Actua.

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"A veces todos creen que saben cómo debes ser.
Al final lo único que de verdad importa es; ¿Cómo eres en realidad?"

Estaba enojado, mirando fijamente el lago, tenía tantas cosas que decir pero ninguna parecía ser suficiente para las personas que le rodeaban ademas que esas personas jamas le escucharian en realidad.

En las vacaciones de invierno, su padre lucio un poco decepcionado al saber que era de la casa de los tejones a diferencia de el que fue un Slytherin. Aun que su madre inmediatamente lleno su rostro de besos y proclamo lo orgullosa que estaba de el, de su pequeño tejón.

—No estarías decepcionado si me hubieras dejado decírtelo en las cartas.

—No es decepción, Quackity, estoy orgulloso de ti. Se que eres un chico único y especial, deja que el mundo mágico vea ese chico también. Se ambicioso. —

Le dijo su padre antes de ir a casa a pasar la navidad en familia, y por supuesto Quackity lo escucho, fue ambicioso, trabajando, esforzándose, haciendo todo para estar en la cima.

Pero las personas en su casa, no parecían entenderle.

"Quackity, eres un Hufflepuff, actúa como tal." Regañaban sus compañeros de casa cuando uno de sus planes salía estrepitosamente mal para ganar puntos.

Era como si nadie notara lo mucho que se esforzaba estudiando, participando, socializando...

—Escuche que prendiste fuego a la túnica de tu compañero en clase de pociones. — Una voz dulce lo llamo desde atrás, estaba a nada de girar a gritarle que no fuese un metiche pero toda palabra se quedo atorada en su garganta.

Era el chico bonito que conocio en el tren.

Con su túnica de Ravenclaw y esa sonrisa calida. Con sus ojos esmeralda, piel de porcelana y cabello de nieve.

—Rubius.

—¡Me recuerdas, Quackity!

—¿Cómo olvidarte? — La sonrisa que dibujo Rubius después de esa pregunta fue un que siempre quería ver. Después de su primer encuentro, la asignación de casas, los estudios y las vacaciones de invierno habían provocado que Rubius y el no pudieran volver a coincidir, Hogwarts era muy grande y ser de diferentes grados tampoco ayudaba.

El único momento en el que Quackity podía volver a ver la belleza del Ravenclaw era en sus sueños.

Y era de esos sueños de los que más le costaba despertar.

Rubius se sentó a su lado.

—Te habia estado buscando, casi se acaba el año y apenas te encuentro. Terrible. — Un sonrojo se pintó en su cara.

¿Rubius también pensaba en el entonces? ¿Era una añoranza mutua?

— ¿Y cómo supiste donde estaba?

—Bueno, casi toda tu casa se está quejando de ti. Hoy fue todo un escándalo.

—Hubiera sido mejor que dijeras que fue una casualidad.

—No quiero mentirte. — Su corazón latió con más fuerza ante esas palabras, pero la emoción era agridulce por la situación, abrazo sus piernas y escondió su rostro en sus rodillas.

—Solo quiero ser el mejor. Todos siguen diciendo que debo ser amable con todos y no buscar sobresalir, que así no actúa un Hufflepuff, que soy una vergüenza para la casa, pero ¡Soy un Hufflepuff! Estoy trabajando duro para cumplir mis metas, no hago trampa y soy honesto. — su voz bajo —¿Qué estoy haciendo mal? ¿Cómo se supone debe ser un Hufflepuff? —

—No tengo idea. Tal vez lo que estás haciendo mal es tratar de ser un Hufflepuff en vez de ser tu mismo. Ya sabes, ser autentico. — Rubius le tomo la mano con cautela al mas joven, esas manos frías que temblaron a su tacto pero lograron el cometido de hacer que esos ojos preciosos lo miraran con atención —El sombrero no se equivoca Quackity, te puso en la casa en la que estas por algo. Tal vez no lo entiendes porque piensas que tu debes pertenecer a esa casa, pero esa casa es en realidad parte de ti. Cuando te gradúes, ser un Hufflepuff será una característica tuya, pero no serás tú. Hufflepuff se queda en la escuela y en lo que aprendas mientras estas en Hogwarts. Pero ser Quackity es ser tu mismo hoy, mañana y siempre. — Quackity desvio la mirada, apretando la mano de Rubius

—Todos seguirán diciendo que lo hago mal, que no debo ser ambicioso.

—Entonces demuéstrales que ellos están mal, porque tu trabajo duro y honestidad no tienen por qué arruinar tus ambiciones. Ambas cosas pueden coexistir. — Cuando los ojos de Quackity volvieron a los de Rubius, el mayor le guiño un ojo —Asi como la belleza y la inteligencia. — y la sonrisa que le dedico al terminar la oración, revolvió el estómago de Quackity de una manera tan adictiva y única que no pudo apartar la mirada, tan solo se quedaron en silencio, tomados de la mano. Apreciándose el uno al otro.

Todo el enojo, frustración y decepción que sentía Quackity antes desapareció, fue como si Rubius hubiera tomado deliberadamente un pincel y comenzara a pintar en el oleo de la vida de Quackity un montón de cosas preciosas. Y eso encantaba al azabache.

—¿Puedo escribirte en vacaciones?

—Solo si yo también puedo escribirte a ti.

Y el Hufflepuff ya estaba impaciente por las vacaciones para leer las cosas que le escribiera el Ravenclaw.

Ambos se quedaron un rato platicando, fue como el día en el que se conocieron en el tren. Tan simple, divertido, ameno y especial.

Si se despidieron, fue porque el más alto tenía que ir a su siguiente clase, en la soledad Quackity se quedó mirando su mano. Aquella mano que sostuvo Rubius hasta su partida.

"Quackity, eres un Hufflepuff, actúa como tal."

Y lo haría, actuaria de forma autentica, honesta, trabajadora...pero jamas renunciaría a sus ambiciones, a sus deseos, a sus metas.

Es un Hufflepuff, y les demostraría a todos que algun dia estará en la cima.

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Nota: 
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Diferente [Rubckity]Onde histórias criam vida. Descubra agora