Capítulo 44. Conexión de mellizos

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El resto de líderes pudieron notar que Beta no esperaba una respuesta tan elaborada. Alpha le conocía lo suficiente como para saber que aquella chica no le parecía la mejor opción para ser una líder. Quizá por su edad, quizá por su amnesia... pero no era su sector, por lo que no debía entrometerse.

—Pues muy bien, supongo. Espero que sepas mantener el ritmo de Apeiro, porque esto solo es el principio.

—Lo sé soy consciente —contestó, agotada de las pullas de su compañero. No tenía por qué aguantar aquellos comentarios. ¿Sería así con ella siempre, o solo la presionaba por ser novata?

—El tiempo dirá, supongo. De eso sabéis mucho en el sector Omega.

—Bueno —interrumpió Alpha para salvar a su compañera de más incómodos comentarios por parte del psicólogo—, ¿y cómo están los dos? ¿Tranquilos? ¿Nerviosos?

—Pues los vi hace un rato y estaban calmados. Sobretodo el... el serio, el que siempre parece que está enfadado. ¿Δ-030?

—Sí, ese es.

—Es que aún no los distingo. En fin, él está bastante más tranquilo. 072 está haciendo mil preguntas.

—No cambian... —mencionó, con una sonrisa que trató de ocultar— A 030 le da igual todo, 072 es bastante más inquieto. Como consejo, os diría que le apliquéis la conexión neurocular a 030, lo tolerará mucho más.

—Le va a doler.

—Lo sé —mencionó Alpha, tratando de no parecer alertarse ante aquel hecho—, pero les conozco y sé quién de ellos va a pasarlo peor.

—¿Tanto te importa?

El matemático se llevó una mano a la frente y soltó un irritado suspiro.

—Vamos a ver, Beta —dijo, notablemente cansado—. ¿Quieres hacérselo a 072? Pues hazlo, pero si se agobia y empieza a tratar de salir de la máquina antes de tiempo no me digas que no te avisé.

—Vale, vale —el psicólogo rodó los ojos, sorprendido por la brava reacción de su compañero—, tranquilo. Cómo estamos hoy...

—Es que empiezo a pensar que tratas de buscar en cada uno de mis comentarios un segundo significado oculto que puedas usar en mi contra.

—Eres un malpensado.

—Creo que malpensado lo eres tú, Beta. No me quitas el ojo desde el espectáculo que di en el sector Gamma.

—Es que no me lo esperaba de ti, pero bueno. Lo siento, ¿eh?

Beta le dio un último sorbo al café y se levantó de la mesa.

—Como sea, me voy a ayudar a Gamma con los últimos preparativos. Nos vemos a las seis.

Tras dichas palabras, le dio un par de palmadas en el hombro a Alpha y abandonó el recinto.

Él y Delta cruzaron miradas.

—De mal en peor —se dignó a decir la mujer.

—Calla, calla. Este tío es así por naturaleza.

—Te tiene envidia por ser la mano derecha de Sigma.

—Pues que se joda —replicó, aún enfadado—, no es mi culpa que esté obsesionado con recibir su atención. Seguro que en el instituto era de los que le hacía la pelota al profesor.

Delta no pudo evitar reírse con el comentario, por mucho que no quisiera alimentar los malos rollos entre dos de sus compañeros. Pudo ver como Omega la observaba de reojo, aún en silencio. Parecía un fantasma: tan pálida y quieta, casi como si no estuviese ahí.

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