INTERESES ლ [Adap. BrightWin]

⁵|Como un ciudadano independiente

—Yo…

—Calma lobito. Termina tu noche tranquilo. Mañana me darás el primer abono a los intereses. El capital de la deuda lo pagarás según a ti mejor te acomode.

El momento de pagar había llegado. Bright era hombre de palabra y tenía que cumplir, aunque no estuviera contento con la idea de follar a un hombre. Afortunadamente, parecía que no tendría que usar las pastillitas azules. Su polla de buena gana parecía querer cooperar.

—Es-está bien. ¿Dónde…

—Pasaré por ti a las seis de la tarde. Báñate bien y espérame puntual. No me gustan los retrasos. Que tengas una linda noche lobito.

Bright ya no tuvo tiempo de replicar o preguntar. El teléfono había quedado muerto en su oreja.

—¿Quién era Phi? —Gun tenía las mejillas abultadas y la boca llena de fideos a medio masticar y la frente sudada por haber comido demasiado picante.

—Era... era Metawin…

El sábado era día de descanso para Bright que trabajaba de lunes a viernes en el bufete legal. Durmió hasta tarde, como cada fin de semana. Le encantaba dormir casi hasta caer en coma.

A las dos de la tarde, mientras se desperezaba del profundo sueño de más de quince horas, su teléfono vibró en el buró con una notificación de la app de mensajería.

"Buenas tardes lobito. No olvides que a las seis paso por ti. Espero que vengas preparado."

Tenía exactamente cuatro horas para estar listo. Tiempo de sobra para mentalizarse en lo que estaba por hacer. Iba a tener sexo con un hombre por primera vez. La mamada había sabido a gloria, pero meter su polla dentro del culo de un hombre era algo diferente, acariciar el cuerpo de un hombre no era lo mismo que con el de una mujer y definitivamente besar los labios de un hombre no sería igual, aunque los labios de Win se vieran apetecibles, seguro que no serían tan delicados y sedosos. Un momento, Bright ya los había probado y que lo condenaran si mentía. Eran los labios más suaves y apetecibles que haya probado. Suaves, pero exigentes.

Comió algo ligero antes de meterse a bañar y luego tomó una larga y relajante ducha tibia. Necesitaba estar lo más tranquilo y calmo posible.
Se imaginaba miles de escenarios y todos muy diferentes, pero en cada uno la dulce boca de Win parecía monopolizar las escenas.

¿Le haría Win una mamada nuevamente? ¿Le daría órdenes de nuevo con esa suave y a la vez potente voz? ¿Cómo querría Win que lo follara? Quizás de frente, o a cuatro patas, de pie contra la pared. ¿Cuántas posiciones del Kama Sutra era posible hacer en el sexo gay?

¡Dios! Bright no era un pervertido y ahí estaba en la ducha, bajo la lluvia artificial con la verga más dura que una barra de aluminio, imaginando obscenidades con otro hombre. A él le gustaba el sexo, pero cuando llevaba a una mujer a la cama era bastante o, mejor dicho, era poco imaginativo. Disfrutaba, sí, pero no se anticipaba a las posibles situaciones. En cambio, ahora su mente parecía correr a miles de kilómetros por hora con la sola idea de que en unas horas follaría con Win.