-¡Que no, que pesado eres! - Ella la arrojo al piso, manchándola.

-¿Por qué eres así? ¿Por qué te comportas como una perra? - Él pensó que, ante ese comentario, ella se molestaría y se acercaría a él. Así podría admirarla mas de cerca. Pero ella nuevamente, no se inmuto.

-Solo nací así. - le guiño un ojo. Tom carraspeo su garganta, notando un gran rubor en sus mejillas. -¿Estas ruborizado? - Ella trataba de observarlo, pero el bajo su cabeza.

-No. Eres tan fea que estoy por vomitar.

-Claro. - Ella sonrío. El la hizo sonreír.

-Ries muy bonito, deberías hacerlo mas seguido. - Ella volvió a ignorarlo. -¿Dolió? - el señalo su nariz.

-No.

-¡El mío dolió como la mierda! - El rio. - Pero a las chicas les encanta.

-¿Acaso te di la confianza para que sigas con tu estúpida conversación?

-No me interesa si me das tu confianza o no, seguiré hablándote de todas formas.

-¡Adam, sácame de aquí! - Ella grito.

-¡No! ¡Eso te pasa por tirar mi café! - La chica bufo.

-¿De verdad te causo tanta molestia? - Tom pregunto.

-Si dejaras de hablarme, no me molestarías. - Ella veía como la neblina entraba por la pequeña ventana del lugar, hacia muchísimo frio. Tenía sus manos heladas.

-¿Y por qué te molesto?

-Deja de hablarme, Tom. - El sonrío.

-¿Cómo?

-¿Qué?

-Dijiste mi nombre.

-Así te llamas. ¿O no? - el asintió con su cabeza. - Actúas como una madre ante las primeras palabras de su bebé. - Ella se cruzó de brazos.

-De todas las chicas que dijeron mi nombre, tu voz es la que más me gusta.

-Que halago. - Ella miraba sus uñas.

Tom se levantó, sentándose al lado de ella. Quedando muy cerca.

-¿Cómo te llamas? - El recargo su cabeza en la pared. -¿No vas a decirme nada?

-No me voy a molestar, estoy harta. Tengo frio y sueño. - Tom se levanto de su lugar, tomando la sudadera que ella lanzo al piso.

-Póntela. - Ella finalmente lo miro, estaba cerca. Notando como las pupilas de él estaban dilatadas, su sonrisa era hermosa. Sin hablar de su bonita nariz, sus rasgos eran delicados sin perder la hombría en ellos. De verdad, por un momento se perdió en sus ojos, si que el chico tenia sus encantos. - Te dije que mi cara vale mas que tu vida. - Ella salió de su trance, rodando los ojos exageradamente. Empujándolo levemente hacia atrás. Arrebatándole la sudadera, colocándosela en sus piernas.

-Gracias.

-¡Tienes modales! - el llevo una de sus manos hacia su pecho.

-Cállate.

-Cállame. - El se acerco mas a ella, quien no se movió.

-Estamos en una celda. - Lo aparto fuertemente. - No en una puta discoteca.

-¿En una discoteca me besarías?

-Quizás.

-¿Te parezco atractivo?

-¡Joder!

-Esta bien. - sonrió. Noto como la chica bostezaba, tapando su boca con una de sus manos. -¿Tienes sueño?

𝗟𝗢𝗟𝗔 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Där berättelser lever. Upptäck nu