ᑭᖇ𝖮ᑭᑌ𝖤𝖲丅ᗩ 𝖨ᑎᗪ𝖤ᑕ𝖤ᑎ丅𝖤 ✧ 𝖣𝖮𝖥𝖫𝖠𝖬𝖨𝖭𝖦𝖮 𝖷 𝖢𝖱𝖮𝖢𝖮𝖣𝖨𝖫𝖤

🦩XV. ᴀʟɢᴏ ᴛʀᴀᴠɪᴇsᴏ🐊

Tan rápido como lo vió marcharse, Crocodile bajó de la cama para perseguirlo hasta el puerto.

Doflamingo, se fué colocando su ropa en el camino.

Marco se apresuró rápido hasta tomarle del antebrazo, luego Crocodile se detuvo en seco que lo miró con el ceño fruncido.

—Lo siento, sí lo asusté —Dijo Marco mirando con desinterés su casi desnudez—, pero tenemos que hablar.

—¿Sobre qué? —Resopló el azabache, luego miró que Doflamingo iba caminando a paso veloz que ya estaría a nada por alcanzarlo. Crocodile no quería seguir estando allí en el castillo, sus nervios se lo comían entero, todavía no podía meditar por la borrachera que le había dado, se cuestionó porque rayos se le ocurrió acostarse con Doflamingo¿Cómo fué que tuvo el atrevimiento de hacer eso? sí ese día se casaría con Verina y más aún, ella estaba por asesinar a su preciado hijo. Ya un poco sobrio y con un ligero dolor de cabeza, necesitaba huir, escapar de su loquera y el impulso por irrumpir en Dressrosa.

—Tengo que hablarte de tu enfermedad y de tu tiempo de vida-yoi.

—¿Tiempo de vida? —Y Marco asintió con una mirada seria— ¿Quieres decir que mí muerte está cerca... El tiempo según lo calculado, s-se acortó más?

—Me temo que...

Ya frente al barco, es decir el puerto de Dressrosa, Crocodile logró terminarse de vestir mientras Marco le explicó con detalle sobre su estado. Crocodile de todos modos pensó en renunciar hacia Doflamingo ¿Cuál era la diferencia?

—No porque seamos fértiles, la sociedad nos tiene que hacer menos —Le explica Ace con una sonrisa amplia, pues él también es un doncel. Crocodile comenzó a fumar un puro que sacó de su chaleco—. Tienes un gran corazón de hombre valeroso. Tu hiciste tú propia vida como cualquier soñador como viajar, ser libre, pero lo más importante es que no sucumbiste a las costumbres de la ciudad y fuiste un hombre que encontró nuevas experiencias.... Cómo el amor.

—Hablas cómo sí me entendieras mocoso. —Dijo Crocodile.

—Jaja, bueno sucede que yo... —Hizó una mueca— Por ejemplo... Mírame a mí. Yo tuve que ser educado para crecer, casarme, servirle a un hombre rico y darle hijos. Por fortuna resultó ser un hombre del que ya me había enamorado, pero muy en el fondo te envidio. Yo también quice escaparme a la aventura por mí cuenta. Pero no lo hicé por miedo...

—Aun eres joven, puedes hacerlo junto a tú familia. —Le sujirió.

—Podria ser.

En ese momento llegó Doflamingo interrumpiendo a Ace y Crocodile.

—¿A dónde crees que vas? —Le cuestionó el rubio. Crocodile alzó una ceja mirando sus mechones rubios alborotados.

—Me voy Doflamingo.

—¿Qué? ¿Por qué Crocodile?

—Todavía recuerdo que estoy desterrado. —Le dijo preparándose para zarpar.

—Entonces, desde ahora proclamo que ya no lo estás. Puedes quedarte...

Crocodile miró a su pequeño hijo correr hasta la costa jugando con el agua dónde cogió las pinzas de un cangrejo, el cual no tardó para pincharle su pequeña nariz.

—Tengo un hijo a quien cuidar. Le agradezco a esa tal Dadan y a Daz, por haber cuidado de mí hijo... —Suspiró pesado— Pero vamos a regresar a Inglaterra.

Doflamingo divisó cada acción de Crocodile en su mirada. No podía objetar cuando Crocodile tomó una decisión responsable.

—Entiendo—Fué lo que pudo decir el rubio aunque él muy bien sabe que detesta los rechazos y más aún tratándose del crocodilo, ese hombre que realmente logró enamorarlo, cómo sí de un hechizo se tratara—. Pero sí decides cambiar de parecer, aquí te estaré esperando.