36| ¿Qué haces tú llamándome a mí?

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Happy easter, mis ratoncillos!🐭 

La canción de fondo para este capítulo será:

Ashley Park - Mon Soleil

Auque el tono de este relato cambiará , ustedes sabrán cuándo, para ese fragmento mi recomendación es:

Becky G - Arranca

Y sin más dilación, aquí está mi nueva entrega, espero la disfruten de principio a fin...

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Ya en el hotel Sebastián se estaba tardando, así que decidí dejar el cómodo sillón del lobby y dirigirme junto a el a recepción.

- Sí señor, en efecto hay una reservación a su nombre, pero de una sola suit, no de dos como usted me indica - carraspeó la muchacha algo nerviosa - Sin embargo, el espacio es muy amplio, lo puede corroborar, podemos adecuarla suit para ambos. - finalizó torciendo el gesto.

- Comprendo - respondió pensativo.

- Otra solución es darles dos suits en otro hotel de la cadena,  en lugar de este - intervino rápidamente otro muchacho - El cambio sería muy rápido y la diferencia de precios corre por cuenta de la compañía - sonrió.

- Okay, mmm. Optaré por aceptar la segunda opción - respondió Sebastián.

Se dio la vuelta en dirección al lobby, y en el trayecto se encontró con mi mirada confusa.


- Serás estúpida, ¿acaso no sabes quién es? - bociferó en susurros el muchacho de recepción, mientras negaba con la cabeza.

Reí.


Sin más un guardia que se encontraba cerca de recepción se aproximó a nosotros se disculpó por lo anterior, tomó nuestras maletas. Nos dirigió hacia afuera, en dónde nos esperaba una limosina. 

De repente, me sentí en Descendientes 1, los asientos estaban dispuestos perpendicularmente a lo regular, con múltiples fuentes y contenedores con todos los chuches que pudiera imaginar.

Es la gloria.

Después de sambutirme todos las chucherías que pude, estacionamos en la entrada de un hotel de la misma cadena del anterior, arquitectura similar pero de mayores dimensiones, se ve mucho más imponente.

El conductor se bajó y abrió la puerta de la derecha para que ambos bajaramos, primero salió Sebastián, me tendió la mano y con ella me impulsé para salir, pero una vez más mi torpeza hizo su aparición estelar. Sí, en efecto el impulso que tomé no solo fue suficiente para salir del vehículo, sino que pude elevar mi cuerpo incluso más allá, estampando parte de mi cráneo y frente en el techo de la limosina.

- Georgina, ¿estás bien? - preguntó algo asustado.

- Sí, estoy bien. - comprimí mis facciones a causa del dolor - Solo es Gi, siendo Gi. Otro de mis  talentos.

- Dios mío, ni con el dolor cesa tu incontinencia verbal. No puedo contigo. - se mofó.

- Ya cállate y ayúdame. El dolor me va a matar - exclamé.

- No, el dolor no te va a matar, tú te vas a matar sola, créeme - se rió esta vez sin siquiera intentar evitarlo.

- Desgraciado - bufé.


Al entrar otro guardia tomó nuestras maletas, y nos guiaron a nuestras suites. Tengo que reconocer que siempre que viajaba por trabajo la agencia se encargaba de que la estadía fuera cómoda, pero nada como esto.

Nuestras habitaciones están una frente a otra, desde el gran ventanal puedo observar un paisaje sin igual, creo que es la magia de los nuevos lugares. 

Empecé a desempacar, poner en orden el clóset, comerme algunas chucherías de las que me dejaron en el recibidor. Apenas empecé a romper la envoltura del Reese's, cuando alguien decidió que era un gran momento para llamarme.

Ugh, qué fastidio.

*Llamada de Chef Jordi Cruz*

Decidí no alterarme, por lo cual no emití ningún tipo de sonido.

- Mmm, Hola - carraspeó.

No respodí.

- Sé que estás molesta y deberías estarlo, han pasado los días y mientras más lo pienso, más cabrón me siento - soltó el aire.

- Me alegra que lo sepas - comenté - ¿Qué haces tú llamándome a mí?, ¿ qué hace un chef de prestigio internacional hablándole a una niñata que tuvo un golpe de suerte y se hizo famosilla?- escupí todo lo que mi garganta retenía.

- Sí, bueno. Respecto a eso, sólo quiero que sepas que realmente siento haber hecho lo que hice y sé que esto no solucionará nada. Te pido por lo que más quieras que no me demandes, como sabes Rebecca y yo tenemos una boda en pro... - corté la llamada.

¿Es que en serio es tan estúpido?, ¿no podía pedir perdón sinceramente?, no es posible que no sepa lo que es la empatía...

Alguien está tocando la puerta, así que dejo ese tema de lado para abrir la puerta. Detrás de esta encontré la ya familiar silueta de Sebastián.

- Bien, Gi. E momento de ser una verdadera turista, tienes siez minutos para terminar de arreglar lo que necesites llevar - sonrió y cerró la puerta.

Okay.

Tomé una pequeña mochila y metí mi cámara Polaroid, cargador del móvil, un pequeño abrigo, una botella de agua y naturalmente algunos chuches.

La tarjeta llave, no la olvides.

La tomé y bajé, la verdad es que caminar por este hotel es todo un placer, es decir cada detalle tiene algo de magestuosidad.

Al bajar no encontré la impresionante limosina de antes, ni un super coche rentado, ni nada de eso, sino a Sebastián con dos bicicletas.

Shock.

- ¿Esta es tu idea de ser turistas reales? - questioné.

- Pues sí, lo vi en esa serie Emily in Paris, la que se suponía que verías en el vuelo y que al final solo vi yo - torció los ojos.

- Bien, pues es momento de decírtelo - suspiré aumentando el dramatismo.

Me divierte su cara asustada.

- Soy la persona menos atlética del mjundo, así que esta actividad no va a funcionar por mucho - concluí.

- Qué bien, yo escogí la actividad pero empezaba a asustarme de que me dejarás molido en los primeros diez minutos - rió.

Tomamos una bicicleta cada uno y paseamos por las tradicionales calles de París, esta es una ciudad con arquitectura clásica, y cada una de las casas cuentan una historia. Historias como Romeo y Julieta, y...


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