𝘊𝘳𝘰𝘤𝘰𝘥𝘪𝘭𝘦 un hombre extranjero que comúnmente es invitado como cada año 𝘢𝘭 𝘣𝘢𝘪𝘭𝘦 𝘥𝘦 𝘋𝘳𝘦𝘴𝘴𝘳𝘰𝘴𝘢 quien fundó un rey, rubio (cuyo rostro es un misterio), se anima a asistir por una razón, no obstante, Crocodile oculta un 𝘶𝘯...
—Law-kun ¿A dónde vas a esta hora? —Le cuestionó al azabache luego de revisar que el reloj marcaba las tres de la mañana.
—Ahora vengo, Cora-san —Se levantó de la cama—. Tengo hambre y se me antojo un onigiri.
—Vaya, em.. ¿Quieres que te acompañe?—Le preguntó con la consciencia adormilada.
—No, está bien —Le respondió Law ya casi llegando a la salida de la habitación—. Tu sigue durmiendo tranquilo Cora-san.
—Ok.
Rosinante se quedó dormido y Law se dirigió a la cocina. Mientras caminó, escuchó repentinos sonidos y al acercarse, se dió cuenta de Lucinda farfullando en su habitación donde tenía la puerta entre abierta.
—Ese Crocodile, lo pagará caro gyayagya... También Doflamingo estará bajo mí control...
—(¿Es Lucinda?) —Se asomó Law con sigilo.
Sus ojos se sorpendieron cuando ella se quitó su peluca de color castaño y mirarse así como una mujer de mechones largos de color esmeralda.
—Haré que Crocodile se tragué el postre que preparará la servidumbre mañana. Le incorporaré el veneno y después ¡boom!, su pobre corazón dejara de latir permanentemente y yo al fin me quedaré con Doflamingo y me haré reyna de esta isla para después deshacerme de Doflamingo y de su familia gyagyagya, en especial del entrometido de Rosinante...
—¡No! (Upss) —Law se cubrió la boca con sus labios y rápido se echó a correr antes de ser visto por la mujer.
Corrió hasta llegar a la cocina. El prematuro silencio se llenó en el castillo y entre los pasillos oscuros. Law sólo caminó por su onigiri para regresar a su habitación y comerselo allí ya que tenía la sensación de que algo andaba mal.
No obstante...
—No debiste escuchar y meterte en mi camino —Le sonrió Lucinda al azabache. Le cubrió la boca con cinta y rápidamente lo amarró de sus extremidades.
Lo cargó llevándolo a su habitación.
Y para la mañana siguiente...
—Mamá, ¿Cuándo me dejaras salir? —Le cuestionó una pequeña niña, pero la mujer se inmutó a responderle.
—Ya es hora. —Terminó de arreglarse.
Después sacó de su armario a Law.
—Lo siento cariño, todavía no puedes salir porque todavía tengo que deshacerme de un engendro que podría contagiarte.
—¡Madre eres una loca! ¡Law jamás podría contagiarme de nada! ¡Quiero salir, estoy arta de que me encierres, por eso Sugar te detesta, porque no nos das el amor y la atención que necesitamos! —Le exclamó su hija.
—Tsk, cuando regresé tu y yo tendremos una conversación de chica a chica..
Ya entonces, Lucinda salió hasta buscar el cuarruaje de Crocodile en el puerto de la isla. Al llegar sacó a Law de un costal para verduras.
—Una palabra de esto a Doffy y Rosinante será a quien termine envenenando.
Le amenazó con franqueza para después cerrar el baúl fino de Crocodile dónde lo dejó encerrado con pánico.
Fin del flashback
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