†Capitulo 138† Asedio en la tribu salvaje

8 2 4
                                    

-¡¡¡Uoooorrrrghhg!!!-.
Fue el rugido de batalla que dió uno de los orcos de mayor estatura e imponencia.

Esos humanos estaban masacrando a lo que quedaba de su gente, no podía permitirlo.

Sin nadie que llevara la marca de la tribu, era seguro que su estirpe se extinguiría y pasaría al olvido.

Y aunque de manera sorprendente, pudieran derrotar a ese grupo de intrusos, quedaba muy en claro que sus fuerzas no serían suficientes para lidiar con las demás tribus y amenazas.

-¡¡¡HEEERRMANOSSS!!!-.
Grito para que todos pudieran escucharlo.
-¡¡NUESTRA SANGRE Y HUESOS SE QUEDARÁN IMPREGNADOS EN EL SUELO DE NUESTRO HOGAR... PERO NO RETROCEDEREMOS!!-.

El orco observó a cada humano con unos ojos inyectados en sangre, su mirada de odio reflejaba la resignación y la furia.

Pues en tan solo unos días, el y su gente desaparecieron del bosque Sain.

Cómo una camada de conejos dormidos encontrados por los lobos.

-¡¡¡POR LA GLORIA DE KHA-OTHO!!!-.
Rugieron los mas valientes, a la par que derribaban a sus compañeros cobardes para abalanzarse sobre los intrusos.

Evansz se tomó tal imagen como algo serio, no porque el disminuido grupo de orcos fuese un problema.

Si no porque estos guerreros estaban dando todo de si, mientras los cobardes escapaban.

Entre ellos, los más débiles de mente que no aceptaban lo que uno ya había visto.

El final de la tribu...a mano de monstruos mas fuertes.

-¡¡¡JUNTEN ESPALDAS!!!-.
Ordenó el hermano mayor, antes de su grupo haci lo hiciera, y examinando a los veinte guerreros que corrían hacía ellos.

Asintieron con un rostro sombrío y frío.

Incluso Theodor se había atrevido a salir del vortice que lo mantenía estable, su cuerpo y mente parecían estar bien.

Pero en realidad, era solo que no quería quedarse atrás.

-...Estar adentro de una pelota si que es doloroso-
Dijo en cuanto detuvo el tiempo, y comenzó a estirar sus músculos sin ninguna preocupación.

-Te noto un poco extraño, ¿Estas seguro de que estás bien?-.
Le pregunto Columbus, provocando que se sobresaltara por el hecho de que olvidó que el también tenía técnicas similares.
-... Por lo que eh podido entender de tu don, te permite controlar parte del tiempo..lo digo porque yo solo soy capaz de usar el impulso para atacar sin dar oportunidad de reacción...
¡Pero vaya!, Tu eres capaz de detener el tiempo mismo-.

El Titan sonrió ligeramente, tenía el control completo de la situación...y ahora que el mismo se detenía para reflexionar, ¿siempre había sido el más fuerte de todos?.

~No...ni siquiera ahora puedo considerarme fuerte~.
Sus manos temblaron en cuanto una punzada de dolor recorrió su pecho.

Señal de que su núcleo había vuelto a ser caótico, le dió un rápido vistazo a Columbus.

Y ambos asintieron para posteriormente saltar hacía la pequeña horda.

Antes de que la realidad volviera a ser reanudada.

-¡¡¿Uoh?!!-.
Un orco quedó estupefacto en cuanto parpadeo y ya tenía justo enfrente a dos de los intrusos.

¡Juuuzzzzhhhjj!

Sendero primigenio #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora