—Tu madre tampoco sabía nada.

—¿Y sabes por qué no lo sabía? ¡También por tu culpa! –Gritó –Pero créame, señor Segarra, mi madre sabe muchísimo más que él. Vaya, hablé con ella, que le diga la razón principal por la que entré a trabajar en Bullock Blanchett y entonces compruebe por usted mismo si este matrimonio es una completa farsa o es real –Llevó sus manos a la cintura y entonces comenzó a negar con la cabeza para después reírse fríamente —Nos vemos en la boda –Les dijo a ambos hombres.

La pelinegra se dio la vuelta y tomó a Jenna de la mano para salir con ella de aquella bodega.

El enojo que sentía la morena era descomunal a tal grado que no se había dado cuenta que estaba apretando muy fuerte la mano de Jenna mientras caminaban hacia la casa. Para fortuna de la castaña, ambas llegaron a su destino lo más rápido posible y solo entonces Maya la soltó.

—¿Quieres algo de comer o de beber? –Preguntó la morena.

—No yo ¿podemos ir a la habitación? –Maya suspiró ante el pedido de la morena y entonces asintió.

—Sí, vamos.

Ambas subieron las escaleras y se dirigieron hacia su habitación, en donde Maya se adelantó para poderle abrir la puerta a la ojimarrón, quien al entrar se quedó parada frente a la chimenea.

—¿Estás bien? –Cuestionó la pelinegra.

—Sí –Asintió – ¿Y tú?

—También, es decir, un poco más tranquila que hace unos minutos –Confesó mientras veía como la castaña se acercaba con cautela a uno de los sillones y se sentaba – Entonces...

—¿Estás segura de todo esto? –Preguntó Jenna.

—La verdad, no.

—Entiendo –Susurró la morena –Te agradezco mucho lo que hiciste, pero creo...

—Tú harías lo mismo por mí, ¿no?

—Lo haría, sí –Respondió Jenna con sinceridad.

—¡Espero que estén vestidas! –La voz de la abuela Eleonor rompió la burbuja de tranquilidad que había entre las dos –Necesitas venir conmigo, mi niña –Dijo la abuela viendo a Maya directamente mientras entraba a la habitación.

—¿Por qué?

—Mañana es tu boda, Maya –Dijo Eleonor como si fuera lo más obvio del mundo y entonces le sonrió a Jenna al pasar a lado de ella –Me temo que tendrán que dejar descansar a la fábrica de bebés –Dijo mientras tomaba aquel cobertor de la cama –Es una tradición –Explicó –Despídete de tu novia –Le dijo a su nieta.

—Abuela —Eleonor volteó a ver a la morena –Me gustaría estar un rato más con Jenna. Nosotras tenemos unos asuntos que solucionar y mañana no lo podremos hacer por la boda, así que... Voy a estar unas horas más con ella y después me iré, lo prometo.

—Hmmmm. Eso no lo dicta la tradición –Respondió Eleonor.

— Lo sé, pero esto es importante para nosotras.

La abuela Eleonor entrecerró los ojos para ver a su nieta y después dejo caer sus hombros en signo de rendición. No podía negarle nada a aquel par de ojos cafés que tanto amaba.

—Está bien, pero te quiero a las once en tu antigua habitación.

—Ahí estaré –Le sonrió a su abuela.

—Bueno, en ese caso, me voy –Caminó hacia la puerta y antes de salir volteo a ver a ambas mujeres –Nada de travesuras niñas, dejen todo para la luna de miel.

𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙊𝙋𝙐𝙀𝙎𝙏𝘼 [JENNA ORTEGA]Where stories live. Discover now