse el mito, todos saben que es un vampiro, pero nadie en sus cabales admite que existan. En el pasado, en el Medioevo, que fue una época para ellos de auge en muchos sentidos, llegaron a concentrar verdadero poder, el necesario para su propia seguridad, no demasiado para llamar la atención. Eso condujo a una vida de excesos y acciones que han sido calificadas de crueles e inhumanas, sin embargo, no llevó a la gente a creer que esos personajes fuesen vampiros. Ahora, en plena época de las luces, las personas se vieron atraídas por el gusto hacia lo gótico, hacia lo sobrenatural. El mito se hizo atractivo y comercial. Drácula enamoró a una generación tras otra y desde la invención del cine el asunto tomó otro carisma. "Nosferatu, una sinfonía de horror" en 1922 significó el inicio de esa fascinación filmográfica por el ser vampírico y Bela Lugosi terminó de darle modernidad al vampiro; la imagen del ser seductor, todo poderoso, inmortal, sin escrúpulos ni remordimientos. El No-muerto que se alimenta de la sangre humana. Pero resulta ser que detrás del mito, las leyendas, las luces y las cámaras, se esconden los verdaderos vampiros."

"He aquí una pequeña lista de los mitos que se han extendido, a través de los años, ya sea por culpa de las películas o historietas, novelas, relatos, etc."

"Los vampiros no soportan la luz del sol."

"El mito nos dice que: como criaturas nocturnas y demoniacas, la luz solar los destruye. Sin embargo, un vampiro no arde como un madero seco, impregnado de combustible, al ser expuesto a la luz del sol. Lo cierto es: que, si bien su tolerancia a la luz solar es baja, pueden actuar de forma limitada durante el día. Gracias a los bloqueadores solares, que se consiguen en la actualidad en cualquier farmacia o establecimiento comercial, esa actividad ahora es, en la práctica, ilimitada. Son fotosensibles y en casos de exposición extrema pueden recibir mucho daño, pero es muy difícil que mueran de insolación. Las consecuencias van desde el simple enrojecimiento de la piel a quemaduras focalizadas; según sea la cantidad de exposición a la luz. Sufrirán todos los síntomas propios de una insolación severa. Esto se debe a una deficiencia congénita en la producción de melanina en la piel, la cual no se produce con un ritmo normal. Los rayos ultravioletas también pueden causarles algún daño y dolor, pero en definitiva no es una debilidad mortal."

"Los vampiros no se reflejan en espejos."

"Esta aseveración es bastante tonta y arcaica. Se basa en la supuesta falta de alma en los No-muertos. Muchos de los mitos sobre ellos tienen origen en las creencias judeo-cristianas sobre un tema u otro, por lo cual ellos son culpables indirectos de mucho de lo expuesto. Según ello el vampiro es un ser que ha renegado de Dios y dado que está muerto ha perdido su alma y su capacidad de reflejo. Es falso: se reflejan en un espejo como cualquier persona u objeto."

El Secreto del AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora