prologo

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Louis se aferró a su peluche de gato negro, con una mirada nerviosa en su rostro. El estaba confundido. Había pasado la noche en casa de sus abuelos, e incluso después, todos tuvieron que levantarse muy temprano e irse.

Extrañaba a su mamá y a su papá. Por lo general, disfrutaba de las fiestas de pijamas, pero esta era un poco más apresurada de lo que se sentía cómodo. Lo despertaron en medio de la noche.

No pudo encontrar a su madre y, a pesar de los intentos de su padre por consolarlo cuando lo dejaron en la casa de sus abuelos, no podía entender qué estaba pasando.

Se acurrucó junto a su abuela y trató de dormir, pero resultó ser más difícil de lo que inicialmente había esperado.

No hace falta decir que Louis estaba increíblemente cansado cuando su padre lo recogió a la mañana siguiente.

Era como una salida familiar, Louis nunca había visto a tantos miembros de su familia juntos a la vez.

Louis se aferró a su padre, sus ojos vagando hacia las pálidas luces. No estaba familiarizado con este extraño lugar, pero Louis tenía el presentimiento de que su madre estaba aquí.

¿Por qué si no estarían aquí todos los demás miembros de su familia?

"Mami dijo que te extrañaba..." le murmuró su padre. Louis levantó la vista, sus ojos se abrieron ante la idea de que su madre quisiera verlo de nuevo.

"¿Mamá?" preguntó Louis, su agarre sobre su padre solo se hizo más fuerte cuando entraron en una habitación desconocida.

Había tantas caras conocidas. Vio a su abuelo y abuela. Incluso vio a su bisabuela y a su tatarabuelo. Vio a su tía Alya y su tío Nino. Fue increíblemente fascinante para el niño pequeño. Se sentía como una especie de fiesta de cumpleaños.

Los ojos azules de Louis solo se agrandaron en el momento en que vio a su madre. Estaba acostada en una cama, con los brazos envueltos alrededor de una manta rosa. Louis frunció el ceño, ladeando la cabeza hacia un lado mientras la miraba con curiosidad.

Su padre lo colocó muy suavemente en la cama, el niño vacilaba en moverse hacia su madre.

Toda esa vacilación se desvaneció en el momento en que su madre le sonrió.

Su presencia en sí misma lo llenó con tal calidez que Louis se encontró arrastrándose hacia ella sin tener en cuenta la manta rosa que sostenía.

El niño vio a su padre moverse al lado de su madre. Su brazo se envolvió con mucho cuidado alrededor de su hombro, tirando de ella hacia sí.

"Louis..." murmuró su madre. "Me gustaría que conocieras a tu hermanita, Emma..." su madre abrió con mucha delicadeza la manta rosa.

Los ojos de Louis se abrieron con curiosidad. Un profundo rubor cubrió sus mejillas mientras se acercaba.

Dentro de la manta rosa estaba el bebé más hermoso que jamás había visto.

Una dulce niña arrulló, con los ojos cerrados.

Tenía el cabello oscuro como su madre y las pestañas más gruesas que jamás había visto.

Louis parpadeó lentamente, observando al bebé mover la cabeza entre los brazos de su madre.

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro ya que tenía un nuevo amigo con quien jugar junto con sus otros pequeños amigos Tikki y Plagg.

Emma Agreste.

Hermana pequeña de Luis Agreste

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