—¿Y cómo llegaremos a Sitka? –Preguntó la mujer de piel morena.

En lugar de responderle, la morena solo le sonrió Maya estaba emocionada por ver la cara de horror de su jefa cuando se diera cuenta de cómo viajarían a su ciudad natal. Por supuesto, se decepcionó un poco cuando no vio ningún rastro de emoción en el rostro de Jenna cuando estaban a punto de abordar el pequeño avión que las llevaría a Sitka, pero disfrutó completamente de su cara de disgusto cuando estaban por los aires.

Cuando el avión aterrizó, la morena se sorprendió por completo al ver que su madre y su abuela estaban afuera esperando por ellas.

—O sí. Mi hogar –Murmuró para sí misma.

Bajarse del avión fue una total aventura para Jenna, ya que la morena la dejó totalmente sola con sus maletas por irse con rapidez a reunirse con su familia.

—¡Ahí está, ahí está! –Escuchó la castaña como hablaba emocionada la que al parecer era la madre de la morena –¡Maya!

Con una enorme sonrisa, la morena caminó hacia los brazos de su madre.

—Emilia, Emilia, la estás asfixiando –Dijo la abuela, logrando que su hija soltase a su nieta –Ven aquí, mi niña –Extendió los brazos para recibir a la pelinegra.

—¿Cómo están? –Les preguntó a ambas mujeres cuando los abrazos terminaron –¿Y papá dónde está? –Cuestionó al notar su ausencia.

—Ya lo conoces, trabajando. Como siempre –Respondió su madre.

—Olvídate de él –Dijo la abuela restándole importancia –Quiero ver a tu chica –La morena se sonrojó ligeramente al oír como su abuela se refería de su jefa.

—A ella —Volteó hacía donde estaba el avión –Está por allá –Señaló a la castaña –Ahí está, ahí está –Se colocó detrás de su madre mientras veía como Jenna se acercaba a ellas con dificultad por las maletas.

—¡Hola! –Saludó la madre de la morena tan pronto como Jenna llegó.

—Ella es mi madre –Dijo la pelinegra –Y ella es mi abuela Eleonor.

— Mucho gusto –Respondió con una sonrisa.

—Sí, sí. Oye, ¿prefieres que te llamemos Jenna o Maléfica? –Preguntó casualmente la abuela.

Tanto Maya como su madre abrieron los ojos con sorpresa al oír a Eleonor preguntarle aquello y la miraron con desaprobación. Sin embargo, la señora las ignoró y continuó.

—De hecho, hemos oído más nombres como ese –Aseguró la señora.

—Pero predominan las cosas lindas –Se adelantó Emilia –De hecho, Maya al principio hablaba mucho sobre tus ojos, ella dice que son muy bonitos –La morena volteó a ver a su madre con desesperación y Jenna sonrió brevemente.

—¿A sí? –Miró por unos segundos a Maya –¿Decías eso?

—Antes de lo de maléfica, sí –Respondió la abuela Eleonor.

Luego de la respuesta de la abuela, todas las mujeres comenzaron a reír como para aligerar el ambiente, sobre todo Maya, quien quería meterse debajo de las rocas.

—Entiendo, entiendo –Respondió la castaña sin dejar de mirar confundida a Maya –Muchas gracias por permitirme ser parte de este fin de semana.

—Eres bienvenida –Aseguró la abuela –Nos da gusto que vengas –La morena asintió –Ven, quiero que veas al resto del grupo.

—Oh, claro –La morena se dio la vuelta al mismo tiempo que su madre y su abuela y todas comenzaron a caminar; Jenna suspiró al ver como se alejaban y resignada comenzó a avanzar hacia ellas para no quedarse atrás.

𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙊𝙋𝙐𝙀𝙎𝙏𝘼 [JENNA ORTEGA]Where stories live. Discover now