Digo, mínimo me hubiera dicho algo así como: "oye hija, el chico con el que estarás compartiendo habitación parece modelo, no sé si quieras irte preparando mentalmente para hacer el ridículo a lado suyo." ó " Hija, escogí un chico guapo para poner a prueba que tan capaz eres de controlar tus hormonas cuando ERES UNA ADOLESCENTE con ganas de..."

Creo que estoy un poco alterada por la situación.

El chico va a saludar primero a mi madre y acto seguido va por mí.

Este es el momento en el que me da un infarto.

El chico me dedica una sonrisa de lado antes de hablar.

—Soy Jaden, un gusto...— deja la frase en el aire para que pueda contestarle.

Así se llama el responsable de tu perdición, que interesante elección.

—Ashley —digo sin más.

Yo y mis habilidades para socializar...

—Un gusto, Ashley —dice observándome muy atentamente din quitar su sonrisa de lado. 1

Que deje de hacer eso si no quiere que me desmaye aquí mismo, por favor.

¿Por qué tenía que compartir habitación con alguien tan guapo?. Las cosas se me complicarían más así. Ahora tendría que estar concentrada en no mirarlo ni hablarle mucho.

Aunque los chicos no son lo que más me preocupan en estos momentos, debería centrarme. No viajamos hasta acá para que yo este con mis tonterías.

Rompo el contacto visual algo nerviosa volteando a ver a la pequeña Melanie que acaba de pegar un grito. Resulta que se había pegado en el dedo pequeño del pie con la esquina del sofá.

Así que la niña es igual de torpe que yo, eh.

Parece que desayune 86 circos y 104 payasos...

Su madre se acerca a su hijo tomándole poca importancia a la niña que se acaba de golpear.

—Bueno —dice ella abrazando a Jaden por los hombros.— Creo que lo mejor es que lleves a Ashley a tu recámara para que pueda irse adaptando y se instale—dice con una sonrisita. El chico no ha parado de verme desde que bajó las escaleras, así que en ese momento parpadea rápidamente como volviendo al mundo real y asiente con la cabeza mientras me dedica una pequeña sonrisa.

De seguro se quedó sorprendido por lo expresiva que me veo.

Ya cayó ante mis encantos.

Ojalá.

—Acompáñame, Ashley. Vamos a instalarte.

Dicho esto, me ayuda con las maletas, y subimos las escaleras.

Son personas amables. Lo he notado apenas he cruzado la puerta. También son muy atentos. Supongo que ahora mismo mi mamá estará instalándose también en su habitación.

Al subir las escaleras no puedo evitar darle una repasada de arriba hacia abajo. Quito la mirada inmediatamente sacudiendo la cabeza.

¿Qué estoy haciendo? Un poco de respeto a este chico, por favor.

Llegando al segundo piso lo primero que veo son tres puertas a frente mío y una sola a la izquierda, que es a la que nos dirigimos.

Jaden abre la puerta de la habitación y me hace un gesto para que pase. Me apresuro en pasar para no tenerlo tan cerca y sufra el riesgo de desmayarme.

Al pasar a la habitación me encuentro con un cuarto sombrío, cuyas luces led y las luces que se encuentran en el techo son las únicas que iluminan el lugar. Y sin duda, no es como me lo pude imaginar. La habitación por fuera se ve bastante pequeña, pero al adentrarse a esta es bastante grande.

El día que la luna dejó de brillar. Where stories live. Discover now