Nunew asintió cuando Zee salió de la cocina. Se esforzó para escuchar, tratando de asegurarse de que Janis hubiera hecho lo que le dijo y no se colara para molestar al hombre. Cuando no escuchó nada, Nunew se volvió a su tarea, revolviendo la carne molida con la espátula.

—Huele bien.

Nunew dio un salto y se dio vuelta, golpeándose contra el pecho de Zee.

—Wa. Yo no tenía la intención de asustarte, Nunew. — Zee agarró la cintura de Nunew para estabilizarlo, y luego lo jaló un poco más cerca. El corazón de Nunew latía tan fuerte que se sentía como que iba a salirse de su pecho. Pum, pum, pum. Su respiración salió en pequeños jadeos rápidos cuando Zee bajó su cabeza y le susurró en los labios a Nunew. Nunew gimió, inclinándose para probar más el café y el sabor único de Zee.

Zee lo profundizó, empujando su lengua contra los dientes de Nunew, queriendo entrar. Nunew se abrió. Zee deslizó su lengua dentro, y lamió el techo de la boca de Nunew comenzando a enredar su lengua con la de Nunew. Nunew gimió, acercándose y alzando sus brazos envolviéndolos alrededor del cuello de Zee mientras su mente se arremolinaba y se inclinaba en el delicioso sabor del hombre que lo sostenía en sus brazos. Nunew estaba perdido, inseguro de lo que estaba pasándole pero reacio a hacer que se detuviera. Él no quería que se detuviera. Por alguna razón desconocida, estar en los brazos de Zee se sentía correcto.

La carne de repente chasqueó en el sartén, y Nunew saltó, retrocediendo y volviéndose hacia el quemador. Le dio una oportunidad de recobrar su aliento, aunque su mente todavía estaba confusa. ¿Qué diablos acababa de pasar? ¿Por qué no empujó a Zee lejos? ¿Por qué quería más?. Nunew le dio la espalda a su jefe mientras retiraba el sartén del quemador, llevándolo al fregadero y escurriendo la carne. Tomó una olla y la llenó con agua para la pasta. Nunew tenía miedo de darse la vuelta. No estaba seguro de qué esperar después de un beso alucinante como ese.

— Nunew, no. —La larga mano de Zee le tocó el hombro, pero Nunew lo encogió.

—No soy gay, Zee. —Él maldijo a su voz temblorosa. No sabía si estaba tratando de convencer a Zee o a sí mismo con esa declaración. La cual era plana, carente de cualquier convicción. Nunew  no estaba seguro con su estómago hecho un nudo y sintiendo miles de mariposas batiendo sus alas, sus manos temblaban mientras encendía el fuego bajo la olla con agua. Estiró su mano hacia el espagueti, casi dejando caer la caja de pasta cruda. Sus nervios se dispararon hasta el infierno.

—Lo sé. Lo siento. No debería haber hecho eso. —La voz de Zee estaba llena de disculpa cuando dio un paso atrás y luego se volteó, caminando a través de la habitación y volviendo a sentarse en su asiento ante la mesa.

Nunew respiró hondo para calmar sus nervios y trató de representar estar indiferente. —No hay problema. Sólo quiero que sepas que me gustan las mujeres. —Su voz se quebró en la última palabra. Nunew tuvo que componerse. Él sonaba cada vez más como un chico preadolescente que estaba atravesando su cambio de voz otra vez. Zee acababa de voltear su mundo al revés, y Nunew estaba aterrorizado porque a él le gustó. No debía haberle gustado. Nunew estaba en un territorio desconocido, tanteando alrededor, tratando de encontrar suelo familiar al que aferrarse.

—Lo sé. Una vez más, lo siento —dijo Zee mientras se levantaba y cruzaba el espacio para ir hacia Nunew, pero se detuvo cuando Janis entró corriendo a la cocina.

—Huele bien. ¿Está listo? —dijo con entusiasmo mientras ella se acercaba a Nunew, inhalando profundamente.

Los ojos de Nunew se concentraron en la olla de agua hirviendo. Tenía miedo de mirar hacia atrás a Zee. —Todavía no, cariño —dijo con una voz temblorosa—. ¿Por qué no vas a ver a tu hermano? Nunew estaba temblando ligeramente. Necesitaba tiempo para pensar. Necesitaba tiempo para procesar y absorber lo que había sucedido entre él y el otro hombre. Nunew también necesitaba entender por qué quería más.

El Vicepresidente de NuNew - ZeeNuNewWhere stories live. Discover now