Él me mira con el ceño fruncido antes de dejarme pasar. Me adelanto con la cabeza por lo bajo bastante avergonzada.

Algún día dejaré de hacer tantas estupideces tan temprano. Creo y quiero saber.

Gracias a Dios es de esos maestros que te perdonan las cosas al menos una vez al año. Solo falta que no se me ocurra volver a llegar tarde.

Voy directo a la silla que Hannah dejó detrás suyo para mí y me siento soltando el suspiro más largo de la historia.

—¿Entonces le perdiste sentido a la vida, ¿eh?

—Tú acabas de recordármelo, Hannah, no te preocupes —le digo con una mano en el corazón.

Ella me dedica una sonrisa completa antes de voltearse hacia a mí.

—Por cierto, la fiesta que estaba organizando Daisy para el sábado se recorrió para el día de hoy. Sé que no se llevan muy bien, por eso mismo creo que es importante que vayas —me guiña un ojo—. aparte de que te quiero tener ahí conmigo, ¿qué dices?

Al ver que no respondo se apresura en añadir:

—Por su puesto va ir Jaden. No te preocupes, si en cualquier momento de la fiesta te quieres ir, se lo puedes pedir a él, a Chris o a mí.

Yo me quedo mirándola sin saber qué decir al respecto. Hace meses que no asisto a una fiesta. Tuve una época tan mala que no quería ni levantarme, y la verdad no sé si esté lista para socializar. La gente me abruma mucho, y una fiesta no es el mejor lugar que pueda elegir para ir en estos momentos.

Muchas veces siento que la gente interpreta una sonrisa para pensar que estás bien. Pero no siempre es así.

Yo aprendí que no siempre es así.

Al final Hannah me dice en voz baja que tengo el resto del día hasta la noche para pensarlo. Me dedica  una última sonrisa antes de voltearse a su asiento.

Mientras voy caminando a lado de Jaden —que no tuvo entrenamiento el día de hoy, he de aclarar—. oigo el sonido de mi celular y lo saco con el ceño fruncido.

Hannah:
Preciosuraaaa, ¿vas a ir entonces?, ¿te paso a recoger?, ¿necesitas ropa que te preste?. Lo que se te ofrezca aquí estoy, ¿ehhh?

Suelto un suspiro agotado y Jaden me voltea a ver con una sonrisa.

—Un día agotado, ¿eh?

—Todos los días me agotan.

Y nunca había dicho algo tan cierto.

—¿Hannah ya te comentó lo de la fiesta en casa de Daisy? Quizá quieras ir para despejarte un poco.

Sí, claro. ¿Ir a despejarme o ir a ver como te come con la mirada?

—En la mañana me invitó, y me acaba de llegar un mensaje de ella preguntándome si iré. Aún no me decido.

—Yo iré.

—Lo sé, Hannah me lo dijo.

A estas alturas no sé si me alegra que el pelinegro vaya. Se nota a kilómetros que a Daisy le gusta Jaden. Quizá tengan algo que ver y yo simplemente no quiero meterme en lo que sea que tenga que ver con ellos. O eso me digo a mí misma para fingir que eso no me duele.

Aunque se supone que no son nada. Ayer me lo aclaró. Sigo sin poder confiarme del todo, quizá en un futuro pueda al menos dejar mis inseguridades de lado y arriesgarme.

El día que la luna dejó de brillar. Where stories live. Discover now