—Hija –Levantó el vaso de vodka que traía en las manos como si estuviese brindando y después bebió un trago –Ella debe de ser Jen –Dijo viendo a la morena.

—Jenna –Corrigió rápidamente la mencionada.

—Nathan. Mucho gusto –Estiró su mano para saludarla.

—Igualmente –Respondió al gesto de las manos sin poder evitar sentirse algo incómoda.

Había algo en el padre de la morena que no le daba la misma tranquilidad que le daba su madre. Emilia era muy alegre y sonriente, sin embargo, Nathan se veía demasiado serio y estricto, cosa que le hacía temblar un poco por dentro ya que le recordaba a su propio padre.

—Dinos exactamente qué hace un editor literario. Además de llevar a escritores a comer y emborracharse –Pidió bebiendo otro trago.

La castaña levantó una ceja al oír aquello. Ese hombre no solo tenía el mismo porte soberbio que tenía su padre, también hablaba y se expresaba como él.

—Eso suena divertido –Dijo amablemente la señora Ramírez –Con razón te gusta ser editor –Se dirigió directamente a Maya.

—No, Johannah. Maya solo es una asistente de editor –Respondió el padre de la morena –Jen es la verdadera editora.

—Jenna –Corrigió nuevamente; no le estaba gustando nada el tono tan despectivo con el que estaba hablando el padre de la pelinegra y por el rostro de Maya podía asegurar que a ella tampoco le estaba gustando mucho.

—Entonces tú eres —Comenzó el señor Ramírez.

—La jefa de Maya, sí, eso es –Se adelantó Nathan –¿Qué te parece Daniel? Mi hija no solo decidió estudiar algo que no tenía nada que ver con el negocio familiar, sino que también se fue a Nueva York para trabajar de asistente.

—Sí, bueno, déjeme decirle, señor Allen, que Maya es más que una simple asistente –Respondió Jenna sorprendiendo a la morena –Es la única persona capaz en la editorial de hacer cosas que ni siquiera algunos editores pueden, y por ello va a ascender. Ha estado trabajando muy duro para eso y lo ha conseguido; sin contar por supuesto que es una escritora maravillosa y que lo más probable es que se vuelta muy exitosa –Dijo rápidamente –Más de lo que ya es –Agregó.

Maya se quedó sorprendida al escuchar como la mujer de piel morena la defendía; Jenna defendiéndola era algo que viviría en su mente de por vida.

—¿Sí? Un editor más, un editor menos –El hombre de pantalones de diseñador se encogió de hombros restándole importancia –Iré por otra copa.

—Qué encantador –Murmuró con sarcasmo Jenna al ver como se alejaba el padre de la morena –¿A dónde vas? –Preguntó al ver como Maya se alejaba de ella.

Con todo el valor, y enojo acumulado por su puesto, la morena alcanzó a su padre y lo tomó del hombro para detenerlo. No iba a dejar que se comportará como normalmente lo hacía, por lo menos no mientras Jenna estuviese bajo el mismo techo.

—Qué buena primera impresión, papá –Le dijo sarcástica.

—¿Qué diablos, Maya? –Preguntó enojado –¿Llegas después de años con una mujer que aparentemente odiabas proclamando que ahora es tu novia?

—Acabo de llegar –Gruñó –¿No podemos esperar un poco antes de comenzar a pelear?

—No te creía capaz de acostarte con alguien solo para llegar al éxito.

—Esa mujer es una editora muy respetada en Nueva York, por lo menos intenta respetarla tú también –Pidió furiosa.

—Es tu escalón a algo más que un simple puesto de asistente y te atreves a traerla a casa para presentársela a tu madre –Dijo decepcionado.

𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙊𝙋𝙐𝙀𝙎𝙏𝘼 [JENNA ORTEGA]Where stories live. Discover now