Penélope¹

132

Deja la máscara de león llorando en la máscara. Exhaló un profundo suspiro mientras lo miraba.

—Bien. ¿Estás herido?

—Si, estoy bien.

Mientras Raon murmuraba, la pupila azul se dirigió hacia mí esta vez.

—¿Lady está herida?

—Todo está bien.

Respondí la verdad con un asentimiento. Luego le pregunté las cosas que me vinieron a la mente tardíamente.

—¿Te llevaste a los niños a casa de forma segura?

—Sí.

—¿Tú...?

Iba a preguntarte si estabas bien, pero cerré la boca. No pude decir: 'Está bien si es una charla vacía'.

Quizás porque fue golpeado por la cola de un demonio, el agua roja se había extendido por los bordes irregulares de la túnica. Se veía mucho peor que el Príncipe Heredero.

—Es demasiado tarde. Dejaré de llevarte allí.

Entonces, cuando parecía que no tenía intención de continuar, extendió la mano y lo sugirió primero. No pude rechazar la voz muy cansada y cansada.

—Okey. Volvamos.

Apresuradamente tomé su mano. Pronto una luz brillante nos envolvió a los tres. Todos nosotros.

***

—¡Su gracia!

El único ayudante del Príncipe Heredero.

Cedric Porter saludó a Callisto, quien acababa de ser convocado al portal del Palacio Imperial con un rostro deslumbrante con una tripulación mágica.

—Oye.

El Príncipe Heredero levantó la mano para saludar a tal ayudante. '¡¿Oye?!'

Cedric se mordió los dientes para presionar el relleno hirviendo.

Era el único ejército importante que había traído al campo de batalla.

Pero a veces, siempre que actuaba como un loco, quería estrangularlo.

Recientemente, se llevaron a cabo intensas reuniones día tras día para acabar con los Leila Ganshans que se esconden en las Islas Archina y dañan el imperio.

Las islas Archina, donde se escondían, tenían tantos cañones y arrecifes a lo largo del lado principal, y las olas eran fuertes que los barcos de guerra no podían acceder fácilmente a ellas.

Además, su rebelión fue más fuerte de lo esperado y, a menudo, fueron asesinados en un grupo que intentaba acabar con el desastre.

Por lo tanto, el Príncipe Heredero estaba buscando una forma de acceder a los mapas antiguos que adquirió durante la competencia de caza anterior.

Fue en el punto álgido de la reunión.

Apareció una mancha roja en el mapa y comenzó a parpadear.

Era una isla que no estaba marcada en el mapa cerca de ella, no en las Islas Archina.

Todos estaban desconcertados por el repentino enrojecimiento, y de repente el Príncipe Heredero salió corriendo como un loco, abandonando su asiento.

Y ahora estoy de regreso.

—¿Qué diablos está haciendo en Soleil? ¡Qué pasó con la lesión!

Preguntó Cedric, quien relató la situación una vez más.