único

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El rito de las linternas, para algunos la noche mágica de Liyue, para otros una tortura.

La fría brisa de la noche movía los mechones de mi cabello, el cielo tenía ese azul profundo lleno de pequeñas luces brillantes y linternas adornando el cielo.

Me encontraba viendo los peces en el estanque hasta que siento la presencia de alguien sentarse a mi lado, no necesitaba voltear para saber de quién se trataba.

A dónde él iba, el viento me abrazaba.

- ¿Te encuentras bien? - Preguntó el de pelo verde azulado.

- Estoy bien, no te preocupes, solo me aburre el ambiente del festival.

- Supongo que esto no es para todos, cuando algo me agobia también suelo aislarme de la multitud - soltó una pequeña risa, la cuál era música para mis oídos. - Soy Xiao, ¿Cuál es tu nombre?

Xiao, si se quién eres, jamás podría olvidarme de un nombre tan bonito.

- Venti - Al fin me anime a voltear y la presión en mi pecho se hizo más fuerte.

Dirigió su mirada hacía mí, me dedicó una sonrisa y sentía derretirme ante su mínima mirada, luego observó el reflejo del estanque, seguí su vista y podía ver como las linternas iluminaban el agua.

- Nunca te vi en los festivales anteriores, ¿Es tu primera vez en Liyue?

- Es porque soy de Mondstadt, he venido varias veces a visitar a un viejo amigo, esta es mi primera vez en el Rito de las linternas. - Mentí, ya no se cuantas veces he vivido esta noche, pero no puedo ir contra Morax.

- Oh, entonces no sabes que se hace en esta noche, déjame explicarte. - Volteó su cuerpo en mi dirección.- En el primer día de luna llena del año se celebra el Rito de la Linterna de Liyue. Esa noche, todos lanzan linternas celestes y linternas Mingxiao al cielo...

Si lo sé, se absolutamente todo de este festival, lo especial que es esta noche para muchos habitantes de Liyue y para ti, que este sin dudas es tu..

- ... Es mi festival favorito - Susurró mientras sonreía al cielo, sus ojos estaban iluminados con la luz de la luna, ese color ámbar resaltaba en la oscura noche, esos dos luceros podrían iluminar cada sector oscuro de Teyvat. El solo verlos te cautivan y te hacen olvidar todas tus penas, esos pequeños ojos rasgados, son mi perdición.

Cuando su mirada se dirigió nuevamente a mí sentí mis mejillas calentarse y rápidamente aparte mi mirada.

- Lo siento, me quede ensimismado en mis pensamientos.

- No te preocupes, no se si es muy apresurado pero, no he prendido mi linterna y ya que esta es tu primera vez en el festival tal vez, podríamos encenderla juntos. - Ahora sus mejillas lograban ponerse de un tono carmesí.

- Oh, si claro, me encantaría.

En esos instantes tomó mi mano y nos dirigimos a la cima de la montaña de Liyue. Ahí arriba me quede embobado con la vista, podía ver hasta la punta de la alta montaña de Espinadragon, unos centímetros más arriba, estaba aquella isla, quién los mortales conocían como Celestia.

Si tan solo conocieran el infierno de aquel "Reino" al que tanto anhelan pertenecer con sus actos para conseguir su bendición.
Y, si la Órden Celestial llegará a enterarse que rompí nuestro acuerdo, definitivamente será el fin de Mondstadt.

- Venti, ven vamos a encender nuestra linterna. - "Nuestra", ambos esbozamos una sonrisa. - Puedes pedir un deseo si quieres, a la cuenta de tres... Uno, dos y...

Tres.

Soltamos la linterna hacía el cielo, ambos con los ojos cerrados, pedí mi deseo y cuando abro mis ojos puedo ver que él aún mantiene los suyos cerrados.
Bastaron unos segundos para que él me vuelva a mirar, esa mirada inocente llena de felicidad.

- ¿Has pedido tu deseo? - Asentí.- ¿Y cuál fue? - Preguntó curioso.

- ¿Acaso no era secreto? - Contesté burlón, nuevamente sus mejillas se sonrojaron.

- Nunca dije que lo fuera, todos los años pido el mismo deseo con la esperanza de que los dioses me escuchen, tampoco es que pido algo tan difícil de cumplir. - Sus ojos se llenaron de lágrimas y rápidamente corrieron por sus mejillas.

La deuda Kármica. Él solo quiere morir.

- Se que ellos van a escucharte Xiao - El nudo en mi garganta me impedía hablar.- Mi deseo es absurdo, pero se que lo cumplirán.

La noche solo pasó con agradables charlas, puede que seamos diferentes pero también coincidíamos en ciertas cosas.
Lo mucho que ama el tofú de almendras y como me pidió que cuando vaya a Mondstadt yo sea su guía para visitar Espinadragon para poder comerse la nieve.

Pequeño mocoso, sé que esta despedida dolerá por años, sé que tu ausencia dolerá y la tristeza consuma mi alma, pero si tuviera que tomar la misma desición una segunda vez... Lo haría.

...

Mis manos se encontraban llenas de sangre, no sé en que momento esto ocurrió.

- ¡Xiao! - Gritaba su nombre esperando que en uno de mis gritos reaccionará.- ¡Xiao! por favor responde.

Sus ojos lograron abrirse y dirigirse a los míos, mis lágrimas recorrían mis mejillas cayendo en su rostro.

- ¡¿Qué pasó?! Dime por favor quién fue el que te hizo esto. - Mis manos temblaban sobre sus mejillas esperando una, obvia, respuesta de su parte.

- Venti... ¿Qué haces aquí? -Sus palabras salían como suspiros y tomaba bocanadas de aire entre ellas.

- Xiao, dime que pasó, ¿Cómo fue que sucedió esto? -Mi mano se dirigió hacía el rastro de sangre que se encontraba en su pecho y aquella lanza que lo atravesaba.

Su rostro demostraba miedo pero sus ojos, aquellos malditos ojos ámbar, eran tranquilidad.

Yo solo esperaba una señal, el primer nombre para confirmar al responsable de esto, pero él no quería dar ese paso, hasta que en una bocanada de aire decidió hablar.

- Venti... ¿Sabes lo lindo que te ves a la luz de la luna? -Con sus últimas fuerzas formó una sonrisa y tomo mi nuca para acercarme a él y besarme.- Siempre serás mi salvador, gracias por acabar con mi sufrimiento, Barbatos.

Y en ese instante, cuando su agarre perdió fuerza y dejo de batallar para conseguir aire, cuando la última expresión de su rostro fue una sonrisa de paz. Pude soltar aquella lanza, esa que utilicé para acabar con su vida.

Esa lanza que me entregó para acabar con su deuda Kármica, que me suplicó de rodillas y llorando que por favor acabará con él, que demuestre mi amor y poder como un Dios cumpliendole su último deseo.

La luz de la luna iluminaba su rostro, solo alcancé a cerrar sus párpados y besar una última vez sus labios, prometiendome que iba a revertir esto, aunque me cueste mi vida, inmortalidad, poder como Dios y mi pueblo. Todo lo daría con tal de ver a aquel Adeptus feliz.

The night we met - xiaovenNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ