-¿Y tú esposa? Oí de su boda hace unos años—Mario desvió el eje de la conversación ahora viendo como Armando desviaba su mirada y su boca se fruncía en una mueca.

-Ex-esposa—corrigió—por eso imaginará que no se mucho de ella.

El castaño conocía esa mirada, pedía a gritos que lo ayudarán pero sabía que ya no era su problema, no es que le tuviera algún tipo de rencor, solo sabía que como siempre Armando Mendoza era del tipo de personas que en vez de dejarse ayudar lo arrastraría con él hasta el hueco triste en el que se encontraba.

-Lo siento hombre, no sabía, espero que hayan quedado en buenos términos.

-Si, afortunadamente.

Ambos siguieron dialogando unos cuantos segundos más hasta que el menor recibió una llamada, Mario se iba a retirar silenciosamente despidiéndose con su mano pero el contrario lo detuvo colgando la llamada.

-Oiga, Calderón, enserio lo siento...hablo de el golpe y la última vez que nos vimos.—Era un milagro, el castaño nunca había visto a ese hombre arrepentido, la vida daba muchas vueltas.

-Está bien, hombre, uno comete errores, yo tampoco actúe muy bien en ese momento pero me alegra que tengamos está conversación.

Y es que en realidad Mario pensó por mucho tiempo en volver a comunicarse con él, en pedir disculpas o si quiera para preguntar por su existencia pero al pasar el tiempo solo lo olvidó pero ahora finalmente se había liberado de ese peso.

-Si...oiga ¿y si nos vamos a tomar unos tragos más tarde? Por los viejos tiempos.

Armando sonrió ladino de esa forma en la que se traducía como "Vayamos a embriagarnos y a seducir mujeres por diversión" obviamente el mayor se negó rotundamente, el azabache insistió pero solo pudo despedirse resignado pues no había logrado convencer a su antiguo amigo, dejando a este con un sentimiento de orgullo en su pecho pues le fué imposible no compararse, él había crecido, hasta diría que había madurado un poco, era un hombre exitoso en su nuevo trabajo, con un físico impecable y con un novio perfecto, estaba feliz, mientras que él que había sido su mejor amigo la gran mayoría de su vida andaba por ahí desarreglado, en las mismas andanzas desde que eran adolecentes y pudiendo ver a su hija un par de veces a la semana y más encima buscando trabajo, si, Mario se sentía pleno y eso nadie se lo quitaría.

Después de ir a su apartamento a almorzar y ordenar el mercado que había hecho, se puso a doblar y planchar ropa mientras veía las novelas de la tarde y si, se sentía como una típica señora ama de casa haciendo la mayoría de los quehaceres domésticos pero no le molestaba, prefería hacer esas tareas a estar escribiendo informes, teniendo reuniones y pasar más de dos horas en frente de una pantalla tecleando botones sin parar.

Cuando estaba a punto de terminar de planchar unos pantalones la puerta principal sonó dejando ver a Valencia con una sonrisa, había terminado temprano sus pendientes y lo primero que pensó fué en ver a su prometido.

En la habitación principal lo vió casi que embobado viendo la televisión con su boca entreabierta hasta el punto que ni si quiera había notado su presencia hasta que se paró en frente de la pantalla.

-Llegaste temprano—el castaño mencionó moviendo su cabeza de un lado a otro intentando ver la pantalla hasta que recibió un fugaz beso por parte del menor, ahora toda su atención estaba en él—¿Cómo te fue?

-Bien, de hecho, te tengo chisme.

Mario aplaudió rápidamente en señal de emoción mientras le hacía un espacio a su prometido en el borde de la cama que compartían para que empezara con la historia, era casi que otra seríe televisiva para él, no conocía en persona a la mayoría de los personajes pero sabía un sin fin de detalles de sus vidas y todo lo que hacían o dejaban de hacer en su entorno laboral, pero lo mejor de todo es que después de que el más bajo terminará su historia el castaño también platicaba sobre su día, claro, con la diferencia que tendía a desviarse del tema con facilidad o se le olvidaba lo que iba a decir por unos cortos instantes, Daniel solo sonreía y esperaba a que recordara, le seguía la corriente y escuchaba como Mario lo había hecho con él.

-Si, el queso está muy caro...¿Yo de qué estaba hablando?

-Que te encontraste a alguien cuando hacías mercado.—Daniel añadió mientras peinada hacia atrás el cabello del contrario de forma cariñosa quién sonrió en grande acomodándose para dar la increíble noticia.

-Resulta que Armando Mendoza si se jodió la vida por completo.

-¿Tan mal está?—Al de pelo oscuro realmente no le sorprendía, de hecho, solo confirmaba que siempre llegaba a tener la razón.

-Si, terrible, deplorable—asintió totalmente convencido pero su sonrisa volvió a su rostro al instante—Lo único bueno es que no sabe de nuestra boda entonces tenías razón, Roberto no va a traer a su desastre de hijo con él.

Daniel sonrió al ver el alivio de Calderón, le recordó que el siempre tenía la razón, para finalmente unir sus labios en un beso tierno que duró pocos segundos ya que el castaño se acordó de su novela en la que estaba pasando algo dramático y tuvo que volver su atención al televisor.

Enternecido el menor solo lo dejó mientras admiraba su perfil pensó en que nunca hubiera imaginado que el simple hecho de que un día quiso experimentar su sexualidad iba a terminar tan bien, años después solo gozaba de la compañía del que había sido el primero en todo, la primera relación con un hombre, la primera vez siendo probando esa forma de tener sexo, la primera persona de la cual se ha enamorado y creía que no habría otros porque Mario sería el primero y el último.
Era sorprendente, nunca en su vida había creído en los finales felices de "vivieron felices para siempre" o en el amor eterno pero ahí estaba junto a un castaño energético, carismático, astuto, cuidadoso, curioso, cariñoso que iluminaba hasta sus días más oscuros solo con una sonrisa o palabra.

El día de la pareja terminó como era costumbre, una cena tranquila, Daniel lavando los trastes pues era su turno y  al llegar la hora de dormir Valencia ya se encontraba debajo de las cobijas mientras leía uno de sus libros favoritos.

-¿Otra vez estás leyendo Demian?—Mario apareció por la puerta del baño después de haberse cambiado de ropa y cepillarse los dientes.

-Ajá, es que mira, escucha—el castaño rodeó la cama rápidamente para acurrucarse al lado del menor y escuchar ese relato—Tendrás que escuchar en ti mismo, y entonces advertirás que estoy dentro de ti. ¿Comprendes?—Daniel hizo una pausa para cerrar el libro—Y luego Demian lo besa.

Valencia sonrió cual fanático de algún artista pop del momento, tan emocionado que no importaba que fuera la cuarta vez que terminaba ese libro y ya se supiera ciertos diálogos al derecho y al revés siempre le emocionaba y a Mario unque no compartiera ese gusto por la lectura y ese libro no lo terminaba de entender amaba ver su emoción por eso sonreía con él.

-Ese libro se debería llamar "un bisexual con esquizofrenia y problemas existenciales" —El castaño bromeó y en un parpadeó ya tenía a Daniel riéndose abrazado a su cuerpo con su rostro en su pecho.

-Ese es un título muy literal, Marito— Respondió casi que sin ganas en medio de un bostezo—Descansa, Amor.

Acto seguido Mario apagó la lámpara de la mesita de noche y acomodó las cobijas para acariciar el cabello del más bajo, así ambos quedaron profundamente dormidos.

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Wenass,
Solo quería decir que extrañaba este shipp y afortunadamente George_Harrison2936 me dió la idea ^⁠_⁠^

Gracias por leer
Y hasta la próxima 🤸‍♂️

Nueve días para toda la vida[Daniron/Marniel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora