—¡Profesor! —entró una joven a la oficina sobresaltando a Brenda, cuando la chica la vio se disculpó y buscó al rededor—. ¿No está el profesor Israel? —preguntó tímidamente aunque ella era mucho más grande que Brenda.

—Acaba de salir ¿Se te ofrece algo? —preguntó.

—Oh, es que el profesor dijo que hoy podría revisar mis fotografías, pero creo que debería volver más tarde —se dio media vuelta pero antes de avanzar volvió a voltear a la oficina y habló—. ¿Tú eres novia del profesor?

—¿Disculpa? —Brenda tomó interés en la joven, ahora que le prestaba más atención vio que sus labios estaban apretados, como si quisiera seguir hablando y su rostro estaba completamente rojo. De nuevo aparecía otra enamorada de Israel.

—El profesor nunca deja entrar a nadie en su oficina —la joven estaba apretando contra su pecho una carpeta que Brenda no había visto—, sólo a su novia, pero nos enteramos que terminó con ella hace unas semanas... por eso...

—Sí —respondió Brenda—, hay algo entre nosotros. De hecho, deberías saber que el profesor ha puesto mi nombre como contraseña de su usuario en el ordenador —era verdad—, siempre utiliza el nombre de la chica por la que tiene interés como contraseña, puedes entrar ahora mismo y ver las fotos que tenemos juntos —también era verdad, Israel y ella habían asistido la semana anterior a un taller de fotoperiodismo y se tomaron varias fotografías juntos.

La joven inclinó su rostro y asintió.

—Entonces, volveré otro día.

Se fue corriendo dejando a Brenda sola. Casi se sintió mal por haberle mentido a la chica, pero el mismo Israel le había comentado los problemas que tenía en dirección porque las chicas universitarias se la pasaban coqueteándole, él había dicho que ser un profesor joven tenía muchas desventajas.

Al principio cuando se enteró que él era un profesor se sorprendió pues se veía muy joven para serlo, tenía 23 años, era recién egresado y le habían pedido que impartiera clases incluso antes de finalizar sus estudios pues la fotografía era su punto fuerte. En ese momento Brenda saltó de alegría internamente, pues un profesor había elogiado su trabajo y casi le había suplicado que formara parte de la gaceta universitaria.

Casi desde el primer día habían empezado a llevarse bien y para la primera semana Brenda sabía mucho acerca de él, como que tenía una hermana menor llamada igual que ella y que trabajaba en una agencia de modelaje, en donde tenían un problema con fotógrafos pues últimamente estaban renunciando muchos.

—Lástima que eres menor —había dicho Israel unos días antes—, estoy seguro que podrías trabajar medio tiempo en la agencia.

Brenda rio ante la idea de trabajar en una agencia de modelaje, le resultaba irónico ya que su cuñado era un ex modelo y además no se veía en ese tipo de ambiente, rodeada de personas que se preocupaban más por su imagen que por su salud, no gracias. Eso lo había aceptado Matt, quien durante un tiempo hizo ejercicio para mantener buena forma y terminó colapsando por no alimentarse bien.

A Brenda le gustaba comer las harinas y grasas que su cuerpo necesitaba y por nada del mundo iba a renunciar a los panqueques de su mamá. Seguramente en las agencias de modelaje solo había agua y pastillas para comer y cenar.

—Sí, qué lástima —le había respondido.

Por el momento estaba bastante a gusto de pertenecer a la gaceta, apenas había salido la primera edición del semestre y había recibido felicitaciones por parte del director de la facultad y desde luego de parte de sus compañeros.

Nunca lo había pensado pero le gustaría dejar una huella de que alguna vez estuvo en esa universidad.

Con una sonrisa cerró el cristal de la vitrina que protegía los lentes y le tomó una foto a su reflejo.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Место, где живут истории. Откройте их для себя