─ chapter twenty-two

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— ¡Mamá! ¡Allá! ¡Tío Rafa! —exclamó Allegra señalando hacia la izquierda y provocando que su madre mirara en la misma dirección, encontrando a Rafael y Agustina que saludaban agitando su mano mientras sonreían.

— Ya los vimos Pau, ya están con nosotras. —Gianna pudo oír como Paulo soltaba un suspiro aliviado.

— Ahora que sé que están bien ya me puedo relajar un poco. Cuídense, ¿sí? Pásenlo lindo, y las amo mucho.

Gianna sonrió— Nosotras a vos Pau, nos vemos en unos días. —así, la chica cortó la llamada justo cuando llegaba a donde los cordobeses esperaban por ellas. Ambas siendo rápidamente atrapadas por un abrazo de los dos mientras le preguntaban cómo había estado el viaje y si habían tenido algún inconveniente en el mismo.

— ¿Tenes frío, Alle? —le preguntó Rafael viéndola por el espejo retrovisor ya que iba sentada en el asiento trasero junto a Gianna, sentada en una sillita especial que habían comprado para ella unos días atrás con Julián, entre otras cosas más. La nena negó con su cabeza, mirando por la ventana la nieve que había afuera— ¿Y Pascal y Sully? ¿Tienen frío?

— ¡No! ¡Están calentitos! —exclamó abrazándolos con más fuerza provocando que sonrieran.

— ¿Comieron algo, Gia?

Ante la pregunta de Agustina, la escritora chasqueó su lengua— Lo último que comimos fueron unas galletitas que nos dieron del avión un rato antes de bajar, cuando llegue le hago la meme a Allegra a ver si así se duerme un rato.

— Sino la gorda no va a aguantar a la noche. —dijo Agustina girada en el asiento del acompañante para verlas mejor— Igual Juli nos dijo que había ido a hacer la compra de la semana y trajo galletitas y un par de cosas más para ustedes, por si querían comer después de llegar y durante el partido. Nosotros también compramos algunas antes de ir al aeropuerto, nos fijamos que no tuvieran maní ni nada raro.

— Gracias chicos, posta aprecio mucho que se tomen esas molestias por nosotras.

— ¿Qué molestias? —le dijo Rafael observándola con una sonrisa, aprovechando que estaba en un semáforo— No es ninguna molestia Gia, ustedes ya son parte de la familia, obviamente vamos a hacer lo mejor para recibirlas y que estén bien. ¿Te dijo Julián de la sorpresa?

— Me dijo que tenía una sorpresa, pero no me dijo qué era, ¿ustedes saben qué es?

— Sí, pero no podemos decir ni mostrar nada, vas a tener que esperar a que llegue del partido. —Gianna hizo un puchero con sus labios que provocó la risa de los otros dos— Para cuando te des cuenta Julián va a estar llegando.




A LAS SEIS DE LA TARDE, para cuando ya habían pasado unos cuarenta minutos desde que el partido había finalizado, pudieron escuchar el ruido de las llaves en la puerta del departamento. Allegra se encontraba sentada en una de las sillas del comedor, coloreando uno de los libros que había traído, mientras Gianna, Rafael y Agustina hablaban sobre la celebración de la noche.

— Ese tiene que ser el Juli. —dijo Rafael, y estaba en lo correcto, porque segundos más tarde, Julián apareció en el comedor portando el equipo de viaje del City, con su bolso colgado sobre su hombro.

— ¡Juli! —exclamó Allegra cuando notó la presencia de Julián que las miraba a las dos con una sonrisa radiante, su rostro iluminándose por completo ante la simple presencia de las dos Dybala.

— ¡Hola, pulga! —Julián tiró su bolso a un costado, sin fijarse donde caía, moviéndose rápidamente hacia el lugar donde ellas estaban sentadas para atraparlas en un abrazo fuerte, dejando numerosos besitos en la cabeza de Allegra y en la mejilla de Gianna con dulzura— Hola, mi amor. —agregó en un susurro para Gianna que provocó que un cosquilleo la recorriera de pies a cabeza— Las extrañé muchísimo.

DELICATE | julián álvarezWo Geschichten leben. Entdecke jetzt