—Phi Bright. Vamos, apúrate y vamos a la oficina de cambio para que nos den nuestro dinero.

Bright salió de sus pensamientos de pronto. Dándose cuenta de que todavía estaba en pijama en la puerta de su casa.

—No seas impaciente Gun. Es muy temprano aún y yo tengo que estar puntual en el trabajo o el viejo imbécil de mi jefe va a correrme. Podemos ir después por el dinero.

—Phi ¿No quieres tu libertad de ese hombre malo, de una vez por todas?

¿La quería? ¿Bright realmente quería dejar de ver a Gun? Una vez que Bright pagara el dinero, el trato se acabaría y Win ya no necesitaría de él. Eso es lo que le había dicho, o algo así, la última vez. Él era solo un juguete, uno de muchos que ya habían existido y los que existirían después. La única excusa por la que Bright y Win seguían follando, era porque así, Bright pagaba sus intereses por el préstamo. Pero aun si era así, Bright no quería que el trato se acabara tan pronto, pero es lo que sucedería si Bright pagaba su dinero a Win. Bright podría retrasar un poco ese pago, talvez y seguir disfrutando del sexo con Win un tiempo más, pero Gun ¿Qué iba a decirle? El dinero ya no era excusa para seguir teniendo qué ver con Win.

Bright encontraría la manera. No estaba listo aún para dejar de ver a Win, para dejar de ser su juguete. Le gustaba serlo, y le gustaba también la cara de bebé que ponía Win después de correrse, el rosa de sus mejillas después de sentirse satisfecho con las jodidas que Bright le daba, de acuerdo a sus órdenes. La apacible mirada que quedaba en sus ojos adormilados por el placer y la vulnerabilidad que desprendía cuando se acurrucaba en él de manera inconsciente y aplastaba su mejilla contra su costado por unos minutos, antes de volver a su papel del mafioso malo y en control que era, cuando todavía tenían la ropa puesta o cuando aparecía alguno de sus empleados por el departamento, con información sobre ese tal Nani Hirunkit, que se supone es su enemigo y en algún momento quiso follarse a Win. Bright casi vomita la cena por la rabia, cuando Win le contó como si fuera una broma, que el hombre quiso convencerlo de follar, ofreciéndole pase libre a sus entregas de drogas por su territorio.

Definitivamente Bright no terminaría su trato todavía. Estaba muy cómodo pagando los intereses de su deuda al acreedor más sexy y ardiente que jamás haya tenido antes.

—Tengo trabajo Gun y el reclamo del dinero se puede hacer dentro de los siguientes siete días. Tenemos tiempo y te prometo que en cuanto cobremos el premio, voy a ir hasta el casino a pagarle a Win.

»El premio se cobró dos días después, el día miércoles y Bright estaba lleno de trabajo ese día, con montañas de papeles y citas que agendar para el cabrón de su jefe. No tuvo tiempo de ir al hospital a ver a su madre y le pidió a Gun que fuera en su lugar. No se imaginó que esa misma tarde, Gun lo esperara a la salida del bufete para contarle que había visto a Win en el hospital, en la habitación de su madre.

¿Qué hacía Win ahí?

Pero Gun dijo que su mamá estaba muy contenta con la visita. Eso significaba que Win había sido amable y no había dicho nada comprometedor, incluso le llevó sus flores favoritas, según Gun y Bright nunca dijo nada de eso a Win, que recordara.

Al menos Bright había dicho a su madre algunas cosas sobre Win. Como que él le había prestado el dinero que necesitaban, aunque no especificó bajo qué términos y quizás le dijo que era un chico joven y hermoso, que sonreía con los ojos cuando estaba de buen humor y que se llevaban muy bien y que eran amigos —que follan— y que había sido muy amable al haber preguntado por ella el fin de semana.

—...El idiota se cabreó conmigo porque le dije sus verdades ¿Puedes creerlo Phi? Pero yo no le tengo miedo y gracias al cielo hoy mismo te deshaces de ese trato horrible.

—¿Qué?

—Le dije que ya tenías el dinero para pagarle y que hoy mismo se lo darías.

—¿Por qué hiciste eso Gun? —espetó Bright furioso.

—Es la verdad, Phi y puede que necesite su dinero hoy, porque me dijo que te dijera que, si no llevabas el dinero hoy, te cobraría el doble, así que apúrate Phi, se te hace tarde.

—No tenías derecho de decirle eso Gun. No es tu asunto, no te interesan mis tratos con Win o cómo los manejo ¡Mierda!

—No sé qué carajos pasa contigo Bright. —Dijo molesto— Pensé que querías acabar con todo de una vez por todas y ahora te pones así por una tontería... Sin embargo, el tipo que estaba con él me dijo que debería preguntarte otra vez lo que has estado haciendo para ese mafioso todo este tiempo y realmente quiero saberlo.

"Win debe estar realmente enojado", pensó Bright. Era realmente una suerte que, a esta hora Gun no estuviera muerto en algún callejón. Bright había visto en dos ocasiones, como Win había ordenado matar a personas por el simple hecho de haberlo visto de mala manera en el casino o atravesarse en su camino cuando conduce su auto en las calles.

Lo que sí podía asegurar Bright, es que el furioso en ese momento era él. Gun no tenía derecho a decirle nada a Win. Esos no eran sus planes, pero él lo había arruinado todo.

—Si quieres saber Gun, he estado follando con él todo este tiempo. Ese fue el trato que hicimos y si no te lo dije antes fue porque no ibas a entenderlo.

La cara de Gun estaba blanca como el papel. Era de esperarse, él nunca lo entendería.

—Con mucha más razón, deberías correr y tirarle su dinero en la cara. Te está obligando a tener sexo con él, cuando a ti no te gustan los hombres.

Bright sabía muy bien que la palabra obligar estaba muy lejos de ser la correcta.

—No Gun. —Dijo Bright, tomando una respiración profunda— No me está obligando a nada, porque lo hago de buena gana, pero eso tú no lo entenderías.

—Explícame entonces.

—Me gusta Win, bien. Suena absurdo, pero de verdad me gusta y yo... realmente no iba a decirle que ya podía pagarle el dinero. No todavía, pero ya no importa de todos modos, porque tú se lo dijiste y ahora él va a mandarme a la mierda porque cuando salde mi deuda, ya no habrá trato que me mantenga cerca de él.

Después de una larga mirada, Gun logró reconocer algo en los ojos de Bright. Honestidad, tal vez.

—Me duele que no confiaras en mí para contarme esto, Phi —Gun se escuchaba más calmado— Puede que no lo hubiera entendido al principio, pero te conozco y sé que no mientes cuando dices que te gusta él. Yo... lo siento. Lo arruiné, pero si esto solo era un acuerdo de conveniencia para él, tal vez sea mejor si lo terminas ahora.

—Sí, sería lo mejor. Solo que no estaba listo aún. —Bright suspiró— Ve a casa Gun, debo ir a lo de Win y pagarle su dinero.

Bright tomó un taxi en dirección al edificio de Win. Ya no había manera de seguir retrasando lo inevitable.




 Ya no había manera de seguir retrasando lo inevitable

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