— Algo no está bien -dije. Pero Yixing no me estaba escuchando. Él estaba ocupado inspeccionando cada pulgada de su coche.

Me acerqué y toqué con un dedo el cristal de la ventanilla. Intacto. Cerré los ojos y volví a abrirlos: seguía intacto

Caminé hasta la parte de atrás del auto, casi terminaba de rodearlo cuando de repente me paré en seco.

Una raja fina dividía en dos el parabrisas

Yixing lo vio al mismo tiempo.

— ¿Estás seguro que no fue una ardilla?

Tuve un flashback de aquellos ojos letales detrás del pasamontañas. Eran tan negros que no podían distinguirse las pupilas del iris. Negros como los de... Zhan.

— Mírame, estoy llorando de alegría -dijo Yixing, tumbándose de forma poco elegante sobre el Neón para abrazarlo-. Una pequeña rajita. ¡Eso es todo!

Yo fingí que sonreía, pero mi estómago estaba revuelto. Cinco minutos antes, el cristal de la ventana se había deshecho y la puerta estaba encorvada. Ahora, mirando al auto, todo eso parecía imposible. No, parecía una locura. Yo había visto aquel puño atravesar el cristal, había sentido sus dedos aferrando mi hombro.

¿O no?

Mientras más trataba de recordar el accidente, menos podía precisarlo. Pequeñas lagunas de información perdida atravesaban mi memoria. Los detalles se desdibujaban. ¿Era él alto? ¿Bajo? ¿Delgado? ¿Musculoso? ¿Había dicho algo?

No podía recordar. Eso era lo que más me aterraba.


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


A la mañana siguiente, Yixing y yo salimos a las siete y media y conducimos a Enzo's Bristol para tomar un desayuno de leche vaporosa.

Con una taza entre mis manos, intenté disipar el crudo frío que sentía por dentro. Me había duchado y puesto una camisa y una chaqueta del armario de Yixing, pero casi no recuerdo en que momento lo hice..

— No mires ahora, -dijo Yixing-. pero el señor Suéter Verde sigue mirando para acá, imaginando tus largas piernas a través de tus jeans... ¡Oh! Me acaba de saludar. No estoy bromeando. Me acaba de dar un pequeño saludo militar, de esos que hacen con dos dedos. Que encanto.

Yo no lo estaba escuchando. El accidente de anoche se estuvo repitiendo en mi cabeza durante toda la noche, llevándose consigo toda posibilidad de dormir. Mis pensamientos estaban enredados, mis ojos estaban pesados y no podía concentrarme.

— El señor Suéter Verde se ve normal, pero su acompañante parece un chico duro y malo -dijo Yixing-. Emite cierta señal de tipo no-te-metas-conmigo. Dime que no se parece al hijo de Drácula. Dime que me lo estoy imaginando.

Levantando la mirada lo justo para echar un discreto vistazo, me encontré con una cara bonita de rasgos delicados. El cabello rubio le caía sobre los hombros. Ojos color cromo. Sin afeitar. Impecablemente vestido con una americana hecha a medida encima de un suéter verde y unos tejanos negros de marca.

Our SecretWhere stories live. Discover now