24. rose Harrington

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      Rosie sonrió al espejo y tomó el guion que le preparó Robin y había estado repasando durante tres meses. Allí estaba volcado todo lo que tenía que hacer para dar su mejor versión para pedir su renuncia como Poison Rose a Vought. Cada palabra y cada gesto, estaba lleno de anotaciones que señalaban sus defectos y lo que no tenía que hacer: "No mires para abajo, mira a los ojos, no susurres cuando lo saludes, entre abriendo la puerta de par en par y camina haciendo pisadas que retumben en toda la oficina, no te disculpes cada dos oraciones y ¡Deja de jugar con tus dedos!" habían estado practicando día y noche, la pusieron en diferentes situaciones y se suponía que ya estaba lista para enfrentarlos y salir a la calle.

      Rosie se miró al espejo por última vez antes de salir... y las lágrimas regresaron.

      Había arruinado todo, como siempre: su maquillaje se había arruinado, del enojo desató su colita alta y la ropa que le habían hecho le parecía horrible. No quería ir, todos se darían cuenta, la mirarían, murmurarían a su lado, la apuntarían con el dedo y hablarían, lo dirían. No podía soportarlo. Debería de irse a casa de Nancy y Robin y nunca más salir de allí.

      "—Te vas a derrumbar allí, pero recuerda que es para tu libertad." Le dijeron sus únicas amigas en cada ensayo. Tenía su guion, solo tenía que apegarse a él, lo había ensayado mas de mil veces. Tenía que ser valiente de una maldita vez y hacer algo por ella. ¿Cómo había ido a la guerra e hizo cosas que la pusieron en extremo peligro y nunca dudó? ¿Cómo es qué eso le parecía más fácil de hacer que ir a mostrar su carta de renuncia? ¡Era un superheroina! ¡Tenía superpoderes! Destrozaba montañas, abría caminos, le cayeron bombas y sobrevivió.

      —Vamos Rosie —se dijo volviendo a arreglarse: el maquillaje, el cabello la ropa, la sonrisa—. Es por tu libertad, renuncias y serás libre de vivir tu vida como quieras. Harás el bien bajo tu nombre —le dijo susurrando a la Rosie del espejo—. Tu puedes hacerlo, como te dijo Nancy: "Camina como una modelo, tu eres la que manda". Soy cómo él, tengo poderes, ¡Mejores poderes!

      Bebió toda la botella de agua y salió. El primer paso estaba dado, ahora solo bajaba y caminaba un par de cuadras a la nueva torre de Vought.

      "—Camina como si fueras la dueña de la ciudad; el mundo es tuyo, la naturaleza te dio las llaves para que la cuides y siempre esté en armonía, pero... puedo destruirla en cualquier momento." Decía Rosie para si misma con el miedo de que las personas reconocieran su rostro. No tenía su traje de superheroina, pero el traje era inusual entre mujeres con vestido y hombre de negro. "—Prefiero ser vista por mi ropa que por ser ella o de él."

      —¡Poison Rose! —Gritó uno, pero siguió caminando.

      —¡Poison Rose! ¡Poison Rose, ¿Puede venir a mi casa, mi hija es admiradora tuya? —Una mujer se le interpuso en medio del paso. Rosie sonrió educada y le costó muchísimo decir que no, pero terminó aceptando un papel con la dirección de la casa y una cita mañana a las 14:00.

      —¡Poison Rose! ¿Dónde está Soldier Boy? ¡Queremos verlos juntos! ¡Felicidades por el compromiso!

      Se mantuvo callada y llegó a las puertas. Los de seguridad reconocieron su persona y la dejaron pasar sin dramas —aunque los vio hacer una cadena de señas para notificar por un teléfono que la superheroina estaba en el edificio—. Rosie caminó al ascensor y se subió sola, apretó el último botón, el del piso más alto, en dónde estaba la oficina del nuevo C.E.O Frederick Vought JR. Un idiota que le dieron el puesto por herencia ahora que los Nazis no estaban sobre su hombro buscándolos para matarlos.

TOXINA | THE BOYS  //  SOLDIER BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora