Zee

En cuanto se lo llevaron me tranquilicé, no puedo creer que tenga tanto autocontrol. Lo quería marcar cuando todos mis guardias se aturdieron con su olor.

- Net, quiero a ese omega en mi oficina cuando ya esté bajo control. – Mi mejor amigo me ve extrañado, sé que en cualquier momento me preguntará lo obvio.

Mi respuesta es 'no', es una mercancía muy valiosa, por ese aroma podría venderlo al doble del precio normal.

Después de varias horas traen al niño que más ansiaba ver, con una esencia más estable pero igual de delicioso, y aún no sé qué excusa usaré para tenerlo en mí oficina.

- ¿Sabes por qué estás aquí omega? - Pregunto mientras me acerco a él.

- Y-yo soy v-virgen y me venderán... A quien p-pague más por mí. - Su tartamudeo me causa un no sé qué, que nunca había sentido antes.

- Cierto, pero al parecer tu celo se quiere adelantar y necesito venderte en cuanto antes o causarás un problema; ya que, es muy potente. - Su mirada de miedo aparece antes que sus lágrimas.

- P-por favor, no me v-venda, puedo servirle a u-usted de otras formas, s-si gusta. - Sus mejillas sonrojadas me vuelven a causar ese no sé qué, que ya no quiero sentir.

Sonrío con complicidad, puedo jugar un rato sin quitarle la virginidad, de paso me quito éstas extrañas ganas de estar con él.

- Si quisiera... Te haría mío... Tengo el tiempo contado y haré que tú estadía en mi territorio, valga la pena. - Su inocente mirada azul aparece haciéndome doblegar, podría quedarme con el cachorro para hacerlo mío. "Mi situación no me deja hacer lo que quiero hacer con él", sigo repitiéndomelo una y otra vez. - Dejaré que hagas trabajos para mí para ver si sabes cómo complacer a un alfa.

Nunca había querido hacer esto con alguna mercancía; solo compro y vendo, no compruebo.

Empieza a temblar cuando se hinca a la altura de mis pantalones y veo que sabe a lo que me referí, cuando sus manos temblorosas desabrochan mi pantalón.

- Al parecer ya sabes hacer esto. - Sus lágrimas han parado de salir y percibo su olor delicioso de nuevo.

Deduzco que no le disgusta del todo hacer esto.

- No es la p-primera vez que hago e-esto. Me dice metiendo su mano dentro de mi bóxer.

Reprimo un fuerte gruñido de molestia ante su comentario.

Su pequeña y cálida mano saca por completo mi pene, sus ojos se abren de sorpresa cuando ve el tamaño. Con solo un movimiento ligero que hace, mi lado animal quiere seguir sus instintos.

Es placentero lo que siento pero también doloroso.

Sus movimientos se aceleran antes de meter mi pene en su diminuta boca. Evidentemente no logra introducirlo del todo pero es perfecto cómo lo hace.

Con mis manos tomo su sedoso cabello, jalándolo un poco para que suba su mirada hacia la mía, una de sus manos se coloca en mi línea V, mientras la otra trata de empujar más mi pene hasta el fondo de su garganta, siento un gran cosquilleo por dentro y sé que estoy a punto de terminar.

- Ah... Nunew... - Su nombre sale tan natural de mi boca que me asusta.

Mueve su mano hacia mis testículos mientras mi pene se engrosa más; lo saco de su boca para después venirme en su cara y cuello.

- ¿L-lo hice bien? ¿Me puedes con-conservar, por favor? Haré lo que quieras.

Nunew

Sé que no debería pedirle que me quede con él, se ve que es un alfa muy agresivo y poderoso, pero en parte no me quiero alejar de él, me gusta estar con él, me gusta su olor, su persona en sí, me atrae.

Hacerle un oral no fue para nada asqueroso como las otras veces que lo he hecho.

- Te capacitaré para tu próximo dueño, debes hacerlo mejor. - Me contestó mientras se subía los pantalones. - Límpiate, allá hay un baño y dormirás en el sillón.

Quise emocionarme por hacerme quedar en su oficina pero, ¿hará esto con todos los omegas vírgenes? Ya hubiera subido a los otros que vinieron conmigo, ¿no?

Después de limpiarme el cuello de la playera que me dieron y mi cara, salgo del baño para encontrarme con el señor Panich colocando una cobija en el sillón.

- Disculpe ¿c-cómo se llama? - Por más que trato de no tartamudear no puedo, mi voz solo se amaina por él.

Su mirada se torna cálida antes de contestar.

- Zee. - Contesta con una pacífica voz que me tranquiliza en el momento.

-¿Dormirá aquí señor Panich? - Lo pregunta sin tartamudear y sin sonar tan esperanzado.

- Trabajaré un rato por allá. - Me señala su escritorio. Antes de dirigirse hacia allá, voltea verme. - Puedes decirme Zee cuando estemos solos, pero cuando esté alguien más, solo señor Panich, ¿entendiste?

Su orden me da escalofríos; asiento rápidamente y sonrío internamente.

No sé qué o cómo le haré para quedarme con él pero me quedaré a su lado, es un hecho... Así tenga que entregarme, lo haré.

Solo con él, lo haría.

MÍO Where stories live. Discover now